Un espacio redondo para cuadrar los clásicos

Un fenómeno parecido se ha vivido con la proliferación de librerías que suplen las carencias de un programa cultural institucional estable y coherente con las necesidades y dimensiones de la demanda. Al teatro en Cantabria, como viene demostrando, le sobra talento pese a lo exiguo de la geografía cultural, pero le falta ese reconocimiento práctico reflejado en un sustrato permanente y estable que sirve de punto de partida para todo tipo de iniciativas.

El último resquicio abierto entre las carencias, o al menos para hacer frente a ellas, se llama La Redonda. Nacho Fernández, profesional de la escena de largo recorrido, preside la Asociación del mismo nombre y es el impulsor del proyecto.

Un espacio teatral con tres señas de identidad diferenciadoras: su ubicación periférica; su condición abierta a mezclar la formación con la ventana abierta a otros creadores y propuestas, y su función de residencia permanente de una compañía, Hilo Producciones, que es uno de los colectivos más activos de la escena actual.

Además, al envase peculiar una antigua casa montañesa con su antigua cuadra rehabilitada y estancias tradicionales, transformada en un espacio diáfano que albergará un escenario central con su grada para un aforo de 120 personas, hay que sumar su contenido prioritario: la apuesta por los clásicos vertebrados, depurados y diseccionados, desde el respeto, la rigurosidad y el humor, por el colectivo que encabeza Sandro Cordero.

El proyecto es el segundo espacio escénico, cultural y polivalente, que nace desde la iniciativa privada en el municipio de Piélagos. Y se ubica en la periferia, a modo de exponente de una necesaria descentralización cultural. También responde al carácter inquieto de una serie de personas enraizadas en el hecho teatral, cultural, educativo, profesional, que buscan ese espacio estable que el sistema niega una y otra vez. Cantabria es la única comunidad autónoma en estos momentos que carece de un circuito profesional estable para las compañías.

La situación se compensa con redes temporales de actuaciones, a modo de festivales, ciclos e itinerarios que más bien «parchean una realidad con muchos agujeros». Es ahí, entre la necesidad y el trabajo incesante donde aflora La Redonda. Un espacio físico sí pero sobre todo la plasmación de una idea global de la cultura en la que confluyen comunicación, vínculo social, punto de encuentro para públicos y también para creadores.

Nacho Fernández, formado en la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Madrid, donde obtuvo la máxima calificación en la asignatura de Esgrima una de sus pasiones y a la que considera un pilar en el campo de la interpretación ha sido responsable, guionista y protagonista de numerosos proyectos escénicos, destacando además de su actividad como docente. Desde hace más de tres años buscaba la consolidación de un espacio, al margen de Santander, con una idea clara: «generar un punto de encuentro y retorno del hecho teatral en el que confluyeran la convivencia, la creación y la exhibición».

Maestro de armas en Fedra, dirigido por José Carlos Plaza; los Guiñoles de Canal+; maestro de armas y actor para Lom-Imprebís en sus espectáculos, Don Juan Tenorio y Quijote, o en el Hamlet de Lluis Pascual, el artífice de La Redonda pretende que la sala, más allá de lo físico, más de 110 metros cuadrados y espacios polivalentes, con grada y alturas que permite espacios balconados sobre la antigua cuadra del inmueble, sea un puente entre la formación y la creación. Fernández ha sido el director artístico en todos los montajes efímeros de Hilo producciones y esta será la compañía residente del espacio.

El Aula de Teatro de la Universidad de Cantabria, La Machina Teatro, la Escuela de Arte Dramático del Palacio de Festivales, en Cantabria, y la Escuela de Arte Dramático del Ayuntamiento de Madrid y la Escuela de Circo de ese ayuntamiento, más la Agrupación Deportiva de Esgrima Cántabra han forjado la labor de Fernández cuya apuesta conjunta con el colectivo de Sandro Cordero radica en tres pilares: ser referencia para gentes del teatro cántabro que se hallan fuera de la región, seguir apostando por la revisitación de clásicos como línea de trabajo y asegurar un vínculo con los públicos.

Trayectoria

Hilo Producciones surgió en Santander hace ahora casi ocho años de la mano de Begoña García, tras más de dos décadas de experiencia como productora teatral en distintas compañías nacionales. En la aventura le acompaña Sandro Cordero como responsable de la parte artística, autor, director y actor de sus montajes más emblemáticos. Colaboradores y amigos, «gente conocida o que vamos encontrando en el camino y con la que hacemos lo que nos gusta, trabajando como nos gusta», han alimentado la filosofía de su trayectoria que se mantendrá en esta línea de trabajo desde el nuevo espacio.

Desde sus inicios el colectivo teatral ha apostado por dos líneas de trabajo: Las revisiones de los textos teatrales clásicos, «que nos permiten acercar los grandes autores al público actual»; y las producciones efímeras, las que creamos para cubrir las necesidades específicas de un cliente concreto». Anoche daba el primer paso en Enclave Pronillo su nuevo montaje, Cervantada, reflejo claro de las señas de identidad de Hilo. Grandes clásico literarios, rigor y humor.

Cordero y Begoña García subrayan que su trabajo siempre tiene un objetivo primordial y un destino esencial: «Crear públicos y captar audiencias para hacer llegar el teatro a los más jóvenes, al público que está por venir». Por ello hacen hincapié en el trabajo desarrollado en campañas para escolares Cole al teatro, una campaña creada desde la iniciativa privada de la propia compañía en colaboración con instituciones municipales y en proyectos de creación de audiencias de base, caso de Zafarrancho; Will is in the air, que acercó el espíritu de Shakespeare al aula; o Teatralizarte, que difundió el teatro en la ciudad de Santander en espcios no teatrales.

La nueva sala nacerá el próximo día 26 tras una presentación previa oficial. Esa misma fecha el municipio de Piélagos inaugurará su Centro Quijano con el objetivo de abordar un programa estable de exposiciones, conciertos y actividades culturales. El Consistorio quiere convertir este espacio en un centro polivalente y multiusos. El edificio emblemático e histórico para los vecinos del municipio, que albergó un hospital y después ha sido destinado a distintos usos, entre ellos el de escuela y vivienda, es propiedad de la Junta Vecinal de la localidad, y está sujeto a la figura de protección como Bien de Interés. En paralelo, hace ahora dos años Ábrego creó La Teatrería, un espacio de formación, creación y exhibición, que abrió sus puertas en Oruña de Piélagos. Ábrego Producciones, una de las grandes protagonistas de la vida teatral de Cantabria del último cuarto de siglo, convirtió su sede habitual en un espacio multifuncional que ya ha dado cabida a festivales y estrenos.