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Yexus
Lunes, 13 de marzo 2017, 09:19
El autor de una versión dibujada de 'La guerra civil española', de Paul Preston, y de la biografía del niño cantante Joselito publica la novela gráfica 'Vidas ocupadas'. En ella, el malagueño José Pablo García viaja a Palestina para conocer de primera mano y mostrar en sus viñetas las dificultades a que se enfrenta un pueblo que sobrevive en condiciones extremas.
¿La realidad que ha conocido en Palestina dista mucho de la que ofrecen los medios de comunicación?
Sí, porque sólo se nos habla de ellos cuando son noticia, es decir, siendo víctimas de algún bombardeo o con motivo de algún atentado. Que el problema con Israel sea tan antiguo y con pocos visos de evolución se traduce en que se les dedique menos tiempo; y más si existen otros temas como el de los refugiados sirios, que lo eclipsan por su actualidad y urgencia. Allí he podido descubrir, por ejemplo, que tienen un gran sentido del humor y bromean constantemente, y también que son muy hospitalarios.
¿El protagonismo del propio autor es más efectivo que el reportaje en tercera persona?
En un principio me planteé la idea de no aparecer yo, porque jamás me había dibujado como personaje de cómic, y que el protagonista fuese mi acompañante, Max. Quería contarlo todo desde mi punto de vista con una voz en off. Pero creo que la historia resulta más cercana y es más fácil conectar con el lector apareciendo yo. De otro modo, no sé cómo hubiese contado algunas anécdotas surgidas en el viaje.
¿Fue difícil mantener el equilibrio entre información, narratividad y amenidad?
Este proyecto se concibió para sensibilizar sobre la inseguridad alimentaria, la falta de agua y medios de vida del pueblo palestino, así que había multitud de asuntos de los que había que hablar obligatoriamente. A su vez, el viaje que realizamos tenía que servir como hilo conductor. Había que tener cuidado para que esa alternancia entre mi experiencia, la documentación y el contexto histórico no entorpeciese el ritmo narrativo.
¿Ha sido difícil el proceso de documentación?
Sí. Y más teniendo en cuenta la cantidad de notas y fotografías, más de 2.000, tomadas durante el viaje. Hay temas muy complejos, de los que he tenido que buscar información complementaria, como es el caso del problema del agua en Gaza. En él intervienen multitud de factores interconectados y me costó mucho dar con la forma de narrarlo con claridad.
¿La intencionalidad de la obra condiciona el estilo gráfico?
Sí, pero no he tenido que forzar las cosas. Mi estilo habitual de dibujo creo que se adapta bien tanto al humor como a los momentos más dramáticos de la historia. La decisión de utilizar un bitono anaranjado tirando a sepia fue debido a que funcionaba mejor que el color para transmitir la crudeza de algunos episodios.
'Vidas ocupadas'
José Pablo García, 88 páginas 16 euros, Dibbuks
Cuando se cumplen 50 años de ocupación, el autor de esta obra se traslada a Palestina para conocer de primera mano las duras condiciones de vida de sus habitantes.
Acción Contra el Hambre es la ONG responsable de este proyecto, un libro de viajes que narra en primera persona la cotidianidad de cuatro millones de seres acosados por la pobreza, la injusticia y la represión del estado de Israel. La visita de José Pablo García a ciudades como Jerusalén, Nablus, Ramala o Gaza durante diez días está plagada de anécdotas cotidianas que pueden suscitar la curiosidad. Pero, sobre todo, la visita aporta una visión veraz de la problemática a que se enfrenta un pueblo que, más allá de la política o la religión, solo aspira a vivir con dignidad mientras se resiste a perder la tierra de sus antepasados.
'Palos de ciego'
El Irra, 136 páginas 20 euros, Astiberri
Brillante debut de un nuevo creador con una obra enclavada en lo más duro y profundo de sus propias raíces. Porque su escéptico y cansado protagonista regresa al barrio sevillano de su adolescencia en busca de estabilidad y de un amor olvidado. Es el mismo barrio que conoce y en el que nació el propio autor de este libro.
Ello permite mostrar la Andalucía más suburbial y castiza: la del desempleo, la violencia y la superstición, donde rige la cruda ley de la calle, el trapicheo, los lazos familiares y el odio. Hay algo de western crepuscular en esta historia fatalista que rinde homenaje a Frank Miller mientras ofrece una tipología urbana tan singular como verosímil. Un costumbrismo descarnado de atrevida estética y con una banda sonora de Triana, Nino Bravo y el cantaor flamenco Demófilo.
'Alpha'
Bessora y Barroux, 128 páginas 22, 50 euros, Norma
La terrible realidad de la inmigración desde el tercer mundo queda de manifiesto en esta obra. Alpha es un ebanista que vive a duras penas en Costa de Marfil pero quiere llegar hasta París, donde recuerda que su cuñada tiene una peluquería. Su mujer y su hijo partieron antes, siendo su paradero incierto, por lo que el protagonista debe afrontar un largo viaje pautado por el hambre, la miseria y el miedo, sometido a la ambición de los hombres y las fuerzas de la naturaleza desencadenada.
Con un trazo esencial y vigoroso, cercano al expresionismo, el dibujante describe esta ruta que atraviesa Mali, Argelia Marruecos y las temidas alambradas de Ceuta y Melilla, mientras las vidas y las ilusiones van quedando irremediablemente perdidas entre la arena del desierto y las aguas del Mediterráneo.
'Historias negras'
Alfonso Font, 96 páginas 25 euros, Planeta
A través de una colección de piezas breves, Font ofrece una visión del mundo extremadamente pesimista pero fundada en escogidos y preclaros ejemplos. Algunos proceden de la vida real y otros son puro fruto de su imaginación, aunque no por ello resultan menos auténticos o dolorosamente reconocibles. Su maestría narrativa queda patente en la resolución de estas historias concentradas que hablan de la estupidez, la indolencia, la hipocresía y la crueldad del espíritu humano, y lo hacen con una ironía negrísima que a menudo roza el esperpento. En ellas se demuestra claramente que no solo la guerra, la pobreza, la religión o el hambre generan consecuencias aciagas; también puede surgi la tragedia en un sencillo accidente de tráfico, un rutinario funeral o un día de campo normal con la familia.
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