«La prostitución está basada en la enorme desigualdad del deseo»

Había expectación entre los participantes por conocer las reflexiones de Ekis Ekman. Bajo el título '¿Qué implica la abolición de la prostitución?', realizó una radiografía de la situación actual desde su percepción. En este sentido, insistió en que la prostitución nunca podrá ser considerado un trabajo. «Es que las mujeres que se ven obligadas a ejercerla nunca podrán ser trabajadoras, tienen que fingir que les gusta lo que están haciendo. Por tanto, es lo que lo diferencia del resto de trabajos», subrayó.

Para apoyar su teoría, se refirió a los comentarios de los foros de internet de los usuarios consumidores de sexo de pago. «Esa es, precisamente, su queja. Cuando cuentan sus experiencias, relatan que la mujer no ha disfrutado, se ha mostrado mecánica o que ha estado mirando el reloj todo el rato para ver cuándo termina el tiempo estipulado».

Tras repasar el turismo sexual en países como Tailandia o ciudades como Ámsterdam, esgrimió su postura sobre el debate en torno a la legalización de la prostitución. «Los que quieren hacerlo legal son hombres de 50, 60 o 70 años que lo que buscan es acostarse con mujeres de veinte», afirmó, antes de apostillar: «La prostitución es violación, y la violación no está permitida en ningún país del mundo, por muy pocos derechos humanos que respete». El curso de la UIMP sobre el abolicionismo de esta práctica se celebra una semana después de la publicación del 'Estudio sobre la prostitución en Santander 2021-22', elaborado por la ONG Nueva Vida y financiado por el Ayuntamiento. Una de las principales conclusiones es el perfil de la mujer que ejerce en la capital cántabra: madre soltera joven e inmigrante. Tal y como establece el documento, se trata de un colectivo claramente femenino (93,6%), con una edad media de 35 años (aunque el rango de edades va de los 20 a los 55 años) y de origen extranjero (91,6%). El 54% no tiene permiso de residencia, sobre todo, las más jóvenes.

En su discurso, Ekis Ekman también habló de la prostitución de hombres, aunque no ahondó mucho «porque es un porcentaje muy pequeño, muchísimo menos del 1%». Además, le restó importancia. «No hay detrás una industria de trata. No hay casas enteras con hombres encerrados donde las mujeres van, pagan y eligen», concluyó.