El enigmático genio del Bosco se desborda en el Prado

Con seis obras, el Prado disponía ya de la más notable y envidiada colección de este genuino precursor del surrealismo, Jheronimus Van Akaen,El Bosco en su naturalización española (Hertogenbosh, Holanda, hacia 1450-1516). Con las más de 56 obras en la exposición, -21 pinturas y 8 dibujos del artista- la pinacoteca se reafirma como la casa del Bosco'. Reúne el 75% de las obras que se conservan en todo el mundo -entre 21 y 25 según los autores- y será un imán por el poder de la boscomanía que atraerá masas y batirá, quizá, el récord de asistencia al museo, el medio millón de almas que se rindio al talento de Velázquez.

La apertura marca un punto y aparte en la polémica sobre la autoría de tres de las seis obras del Bosco que atesora el Prado: La extracción de la piedra de la locura, Las tentaciones de San Antonio Abad y Mesa de los pecados capitales. Para el museo son, claramente, de la mano del Bosco, y no obras del taller del genio holandés o de terceros, según el Proyecto de Investigación y Conservación de El Bosco, (BRCPD, por sus siglas en inglés) que dirige por Matthijs Ilsink.

Sin dudas

El Prado jamás dudó de la autoría de las tres pinturas cuestionadas por los holandeses, y mantuvo hasta hoy un respetuoso silencio desde que en enero se hicieron públicas las consideraciones del BRCPD. Ahora da sus razones en el prolijo catálogo y, tras nuevos estudios científicos, críticos y documentales. defiende con ardor la autoría del maestro holandés sin ningún género de dudas. «Son del Bosco y para mi no cabe duda de que son de su mano» explicaba Pilar Silva, comisaria de la exposición y jefa del Departamento de Pintura española (1100-1500) y Pintura flamenca y Escuelas del norte.

«No hay nada que nos indique que no son del Bosco, insistía la experta» para quien los argumentos del comité son «poco rigurosos» y en algunos casos «pueriles». «No nos convencen los argumentos de los expertos holandeses y no hay evidencias nuevas para sacarlos del catálogo» corroboraba Miguel Zugaza, director del Prado.

La estrella más fulgurante de la muetra es uno de los diamantes del Prado, El jardín de las Delicias, el enigmático tríptico del genio flamenco que adquirió Felipe II y que convive en el museo con la también magistral La Adoración de los Magos, pieza de madurez del Bosco y tenida por uno de sus mayores logros junto a El carro del heno.

La exposición incluye joyas que muy rara vez se prestan, como el Tríptico de las Tentaciones de San Antonio, que llega del Museo de Arte Antiga de Lisboa y con un permiso especial del gobierno portugés; La coronación de espinas (Los improperios), de la National Gallery de Londres, o Cristo con la cruz a cuestas, del El Escorial.

Ninguna de estas maravillas pudo verse en la exposición que Holanda dedicó al Bosco en su ciudad natal, s-Hertogenbosch o Den Bosch, Bolduqe en castellano, villa que no conserva ni una sola pintura de su artista más universal. El Museo de Norte de Brabante recibió 421.700 visitantes entre el 13 de febrero el 8 de mayo, cuando clausuró Jheronimus Bosch. Visiones de un genio que reunió 36 de las obras atribuidas al Bosco entre tablas y dibujos.