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Guillermo Balbona
Lunes, 15 de mayo 2017, 07:19
El arte conceptual español abarca varios fondos destacados del Archivo Lafuente. Empieza a ser extraño que una determinada etapa o movimiento no esté representado de forma rigurosa y, siempre desde la excelencia, en los fondos santanderinos del empresario y coleccionista. Como en el caso de ... Isidoro Valcárcel Medina, Elena Asins o Concha Jerez, la figura de Francesc Abad está presente de forma notoria en el Archivo. Ahora, en su labor de editor (Ediciones La Bahía), José María Lafuente acaba de publicar Francesc Abad / Xavier Nueno: Napa(s). Persistir en lo inacabado, complementado por el Libro de artista de Francesc Abad, sin paginar / ensayo de Xavier Nueno. Es una de las cinco novedades editoriales que ha afrontado este año, en algunos casos ligadas directamente al Archivo o de manera paralela.
Abad (Terrasa, 1944) artista multidisciplinar y autodidacta, inició su trayectoria creativa en la pintura hacia 1965 siguiendo la estela del artista norteamericano Barnett Newman. En 1971 abandona la pintura y continua su actividad artística en el marco histórico del arte conceptual en Cataluña a principios de los años setenta tras una estancia en Nueva York. Es miembro fundador del Grup de Treball, uno de los colectivos artísticos más relevantes del arte conceptual en España. En su singular trayectoria y tras varias exposiciones, su obra toma un nuevo rumbo al vincularse al pensamiento filosófico de determinados intelectuales contemporáneos. Destaca especialmente su trabajo sobre el pensador alemán Walter Benjamin o su proceso de investigación y recuperación de la memoria histórica y las víctimas olvidadas del franquismo. En su archivo asoman catálogos, recortes de prensa, revistas, carteles, impresos efímeros y material diverso producido y recogido por el artista en Barcelona y en su etapa de Nueva York.
La publicación sobre Francecs Abad, artista para quien una parte importante de su trabajo surge «de la pérdida, de la ausencia» y con un objetivo claro, «contar aquel tiempo que ya no es desde la sombra o la huella de la desaparición, el lugar de una nueva mirada», será presentada este verano en Santander y en el Reina Sofía en Madrid. Antes Lafuente había editado, junto a This Side Up, Grotesca, chupada, negra, y para colmo estrecha. Escritos sobre Diego Lara, con textos de doce autores. En Santander presentará este volumen Fernando Huici el próximo 15 de junio en la librería Gil.
En breve verá la luz en Ediciones la Bahía el ingente estudio Felipe Boso: Mi jaula es una celda (correspondencia, 1969-1983)en edición, selección y prólogo del poeta Juan Antonio González Fuentes y epílogo de Javier Maderuelo; y en preparación se vislumbran las obras de Jaime Vindel, El colectivo artístico La Familia Lavapiés y la Unión Popular de Artistas; y de Ricardo Boglione/Rodrigo Gutiérrez Viñuales, Latinoamérica: modernidades gráficas (1915-1940).
Al margen la presencia del Archivo Lafuente se refleja no solo en adquisiciones, acuerdos con colecciones y museos y centros de arte, sino en una intensa actividad expositiva. Desde mayo del pasado año y hasta mayo de 2018 se cifran en una treintena las exposiciones que han contado o cuentan con fondos del Archivo. Trece muestras ya han finalizado en emplazamientos como Nueva York, México o Zurich. En curso están cinco muestras, del Musac a la Fundación March, pasando por el Centro Paul Klee de Berna. Y los proyectos abarcan desde el Hammer Museum de Los Angeles al Thyssen o el Brooklyn Museum de Nueva York.
Del 3 de agosto al 3 de septiembre, el Archivo Lafuente volverá a producir una muestra en el Palacete del Embarcadero de la Autoridad Portuaria. En este caso, dentro de su configuración sobre el diálogo del concepto y la imagen, este verano expondrá una selección de las dos últimas incorporaciones al Archivo: el fondo Diego Lara y la histórica Revista Poesía.
En paralelo al crecimiento del Archivo, sus fondos protagonizan total o parcialmente numerosas exposiciones mediante colaboraciones que comprenden más de una veintena de entidades e instituciones nacionales y otras tantas internacionales. El Archivo, para estas u otras funciones de investigación, trabaja siempre desde Cantabria y actualmente lo integran doce documentalistas, conservadores, diseñadores gráficos cántabros. La paradoja es que pese a ser probablemente la empresa cultural cántabra con mayor proyección exterior no recibe ninguna subvención o ayuda. Al margen de su sello internacional aloja fondos de Beltrán de Heredia, Julio Maruri, Rafael Gutiérrez-Colomer, Xesús Vázquez, Eduardo Gruber y así hasta integrar más de 10.000 items de Cantabria.
El corpus documental del Archivo está estructurado en cinco grandes bloques, los conjuntos documentales: Europa (1900-1945): Vanguardias históricas, Revolución Tipográfica, Revistas de Vanguardia; Arte Internacional (1945-2000): Internacional Letrista, Internacional Situacionista;España (1920-2000): Literatura años Veinte, II República, Guerra Civil, Exilio; Arte, Sociedad y Cultura en Cantabria (1920-2000); Latinoamérica (1920-2000). Como dijo una vez el director del Reina Sofía, Borja-Villel, este es« un archivo impresionante pero, si no se activa, es como una biblioteca que no se lee». Pero mientras se dilucida el futuro del proyecto Reina Sofía/Lafuente, este expondrá en el Palacete una representativa mirada del fondo Diego Lara.
Junto a la figura del histórico diseñador gráfico santanderino Daniel Gil, la huella de Lara (Madrid, 1946-1990) es una de las referencias creativas obligadas en este terreno por constituirse en uno de esos creadores que, «desde una posición alejada de los principales focos mediáticos, contribuyó de manera decisiva a la modernización de la cultura visual en la España de la Transición».
El Fondo Documental Diego Lara está integrado por cerca de 800 ítems que presentan, además de toda la producción del creador como diseñador gráfico entre 1970 y 1990, ejemplos originales de su labor como ilustrador y dibujante, a través de un significativo número de cuadernos y libros de artista, bocetos, collages, dibujos y maquetas. A las obras originales de Lara, hay que sumar la totalidad de trabajos de diseño gráfico realizados por el creador madrileño para editoriales, galerías de arte e instituciones diversas a lo largo de las décadas de 1970 y 1980; un material compuesto, principalmente, por toda la obra concebida por Lara para carteles, invitaciones y folletos, papelería, revistas, catálogos y libros, parte de lo cual se verá en Santander.
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