Pepe Viyuela se encierra en La Redonda

Bajo la dirección de Elena González, Pepe Viyuela propone una reflexión sobre lo cotidiano desde la perspectiva de un payaso. El personaje vive la experiencia de haberse quedado atrapado en el escenario. Cuando entra en escena no sabe dónde se está metiendo. Es un personaje engañado que entra porque le han dicho que ese es el camino y, de pronto, se encuentra frente a un público que le mira y parece exigirle algo.

Él no viene a actuar pero se ve obligado a ello. El terror que provocan las miradas de ese público lo lleva a querer escapar, a buscar una salida. Solamente hay una, pero hay alguien invisible que le impide escapar y le obliga a permanecer en el escenario, enfrentándose a esos ojos que no se apartan de él. Desde ese punto de partida, Pepe Viyuela, sólo ante el peligro, se deja observar por el público, luchando contra los elementos que parecen rebelársele. Como compañeros de reparto, tan solo una maleta, una guitarra, su funda, una silla y una escalera.

Con ellos como escudo juega e improvisa, sufre y se divierte. Los objetos se transforman en sus manos en grandes amigos o en terribles enemigos porque ha olvidado, o quizás nunca supo, cómo utilizarlos.

Como un niño, se enfrenta por primera vez a los objetos, para nosotros cotidianos, de simple manejo, pero para él misteriosos y sorprendentes. Porque subirse a una escalera o ponerse una chaqueta son para él tareas casi imposibles. Viyuela nos pone frente a una metáfora en la que el payaso es cada uno de nosotros y su juego nuestra vida, en la que estamos obligados a existir y actuar, no sabemos dónde nos hemos metido y debemos seguir adelante. Encerrados es fruto de años de trabajo, en los que tanto la directora como el humorista, construyen el personaje y sus peripecias.