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El hombre de teatro salta del escenario teatral al urbano. Valcarce apuesta por el espíritu cívico y la crítica.
"La especulación ha sido una constante en el desarrollo de Santander"

"La especulación ha sido una constante en el desarrollo de Santander"

El autor teatral asegura que la ciudad "no se caracteriza por conservar espacios y edificios". "Se han cargado obras de una modernidad intensa"

Guillermo Balbona

Domingo, 2 de abril 2017, 08:02

¿Cree que la apertura del Centro Botín transformará la ciudad?

Según de qué tipo de transformación hablemos. Desde un punto de vista profundo e interno, ningún edificio ni centro de arte, por sí solo, transforma una ciudad. Para ello, el proyecto debería haberse ubicado en otro lugar y encuadrarse en una intervención global, al modo de lo que ocurrió en Bilbao. Ahora bien, de manera parcial sí que hay una transformación física de una zona de la ciudad. El soterramiento del tráfico y el acercamiento de los jardines a la mar son cambios positivos. La construcción de un edificio en un espacio que no necesitaba ninguna intervención, es un cambio negativo.

Fundador de La Machina y director del Aula de la UC

  • el perfil

  • Fundó en 1991 la compañía La Machina, referente histórico de la vida teatral de Cantabria. Francisco Valcarce, director de escena, dramaturgo, crítico y colaborador en prensa, es autor de más de un centenar de artículos sobre artes escénicas.

  • La Universidad de Málaga publicó trabajos suyos como Teatro Contemporáneo un espacio para la investigación y la imaginación. Influencias e impregnaciones (Apuntes para una historia de la innovación escénica).

  • Director del Aula de Teatro de la Universidad de Cantabria y de la Muestra Internacional de Teatro Contemporáneo, es autor de Memoria del adiós, El aprendiz, Madre Prometeo y El dolor del tiempo. En la gestión alterna trabajos de asesoramiento, organización de cursos y talleres y producción de programaciones.

  • Ha recibido premios en el Certamen Nacional Arcipreste de Hita, la Muestra Alternativa Internacional del Festival de Otoño y el Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación en 2012, entre otros.

¿Qué le sugiere el diseño del edificio de Piano y su integración en el entorno?

Si este edificio lo hubiera diseñado un arquitecto regional o un profesional anónimo, seguro que estaría encantado del talento creativo de esa persona. Al hacerlo una estrella de la arquitectura con fantásticas obras en otras ciudades, este Centro me parece una pieza menor, un contenedor adherido a su entorno de manera no especialmente natural. No obstante, para emitir un juicio completo y justo hemos de esperar a contemplarlo sin grúas ni vallas y han de conocerse todos los espacios interiores, comprobando que su uso es el óptimo para los fines concebidos. Seguramente, con el paso del tiempo nos pasará como con el Palacio de Festivales, nos acostumbraremos: el espanto inicial se convirtió en algo asumido y querido.

¿Cree que existe una concienciación de que vivimos un cambio de mentalidad en el vínculo entre ciudad y cultura?

En cierto modo sí, pero tampoco se trata de echar las campanas al vuelo. Es un cambio de mentalidad limitado y parcial, algo que, pienso, forma parte de un proceso que, iniciado hace ya varios años, va evolucionando paulatinamente. En ese sentido, han contribuido varios factores, desde la labor de las grandes estructuras hasta el trabajo de los más modestos (y no tan humildes) agentes.

¿Qué necesidades más acuciantes tiene Santander en su empeño por ser la ciudad de la cultura?

¿Qué es la ciudad de la cultura? ¿Una ciudad llena de programación cultural, de festivales, de exposiciones, de museos? ¿Es Málaga el modelo? ¿Es Bilbao o Barcelona? De momento, pensemos en el tamaño y estructura de Santander. ¿O una ciudad de la cultura es aquella en la que sus ciudadanos participan de la actividad cultural con regularidad, que consumen cultura con criterio, que son capaces de apreciar la calidad de los productos, que se atreven a patear la mediocridad, que leen asiduamente, que invierten en la medida de sus posibilidades en obras de arte, que compran discos, que defienden y apoyan a sus creadores, que tienen sentido cívico? Por otro lado, ¿es posible una cultura sin educación, sin formación? ¿Es, entonces, necesaria una Facultad de Filología, o unos estudios de Arte? ¿O un Conservatorio Superior, en vez de dos Medios? En cualquier caso, se trata de que ese discurso institucional no sea mera propaganda y se quede en un sermón vacío de contenido. Si va de verdad el órdago, pues que se invierta en todas las direcciones, eso sí, con planificación y criterio.

¿Diría que Santander ha roto esa huella enquistada en su ADN de comodidad y ensimismamiento?

No del todo. Aunque en ciertos sectores ha podido producirse esa ruptura, lo cierto es que sigue habiendo un cierto espíritu lampedusiano de cambiar todo para que nada cambie. Así, en bastantes acciones, hay más ruido que nueces; muchos hábitos institucionales continúan funcionando mediante la improvisación y la ausencia de criterios; el ombliguismo sigue estando presente y demasiadas voces permanecen ancladas en qué hay de lo mío. Pero también es cierto que algo empieza a moverse. Que, desde diferentes frentes, se ha contribuido a ofrecer una mirada más amplia.

¿La calle debería tener más protagonismo en el Santander del siglo XXI?

El protagonismo ha de ser de los ciudadanos. Y estos han de ocupar la calle, convertirla en una plaza de convivencia, en el ágora. Recuperar la calle como espacio de libertad y de actividad lúdica y cultural, en un ejercicio de explosión cívica que haga entrar en ebullición la ciudad. Hay algún ejemplo ya de ello. Pero, ¡ojo! no confundamos esto con operaciones comerciales al servicio de determinados intereses.

¿Debería haberse afrontado el Centro Botín de otro modo?

  • - Debía haberse ubicado en otro lugar, manteniendo el diálogo con la bahía, no alejado del centro. El elegido no necesita esto.

¿Qué opina del proyecto del Archivo Lafuente/Reina Sofía y de la Fábrica de Creación?

Un amigo arquitecto me dijo que proyectos como el del Archivo Lafuente no tienen sentido hoy en día que todo puede ser digitalizado y colgado en Internet. No estoy de acuerdo. Los documentos y obras relativos al arte del siglo XX que encierra ese Archivo me parecen de un interés supremo, muy por encima de otras propuestas. Considero un lujo tener en Santander ese proyecto vinculado, además, al Reina Sofía, con los beneficios expositivos que puede haber. Respecto a la Fábrica de Creación, en un principio puede ser algo muy positivo, pero para ello han de definirse sus contenidos, estar dotado con un presupuesto digno y tener una gestión transparente, rigurosa y profesional, alejada del diletantismo amateur.

Defina su modelo de ciudad

  • Amable con sus ciudadanos, cómoda, en paz con la naturaleza, sin diferencias entre centro y periferia, donde la cultura nos inunde y todos los que van al fútbol consuman cultura.

¿El CB debe ser exponente de las sinergias entre lo privado y lo público?

Es curioso cómo, en ciertos momentos, se ha invertido algún discurso. Desde siempre se ha considerado que el sector público debía acometer aquellas operaciones que no podía afrontar el privado por las razones que fuera: económicas, de formato, de contenidos Y resulta que, de un tiempo a esta parte, esto funciona al revés; como desde lo público no se realizan ciertas acciones, es la iniciativa privada la que asume ese compromiso. Curioso. En todo caso, la defensa que hay que hacer de lo público, es incuestionable. Pero ueno, efectivamente, el Centro Botín puede erigirse como un buen ejemplo de esas sinergias.

¿Hacia dónde debe dirigirse el Santander del siglo XXI?

  • Hacia una ciudad que vea la cultura como algo propio, necesario; elaborar sinergias con las comunidades vecinas y construir nuevos modelos económicos.

¿La urbanización y planificación arquitectónica de Santander refleja la marca hacia lo especulativo?

Desde tiempos inmemoriales, la especulación ha sido una constante en el desarrollo urbano de Santander. Movimiento ciudadano, autorizadas voces críticas y políticos decentes deben plantar cara a cualquier nuevo intento especulativo..

Si a medio plazo se consolidan determinados proyectos, ¿hacia dónde se debe encaminar la ciudad?

Si se consolidan de verdad, lo tiene fácil: un diálogo entre tradición y vanguardia. El patrimonio prehistórico en relación con la contemporaneidad.

¿La huella de Santander 2016, aunque frustrada, marcó un antes y un después en el futuro de la ciudad?

¿Qué debe primar en el eje Centro Botín- Santander?

  • Además de colocar a la ciudad en el mapa internacional del arte, comunicación y formación. Y apertura a los más interesantes creadores locales.

Hay que reconocer que la operación Santander 2016 supuso un cierto revulsivo en la actividad cultural de la ciudad. Pero sin exagerar, pues habría que echar cuentas. Y, junto a propuestas interesantes, hubo ocurrencias estúpidas. Quizás sea desorbitado considerar que ha marcado el futuro de la ciudad, pero sí ha dejado herencias valiosas.

¿Cree que se busca la ciudad espectáculo, el oropel y el celofán para cubrir muchas carencias?

Esa es una característica de la mayor parte de las políticas culturales de cualquier territorio. Es decir, la puesta en escena grandiosa que esconde la nada. El montaje estético como fin. Pero ni siquiera tengo la seguridad que eso ocurra en nuestra ciudad..

¿Qué tres medidas abordaría para transformar la ciudad?

  • ¿Solo tres? Frente Marítimo, Barrios, Cabildo. Es preciso que los proyectos vayan para adelante con solidez. Y más necesario que nunca es un gran Mupac.

¿Con qué teatralidad (movimiento, obra...) asocia Santander?

Ja, ja. Podemos jugar... Santander es una ciudad contradictoria, así que puede asociarse con obras y corrientes opuestas. Quizás, en otro tiempo, estuvo más próxima a novelas como El gatopardo (indirectamente citada anteriormente) o La Regenta. Y participa de los postulados del naturalismo, pero a veces parece surrealista. Es, también, una ciudad chejoviana con personajes chejovianos. Pudiera ser, también, la protagonista de Nuestra ciudad de Thornton Wilder. Y, claro, Santander siempre estará Esperando a Godot.

¿ Se ha descuidado el lado emocional de Santander? ¿Ha existido dejadez con determinadas tradiciones?

Es evidente que Santander no es una ciudad que se caracterice por conservar espacios y edificios singulares. Se han destruido teatros y cines. No queda ni un café antiguo. Se han cargado obras de una modernidad intensa, como las cafeterías que diseñó Ricardo Lorenzo. Fue más sugestivo tener un aparcamiento que conservar la antigua Lonja Cuando viajo a otras ciudades, siento envidia y una profunda rabia.

¿A qué proyecto daría prioridad para hacer ciudad?

¿Qué es hacer ciudad? Proporcionar a los ciudadanos unas herramientas que fomenten su espíritu cívico, doten de una esencia crítica, enriquezcan su formación y alimenten un consumo cultural de calidad.

¿Necesitamos una marca Santander?

Cada vez que escucho el término marca pienso en coches, perfumes y detergentes. Es algo que vinculo al marketing comercial y a la publicidad, muchas veces engañosa. No tengo claro ese concepto aplicado a la ciudad. No creo que deba buscarse una marcadefinida. Y pocas ciudades lo tienen. Y, seguramente, Santander ya tiene sus señas de identidad (cara al exterior, quiero decir): el banco que lleva su nombre, la bahía, la UIMP, la Magdalena ¿Alguien piensa que otra marca va a superar esas otras?

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