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Miércoles, 18 de mayo 2016, 18:55
Aunque actualmente sea mayoritariamente conocido por sus espectaculares portadas para la serie de George R. Martin Canción de hielo y fuego, el vallisoletano Enrique Jiménez Corominas mantiene una sólida trayectoria dentro del mundo del cómic que se inicia a finales de los 80. Comenzó en ... el ya clásico magazine Creepy, antes de publicar el monográfico Eyegray en la Línea Laberinto y pasar al mercado francés en 2004 con la serie Dontar. Su última incursión en el campo del noveno arte es Dorian Grey, una lujosa producción de 2011 que adapta la célebre novela de Oscar Wilde con gran fidelidad y espectaculares recursos gráficos. En su faceta como ilustrador, destacan las portadas de libros realizadas para editoriales como Integral, Minotauro y Gigamesh, donde aparece la saga que ha generado la serie televisiva Juego de Tronos.
Comienza a dibujar en las postrimerías del llamado boom del cómic con la serie Tragaldabas en Creepy. Siempre le atrajo el horror y la fantasía, ¿no es así?
Sobre todo, el terror. Toda la literatura del siglo XIX, sobre todo la inglesa y la victoriana, en general forma parte de mis lecturas de siempre. Aunque cuando empecé a dibujar cómic fuera un terror más al estilo de Stephen King. El tema fantástico, sin embargo, surge sobre todo cuando empiezo a trabajar con la editorial Gigamesh, es decir, hace unos quince años.
¿Qué recuerda de aquellos días?
Fue una época de aprendizaje, unos años muy divertidos. Yo estaba en Valladolid cuando me dieron el premio al mejor dibujante novel en la revista Zona 84 y ese fue un poco el detonante para que me pudiera dedicar a esto. Porque a partir de ahí me di cuenta de que realmente podía vivir del dibujo y me lancé a ello.
El siguiente paso fue Eyegray ¿Qué significó aquel intento de la Línea Laberinto por dar a conocer a los nuevos autores españoles de los 90?
Se trató de introducir el formato de comic-book en España pero con autores del país y se publicaron cosas que todavía se recuerdan. Eyegray fue un número único. Se trató de un intento por mi parte de hacer un cómic comercial, o al menos lo que yo entendía por ello, pero no quedé muy satisfecho con el resultado. Lo hice demasiado rápido, era la época en que me estaba trasladando a Barcelona El caso es que ahora mismo miro ese cómic y lo veo con nostalgia pero el resultado en sí no me gusta demasiado.
Sin embargo, a nivel gráfico sí que fue un cambio. Adoptó un estilo más expresionista
Eso sí. Me sirvió para experimentar un poco y superar mis influencias iniciales, que pasaban por Berni Wrightson, Richard Corben y los autores de la revistas de Josep Toutain. Y a partir de ese momento comencé a encontrar un estilo que me permitía entrar en otros campos. Como, por ejemplo, el de la ilustración.
Me dediqué a hacer portadas de libros y trabajé para editoriales como Planeta, Timun Mas y algunas otras durante casi una década. Fue un periodo muy importante, porque para mí una portada tiene que reflejar el contenido del libro y eso te enseña a estilizar, a sintetizar y a desarrollar muchos recursos, ya que cada libro es un mundo. Creo que de ahí aprendí bastante a utilizar todo tipo de técnicas pero sobre todo a hacerlo de una manera expresiva.
Y esta técnica pictórica es la que utiliza en su siguiente cómic, Dontar, un álbum realizado para Francia.
En realidad era una mezcla, ya que utilicé acuarelas y luego apliqué el verdadero color con el ordenador. Yo intentaba que cada una de las viñetas de Dontar fuera como una pequeña portada, contar con imágenes lo mismo que intentaba en las portadas de los libros. Tal vez fuera un poco experimental porque pretendía ser una trilogía y terminó siendo un único número, ya que el editor no me pagó el adelanto correspondiente al presentarle las primeras páginas del segundo. De algún modo, fue una oportunidad perdida.
Así llega a Dorian Grey, un proyecto muy singular y personal en el que ha invertido mucho esfuerzo, ¿cómo nació?
Fue un proyecto de esos que surgen una sola vez en la vida. Daniel Maghen es un editor francés que tiene una galería en París y vino a mi casa para ver originales. Me comentó que le gustaba mi trabajo pero que como no era conocido en Francia iba a ser difícil vender mis páginas a buen precio. Y entonces me preguntó que si querría dibujar un cómic, contesté que sí y me dijo que sobre qué tema me gustaría hacerlo.
Como mi libro favorito es El retrato de Dorian Grey se me ocurrió adaptarlo a las viñetas. Entonces él sacó una calculadora, hizo números, le pareció bien mi precio y me dijo que empezara. Me concedió todo el tiempo del mundo y me permitió mimarlo y hacerlo todo como yo quisiera. Así que supongo que estas condiciones de trabajo no se vuelvan a repetir en muchísimo tiempo.
¿Qué le atrae de este personaje?
Es mi novela favorita. Es una historia de terror pero también una intensa reflexión sobre el mundo del arte. Es importante que esa imagen del protagonista que va cambiando sea un cuadro, no un espejo. Porque tal como percibe esa obra de arte el espectador, que en este caso es Dorian Grey, deja que el cuadro vaya influyendo en él al igual que él, de alguna forma, influye también en el propio cuadro. Y a mí eso me parece fascinante.
¿Y a nivel plástico?
Visuamente intenté plasmar en la obra el mundo victoriano que refleja la novela. Con referencias a todo tipo de pintores y artistas de la época, como Lord Leighton o el propio Aubrey Beardsley, ilustrador de Wilde en Salomé. Este último me sirvió sobre todo para la parte en que Dorian Grey se sume en una especie de infierno estético.
Hablemos de sus ya célebres portadas para Canción de hielo y fuego ¿Se siente muy presionado por la estética de la serie de televisión?
En España el primer libro de esta serie se publicó hace ya unos trece años y yo he llegado a repetir esas portadas hasta tres veces. Por ejemplo, la primera la hice a partir de un resumen verbal que me hizo el editor, por lo que cuando apareció la novela decidí repetirla porque me parecía horrible. Cuando empezó la serie televisiva ya llevábamos publicados tres libros y había hecho bastantes ilustraciones sobre los personajes. Fue muy curioso, porque algunos de ellos, como Jaime Lannister o Catherine Stark, se parecían a los que describe Martin en las novelas pero muchos otros o el propio ambiente son algo distintos. Porque el primer libro es más bien literatura histórica con algunos ingredientes fantásticos pero cuando posteriormente empiezan a aparecer dragones y similares la cosa cambia.
Cuando empezó la serie de televisión, yo lo que intenté fue acercar la paleta de color de mis portadas a la estética de los episodios. Por eso también elegí el oleo, porque se pueden hacer unas texturas para elementos como castillos o cotas de malla mucho más realistas. Pero en cuanto a dibujar a los actores de la serie, no me lo he planteado nunca.
¿Su trabajo como portadista se ve contaminado por su experiencia como dibujante de cómic? ¿Se entrecruzan ambos medios?
Sí. Me muevo en un registro un poco extraño. Hay portadas para las que no me llaman seguramente por esa razón, porque vengo de dibujar cómics. Mientras que en el cómic tengo un punto de ilustrador que para algunos lectores puede resultar molesto. Para otros puede ser espectacular pero a menudo la ilustración en el cómic no aporta nada. Por eso yo intento cuidar la narración y que las historias que cuento sean interesantes, al mismo tiempo que aportar una atmósfera especial con esas técnicas pictóricas que aplico.
Aunque también depende de cada proyecto. En el caso de Dorian Grey me pareció interesante hacerlo así porque concordaba con la época que describía. Supongo que si se ambientara en la actualidad sería todo muy diferente.
¿Conoce a George R. Martin? ¿Sabe cuál es su opinión sobre su trabajo?
Sí. Es el típico escritor americano, muy profesional y que está encantado con el trabajo de todo el mundo alrededor de sus obras. Respeta mucho todo lo que añade algo a las ediciones en los diferentes países. Valora el trabajo de todos sus ilustradores y nos dijo que la edición española le encantaba, desde el tipo de papel a las propias portadas. De hecho, su casa está llena de ilustraciones originales enmarcadas. Solo se quejó de una edición alemana donde utilizaron una antigua ilustración de Frank Frazetta que no tenía nada que ver con la obra.
¿Cómo es él personalmente?
Es una persona encantadora, divertida y con un aspecto muy saludable. La última vez que vino a España, estuvimos en Barcelona firmando un día entero y él estuvo allí todo el tiempo, prácticamente sin levantarse de la silla. Fue algo impresionante y se entregó muchísimo.
¿Se sabe cómo avanza el próximo libro?
No. Él se ha disculpado varias veces y esperamos que se publique a finales de este año en inglés. Aunque tampoco está totalmente confirmado.
Para finalizar, ¿cuáles son sus proyectos?
Estoy preparando una exposición sobre Dorian Grey para el año que viene en la galería de Daniel Maghen, y también una serie de ilustraciones sobre Juego de Tronos porque se hará otra exposición en París con las portadas de todas las ediciones europeas de las novelas. Además, para el año que viene espero comenzar un nuevo cómic. Va a tratar sobre Lewis Carroll y será una especie de biografía inventada. El personaje es muy especial porque hay muy poco publicado sobre él; algunos libros pero prácticamente nada a nivel de cine, en parte porque su vida es un poco aburrida y en parte porque su acercamiento al mundo infantil es un tema un tanto delicado.
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