"Alicia es mágica y bajo una luz negra traspasa las barreras del idioma"

Alicia es adulta. Vive entre dos mundos separados por un espejo donde visualiza su pasado, su niñez. Pavel Marek dirige hoy en el Palacio de Festivales al Teatro Negro de Praga en su original espectáculo Alicia en el País de las Maravillas, un montaje donde se presenta a «una niña mágica que se mueve bajo una luz negra que traspasa las barreras del idioma». Porque no hay palabras en este montaje, solo sonido, luz, música, baile, mimo y unos coloridos accesorios. Los actores están rodeados, en un escenario completamente negro, envuelto en una luz ultravioleta.

La técnica del Teatro Negro «se ha enriquecido con un nuevo y exclusivo sistema de vuelo y también con el uso de películas animadas proyectadas sobre el escenario con diferentes formatos». Así lo explica su director, quien recuerda que «han pasado muchos años desde que estuvimos en esta hermosa ciudad, pero se me grabó en la memoria el público y el teatro». Reconoce que no siente la dirección de teatro como un trabajo «porque disfruto y me lo paso muy bien». ¿Su mayor motivación? «Que el público salga contento cuando se baja el telón».

«Nuestra Alicia es diferente, mágica. Aparece bajo una luz negra que traspasa las barreras del idioma», indica Marek quien parte del cuento de Lewis Carroll «para viajar a un mundo fantástico y lleno de poesía». Y es que en lugar de textos verbales, trabajan con música, efectos de sonidos, animaciones de video y muñecos gigantes para crear el maravilloso mundo de Alicia.

«Alegría, serenidad, claridad y magia» son las claves de su éxito, reconoce Pavel Marak quien explica que el Teatro Negro de Praga incluye en su repertorio, además de Alicia en el país de las maravillas, a Gulliver, El Baron Munchhausen, Don Quijote o La Flauta Mágica de Mozart. Precisamente estos dos últimos son sus dos montajes favoritos: «maravillosos e inolvidables», resume su director. Ahora trabaja en una nueva versión La Flauta Mágica, una historia sobre la música de Mozart.

El Teatro Negro de Praga es, según Marek distinto a otros por sus trucos de teatro y magia. Y es que, explica, «sobre el escenario una máquina voladora única permite a los actores volar muy cerca de los espectadores». Y aunque tuvieron imitadores, nadie ha conseguido quitar el puesto a esta compañía. ¿El motivo? «Hacemos nuestros trabajo con humildad y nuestra principal fuerza es el amor por el teatro». El uso de las nuevas tecnologías no ha sido ajeno al Teatro Negro de Praga, aunque su principal medio para la animación es la luz negra. Pavel Marek conoció el mundo del teatro cuando era un niño de cinco años. Le eligieron para hacer un papel en un película de cine. «Me fascinó tanto que he permanecido fiel a él toda mi vida».

El Teatro Negro de Praga se creó hace once años. En sus espectáculos no hay palabras, solo magia y poesía. Alicia estará hoy en el escenario acompañada por pulpos danzantes, flores cantarinas y figuras de ajedrez que cobran vida. Alicia vuela, se encoge y desaparece. Diez intérpretes, vestidos y maquillados de blanco o de negro, dirigidos por Pavel Marek, representan este espectáculo que permite, a través de la fantasía, mostrar dos mundos separados por un espejo con una Alicia adulta que ve su primera niñez, su despertar a la madurez y a los conocimientos y las desilusiones de la vida. Todo ello acompañado por la música de Petr Hapka, se mezclan para propiciar una experiencia teatral insólita.

Esta compañía es heredera de otras agrupaciones teatrales vanguardistas que buscaron nuevos lenguajes para esquivar la censura en la época comunista. Sus integrantes ya habían utilizado esta técnica de teatro con anterioridad en Estados Unidos.