La Adoración contemporánea con vida propia

Katharina Meves es una de las participantes en esas dinámicas, junto a su pareja y a Paul el más pequeños de los bebés. Llegó a Santander con apenas tres meses. Para ellos ha sido una experiencia maravillosa. «Como en la pintura de El Greco, donde el núcleo está en el bebé, ha ocurrido lo mismo entre nosotros».

En la mirada, en las manos, en el pelo de la obra de El Greco hay infinidad de detalles en los que se ha sumergido durante el proceso. Una obra que «aún siendo un canon que se ha representado tantas veces», es para ella pura modernidad. «Cuando miras la cara de María, como he hecho tantas veces, ves cómo está pintado, no hay solo una emoción, sino muchas sensaciones asociadas al hecho de ser madre». Múltiples detalles y relaciones que se han fraguado también entre las familias participantes. «Hemos trabajado juntos medio año, pero esto no se acaba aquí». De hecho, espera volver a Santander con el tiempo. Un tiempo en el que podrán contarle a su hijo que, apenas recién nacido, fue protagonista de un proyecto artístico. Destaca, también, cómo durante las representaciones, otros niños de distintas edades se acercaban a los pequeños 'performes' e interactuaban, con la música y el movimiento de la situación generada. «Era algo muy bueno, porque como en el cuadro o en el trabajo de Tino, aunque nosotros fuéramos el centro, había otros satélites alrededor haciéndolo más grande».

La relación entre los padres y los bebés ha sido simbiótica. Sostenida desde ambos lados. «Los bebés son el centro y marcan la dinámica; son los directores de escena o los dramaturgos, pero nosotros tenemos que crear el marco para que eso se dé; sin unos u otros, no funciona», expone Néstor García, otro de los 'intérpretes' y colaborador habitual de Sehgal desde hace años.

Resulta fundamental la labor previa de generación de ese marco y la legitimación al público para mirar al bebé y ampliar la intimidad del vínculo madre-padre-hijo, privada y frágil. «Hay todo un trabajo para que el espectador sienta que puede acceder, ser testigo de ese proceso».

Durante estos meses, también los personajes de El Greco les han estado mirando. Han llegado a detectar ciertas características de movimiento físico en el conjunto pictórico. Blanca Zac, que procede del mundo de la danza, afirma que han detectado «cosas que naturalmente se dan en nuestro cuadro como la presencia de las manos tan definitoria en la obra del pintor».

La atención que el público ha prestado ha evolucionado en paralelo a la propia obra. «Es muy diferente ahora respecto a hace cuatro meses, mucho mayor», explica Zuriñe Benavente, artista escénica. Muchas personas han repetido visita, tomándose un tiempo para percibir «algo más que lo que se puede percibir con la racionalidad». De nuevo, el bebé es el eje en el que báscula esa sorpresa. «Hasta cierto punto la gente puede esperar que haya personas adultas en el museo haciendo algo que es una pieza, pero que entre un bebé que parece un visitante más y de pronto tome esa posición central y todo el protagonismo, genera un momento de realización y comprensión». A la vez, se establece una conexión con 'Adoración de los pastores'. Una adoración «contemporánea», como la considera García.

Las personas reaccionan de tantas formas como miradas poseen. «Intentamos ser receptivos», señalan. Hay quien escapa, quien establece una conexión visual e incluso quien empieza a hablar para superar la incomodidad de esa cercanía inesperada. «Para mí es muy especial», afirma Benavente.

Con una sonrisa permanente, García, que ironiza definiéndose como 'hater', el propósito central del trabajo artístico es generar una reflexión crítica y «tratar al espectador como un igual». Una persona capaz, emancipada, que puede elaborar su análisis. En el caso de los niños, una lectura muy sorprendente por la profundidad de sus planteamientos y conclusiones «a las que algunos adultos no podrían llegar».

Los artistas están acostumbrados a trasladarse para realizar representaciones de sus espectáculos durante dos o tres jornadas en diferentes puntos. Eso es lo habitual. «Salvo que trabajes con Tino Sehgal», dice García. Nunca antes se habían instalado durante más de cuatro meses en un lugar determinado, que se ha convertido en parte de la propia representación.

La capital cántabra les ha parecido una ciudad muy tranquila, con mucho espacio para pasear y un paisaje cambiante. «Santander es bipolar; cada día hay un color en el cielo, sale el sol, llueve o hay tres arco iris». Todos han vivido en el entorno del Centro Botín, el que ha sido su lugar de trabajo durante este periodo. Pasean, comparten jardines, calles ya no tan nuevas y ocio. «¡Y vamos a comer ostras!», bromean. «Es un contexto que funciona, te acoge, te acompaña», explica García. Forman una familia de familias. «Cuando vas a actuar, un solo día, no conectas con otras personas, pero estando aquí, juntos, creas lazos», celebra Zac.

La pieza construida tiene todos los elementos para hacer pensar. Es sencilla, poco pretenciosa y tiene una relación bastante directa y poética con el cuadro. Su simplicidad es parte de la clave. «A veces buscas más de lo que realmente es ante lo que tienes delante». Valoran como muy buenas las piezas que tienen un modo de relación sencillo, sin darle vueltas, «pero que si te pones a pensar, hay mucho contenido que puedes desgranar». En ese sentido, «podríamos hablar de cada cosa que hacemos; por qué empezamos de esa forma, por qué nos miramos de determinado modo… Todo tiene una referencia y una reflexión detrás, pero no es lo más importante», señala García. ¿Y donde reside la clave? En lo que en términos generales se transmite de forma más directa y accesible. Eso sí: «requiere tiempo», defienden. «Si no decides quedarte más de dos minutos, no vas acceder a la pieza».

Esa pieza se ha «estabilizado». Sehgal afirma que en escénicas se ensaya mucho tiempo para construir la pieza y luego se hace una actuación. «Nosotros actuamos muy poquito, pero luego hacemos tantas horas de obra que la pieza se va construyendo». Finaliza y encuentra su lógica a medida que se hace a diario. Gente que viene de muchos lugares, con estrategias nuevas, que durante cuatro meses se han ido conexionado, creando patrones reconocibles que se pueden repetir porque funcionan en un proceso de cristalización en el que la propuesta acaba creándose a sí misma y adquiere vida por sí misma «fuera del dominio del propio Tino».

La vida de 'This youiiyou', está a punto de finalizar. Si había una conclusión inicial del proyecto, se desconoce, puesto que Sehgal nunca explica sus obras. Para quienes le han dado vida, satisfechos con el conjunto, una de las conclusiones principales es la transformación. «Estoy acostumbrada a shows puntuales, con poco tiempo de vivir esa evolución –expone Zac– pero poder estar dentro de algo tanto tiempo, trabajando tantas horas, supone mucho aprendizaje acerca de los cambios». También superar el desafío ante sí mismos de poder con la propuesta, con sus bebés como partenaires, con sus cambios de humor y sus necesidades primarias, o «usar día a día la voz como un instrumento, como una parte del cuerpo» siguiendo las indicaciones de Sehgal. Aprendizajes que se llevarán en sus maletas, cuando finalice una instalación única por su propia concepción, que lleva al hoy, las pinceladas del siglo XVII.