450 metros cuadrados de película en el barrio de Entrehuertas de Santander

De 'E.T.' a 'La naranja mecánica'. De Hitchcock a Clark Gable. De 'El padrino' a 'Los santos inocentes'. De 'El resplandor' a Mary Poppins. Una 'pantalla' de más de 450 metros cuadrados configurada por más de una veintena de fotogramas, personajes, actores y directores, es ya el paisaje más cinematográfico de Santander. En realidad un mural, a modo de intervención urbana, que destaca por su valor icónico en el renovado barrio santanderino de Entrehuertas. Este rostro de cine fragmentado es fruto del trabajo artístico de los jóvenes Pablo Incera y Álvaro Espinosa. El mural se ubica en la calle Macías Picavea, sobre una amplia superficie, irregular además, lo que supuso un reto para su plasmación.

La intervención relacionada de forma monográfica con el cine, sus escenas míticas y sus estrellas, forma parte de otras actuaciones con sello cultural ligadas a este proyecto de regeneración urbana, inaugurada a comienzos del presente mes. Es el caso de los bancos con forma de libros que homenajean a la serie de historieta humorística 'Mortaledo y Filemón' de Ibáñez. El Ayuntamiento y la Consejería de Fomento abordaron una transformación promovida a nivel municipal, con la colaboración del Gobierno regional que ha supuesto una inversión de 1,9 millones. Alvaro Espinosa lleva 16 años pintando y seis años ligado al tatuaje. Un mural anterior con destino al pasaje de Recadero encauzó el encargo de Entrehuertas. Por su parte Pablo Incera, aunque está más implicado en el mundo de tatuaje, practica el dibujo.

El trabajo conjunto ha sido el más ambicioso de los que han realizado hasta ahora. 500 botes de espray (aerosol) y 80 litros de pintura permitieron afrontar el desafío de los grandes tamaños reflejados en el mural y las perspectivas y desniveles. Los vecinos, que colaboraron en el proyecto, sugirieron a ambos creadores el motivo cinematográfico. Incera y Espinosa seleccionaron los títulos reconocibles de la historia del cine de entre una amplia lista. Los artífices de esta intervención cultural trabajaron prácticamente más de dos meses desde los preparativos al diseño final. Una llamativa sucesión de imágenes en las que prima el blanco y negro, también sugerido por la asociación de vecinos, en una superficie a la que el aerosol sumó algunas notas de color. El mural es ya un símbolo icónico del barrio.

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