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«La promiscuidad para mí reside en el objeto y no en la mirada. El objeto tiene una facilidad especial a la hora de interrelacionarse con otros. A partir de esa promiscuidad surgen conceptos o ideas, esa es la particularidad de descubrir algo que estaba ... escondido o latente». El artista Chema Madoz (Madrid, 1958) ha definido así a menudo la identidad y la esencia de su creación fotográfica. En menos de un mes las imágenes que integran la exposición antológica, 'Una tirada de dados', organizada por la Fundación Enaire en su sede de las Naves de Gamazo, se han convertido en uno de los referentes culturales del otoño santanderino. Una síntesis reveladora de su exploración de los significados ocultos y potenciales del objeto, de su poesía visual, de sus hallazgos y gramática poética propias.
Desde el pasado 14 de noviembre, que se abriera al público, la muestra antológica ha sido visitada durante ese mes por 3.415 personas. Y del al 7 de diciembre, según el dato oficial aportado por la entidad que dirige Margarita Asuar, otras mil personas se han acercado al antiguo espacio portuario, al margen de las primeras visitas guiadas o de colectivos, caso de una reciente cita impulsada por la Universidad Permanente, Unate. Al cumplirse un mes de la apertura, Enaire inaugurará oficialmente la exposición el próximo sábado día 14 con la presencia del fotógrafo y del comisario Borja Casani, quien destaca la elegancia singular que define a Madoz, «el lenguaje sensorial de los objetos y sus significados latentes». Madoz trabaja con el sentido polisémico y abstracto de las cosas para descubrir un nuevo orden, una nueva verdad simbólica, que resuelve finalmente con imágenes que buscan un impacto con la imaginación, pues solo la imaginación es capaz de hacernos ver de otra manera lo que vemos.
Todas las piezas -algunas de ellas seleccionadas para esta instalación- han sido construidas y resueltas por el artista de manera física. «Pero la solución formal, la simple materialidad de la obra, no es el objetivo final de su trabajo, sino la fase indispensable para que su disposición ante la cámara permita su captura fotográfica, consiguiendo de esta forma el retrato preciso de una idea». Chema Madoz propone «parar un rato, mirar las cosas con calma, encontrar nuevas perspectivas, y dar, en definitiva, un apacible paseo por la percepción, a través del insondable sentido de las cosas».
Además de la Cápsula de arte de Madoz en el Aeropuerto Seve Ballesteros-Santander, la inauguración oficial con asistencia del artista se abordará ahora, en palabras de Asuar, «porque desde la finalización del montaje de la exposición comenzamos otra parte de producción muy importante, realizamos tour y sala virtual y audio del artista realizando una visita guiada de la exposición. Detrás de una exposición hay mucho trabajo (antes y durante la misma), y queremos ponerlo en valor, que el público participe del avance de la exposición, porque las exposiciones de arte deben estar 'vivas ' para atraer al público, que vayan evolucionando, sorprendiendo con nuevas actividades paralelas o con nuevas experiencias».
La muestra santanderina es un desembarco en las metáforas interpretativas, a menudo con más de una lectura, y de los juegos de lógica de Madoz. En su trayectoria, se ha mantenido fiel al blanco y negro, descontextualizando determinados utensilios para concederles significados nuevos. Un artista que nunca ha abandonado su búsqueda de «la sensualidad en lo utilitario, lo subversivo en lo ordinario y también las opciones múltiples en lo teóricamente unitario».
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Ana del Castillo
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