Secciones
Servicios
Destacamos
Javier Menéndez Llamazares
Sábado, 27 de mayo 2017, 07:55
Los periodistas de la época agotaban los adjetivos para describirla: "Morenaza, con unos ojos como dos luceros, con una esbeltísima figura, una magnífica talla que evoca a las esfinges egipcias, un pelo enmarañado y rebelde". Se llamaba Trinidad Alonso Fernández y había nacido en Santander ... el veintisiete de junio de 1923, pero pronto se marcharía a Barcelona, buscando un futuro en los escenarios que la alejase de las penurias de la posguerra.
Y allí conquistaría no sólo las tablas de los teatros sino las del Paralelo, donde se convertiría en una de las reinas de la llamada entonces Revista Española, un género pícaro y cabaretero que, por más que fuera cantado, constituía uno de los últimos reductos de la crítica social de la época, disfrazada de costumbrismo y desenfado.
Primero bailarina y luego vedette de la compañía de Joaquín Gassa un peculiar libretista y empresario teatral, que antes de la guerra había sido promotor de boxeo, desde su feudo del Teatro Cómico conquistó a público y crítica: "Una artista de los pies a la cabeza. Llena la escena en sus actuaciones () hace una verdadera creación, respaldada con las clamorosas ovaciones del público. Una artista genial", aseguraba en 1947 el semanario Barcelona Teatral resaltando la simpatía de la protagonista de la revista Taxi al Paralelo.
Una simpatía que durante toda su vida sería constantemente reseñada en cualquier mención publica que se refiriese a ella.
Pero no sabemos si sería esa simpatía o el escote que la censura corregía con rotulador negro en las fotografías que imprimía para dedicar a sus fans y eso que era un escote de la época, tirando más a recatado que a vertiginoso lo que llamó la atención de Dick, su compañero en Las mil y una piernas, una de las piezas musicales de más éxito de la época, que se publicitaba con el lema taurino "30 señoritas de conjunto 30".
Triángulo imposible
Los argentinos Dick y Biondi formaban desde los años treinta un dúo cómico de gran éxito en América, y a principios de los cincuenta probaron fortuna también en España. Dick, que en realidad se llamaba Bernardo Zalman Ber Dvorkin, era un emigrante ucraniano que de niño había huido de Dnipro con su familia tras la Revolución de Octubre, en un terrible viaje que costaría la vida de dos de sus hermanos y causaría.
Acabaría trabajando en el circo, hasta conocer a Pepe Biondi, con quien ofrecería un espectáculo de clowns en el que, entre otros gags, parodiaban la lucha libre, tan de moda en la época. Hasta que en una gira por Chile Dick se fracturó la columna y tuvieron que cambiar de estilo: su giro hacia el burlesque y la comedia llenaría los cabarets y teatros mexicanos y cubanos durante más de dos décadas. Llegarían a actuar con Josephine Baker, y tener como espectadores de excepción a Cantinflas o Jorge Negrete
En su gira española de 1951, Dick se enamoró de Trini Alonso y acabaron casándose, aunque se rumoreó que el argentino aún no se había divorciado de su primera esposa, Marcela.
En 1952 se instalan en México, donde el dúo debutó en televisión con gran éxito contaban con un programa semanal, El Show de Dick y Biondi, la noche de los miércoles, pero algo había comenzado a resquebrajarse entre los dos cómicos.
Según cuenta Margarita, la hija de Biondi, Dick insistió en convertir el dúo en trío, y que actuara Trini, pero el cómico se negó en redondo.
Además, su insistencia en "poner ojitos" a la española, siempre en las primeras filas, era una fuente continua de conflictos: "Dick empezó a faltar a los ensayos, a trabarse cada vez que trabajaban. Papá era muy puntilloso y meticuloso con los libretos".
La situación se volvió tan insostenible que el dúo se rompió en su mejor momento, con más de un sesenta y cinco por ciento de audiencia. Biondi ficharía entonces por la televisión cubana y se convertiría en una gran estrella, éxito que repetiría en Argentina. Dick se quedaría con la chica, pero su estrella se apagaría sin remedio.
Actriz todoterreno
Cuando Trini regresa a España en 1956 aparece en los diarios su fotografía bajando del avión, ataviada a lo garçon, corbata incluida. Pero el tiempo ha pasado y los escenarios reclaman nuevas caras y nuevas piernas.
Es el turno de la siguiente generación, en la que destacará una santanderina adoptiva, Lilian de Celis. Trini se instala en Madrid para dar un paso adelante en la interpretación, triunfando con su propia compañía en el teatro convencional: Tirso de Molina, Moliére, Antonio Gala, Alonso de Santos.
Rodaría varias obras para TVE y participaría en medio centenar de películas, explotando su vis cómica en papeles de mujer madura. Especialmente celebrada sería su participación en Varietés, donde interpreta a una vedette entrada en años que se niega a dar el relevo a una pujante Sara Montiel.
Convertida en secundaria de lujo, destacaría en todos los subgéneros de la época, desde la comedia pseudoerótica del destape hasta la serie B de Jesús Franco y sus vampiros.
Daría la réplica desde a Saza hasta a Arturo Fernández, aunque en su haber constan también clásicos tan valorados como Maribel y la extraña familia.
Habitual de las notas de sociedad, también es recordada por haber presentado a la pareja de moda de la época, Ana Belén y Víctor Manuel. Retirada de la escena a finales de los ochenta, falleció en Madrid el 20 de enero de 2000.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.