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joseba vázquez
Lunes, 12 de diciembre 2016, 18:36
El sudafricano Kevin Carter hizo la foto de su vida en Sudán en 1993. La de su vida y algo más. La fotografía fue publicada por The New York Times y al año siguiente le valió a su autor el Premio Pulitzer. ¿Qué vemos en ella? Un niño desnutrido, famélico, en apariencia a punto de desfallecer, y un buitre expectante, tal vez a la espera del desmayo del pequeño para lanzarse sobre él. Carter hizo algunos disparos más y se fue. Al fotógrafo se le reprochó que abandonara a su suerte al infante, que le negara una ayuda, que le dejara morir. Se dijo que él era el auténtico carroñero de la imagen... En julio de 1994, a los dos meses de recoger el Pulitzer, el reportero se suicidó. Tenía 33 años.
Joao Silva, un colega de Carter que se encontraba cerca de él cuando tomó la polémica foto, denunció una injusticia. Silva explicó que ambos llegaron a la pequeña aldea sudanesa de Ayod con un equipo de Naciones Unidas enviado para distribuir comida, que los padres del niño recogían alimentos a unos metros, que la criatura estaba bajo custodia de la ONU, como demuestra la pulsera blanca de su muñeca derecha, que el buitre solo esperaba la marcha de los humanos para picar algún desperdicio... Y que su compañero únicamente buscó el encuadre adecuado para dotar de mayor fuerza a la escena. ¿La foto ha perdido impacto ahora? El morbo a menudo vende y esa imagen tremendamente poderosa, estremecedora, removió conciencias en el mundo rico. El autor logró así en un instante mucho más que la mayoría de sus críticos en años.
Según sus allegados, Carter no se suicidó solo por la persecución pública a que fue sometido. El reportero ya sufría serios problemas familiares, tenía una personalidad depresiva, tomaba estupefacientes y poco antes su amigo Ken Oosterbroek murió de un balazo mientras cubría una revuelta en Johannesburgo. Y para los amantes del relato negro... más madera: el pequeño en cuclillas no fue devorado por ningún buitre. Kong Nyong, que es su nombre, sobrevivió a la hambruna pero no a otros males. Unas fiebres acabaron con su vida en 2007, con solo 17 años. Hay historias que empiezan mal y acaban peor.
Es el protagonista de una de las instantáneas que han pasado a la Historia por su valor documental o simbólico. En este enlace puedes ver otras que hemos seleccionado.
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