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Si a uno le dicen que en la periferia santanderina surgirá, en el epicentro de un polígono industrial, un nuevo proyecto escénico, ambicioso, con su propia sede y espacio físico, en un primer momento reinará el escepticismo. Pero si el artífice de la idea, ... cuya materialización ya se ultima, es un mago, entonces la cosa cambia. Si además practica el noble arte del escapismo, heredado de su pasión por Houdini, y lleva al público espectáculos que se llaman 'Asombro', todo parece posible. El ilusionista, actor y artista de circo santanderino Raúl Alegría abrirá en otoño un teatro dedicado especialmente a la magia, el circo y el cabaret. Más allá de lo comercial, de la oferta y programa final el nuevo Teatro Alegría, cuyo letrero iluminado ya preside la entrada de una nave de más de mil metros cuadrados en la calle Mies de San Juan (Maliaño) en el polígono de Parayas, responde a uno de los sueños de infancia del ilusionista. Tras las bambalinas, el backstage del futuro escenario, entre las piezas de su Colección, materiales y cachivaches que guarda Alegría y su equipo, asoma un cartel en el que a modo de mantra puede leerse: «La mejor magia no es la que te engaña, sino la que te hace creer». Lo cierto es que cuando Alegría abra sus puertas al inicio del otoño, se convertirá en el segundo teatro privado de magia más grande de España tras el Mago Pop («juega en otra liga»), que adquirió el Teatre Victòria de Barcelona y que acaba de anunciar la compra de otro en Estados Unidos en Missouri.
Premio Nacional en 2004, Raúl Alegría, ilusionista y escapista, también galardonado con profusión a nivel internacional, está cerca de consolidar este proyecto privado, fruto de un trabajo que se remonta más de tres años. Mago y presentador, productor de espectáculos y director del Festival Internacional de la Magia y lo Visual, el Circo Quimera y El Cabaret Prohibido, entre otros, junto a su equipo encabezado por su esposa, la también artista Lucía Rivera, pone en pie el nuevo teatro destinado esencialmente para espectáculos de magia, circo y cabaret que han sembrado su trayectoria desde que con 11 años se convirtiera en el socio más joven del Círculo de Ilusionistas de Cantabria, y comenzara a hacer actuaciones en cumpleaños.
Poco después de recibir el Premio Nacional fundaba Alegría Producciones, que abarca todo tipo de espectáculos bajo su identidad, desde el circo navideño a los montajes de cabaret con diferentes formatos. En realidad son reflejo del soporte y la estructura lógica de un trabajo para la escena que, desde los inicios del mago y su expansión, se ha plasmado en más de una veintena de montajes y producciones propias.
Pero el gran sueño de Raúl Alegría era levantar un teatro que concentrara su concepto del espectáculo, arropara a quienes le han acompañado y sellara el vínculo con su ciudad. Y el proyecto, que entra en su recta final, afrontando varias semanas de detalles decorativos, estéticos y técnicos, es literalmente reflejo de una labor del artista y su equipo -Iván Rodríguez, Carlos López, Andrés y David Villamín, Carlos Rodríguez y Arancha González- que han elaborado todos los engranajes y medios que exige una sala de estas características.
Pero, ¿cuál fue la raíz determinante? «Todo empieza de una forma un poco 'mágica' porque compramos esta nave el 10 de marzo de 2020 y cuatro días después llegó el confinamiento por la pandemia. El primer tortazo del nuevo proyecto llegó ahí, pero también eso sirvió de acicate. Cuando entramos en la antigua fábrica estaba totalmente en ruinas, desguazada y solo era un lugar donde convivían veinte palomas. Pero se presentaba como un espacio ideal para llevar a cabo la idea que teníamos Lucía y yo: centralizar toda nuestra labor. La de las producciones, la del propio teatro y la de fabricación de ideas y aparatos que componen mi magia. Ha sido un camino muy costoso y largo y no hubiese sido posible si no hubiera estado conmigo un amigo, Iván González, que en plena pandemia me animó a trabajar para llevar adelante el proceso. Ha sido bonito levantar esto y, en realidad, yo he sido un obrero más. Y conmigo todo el equipo que ha hecho posible creer en el sueño que se está haciendo». El nuevo espacio teatral se ubica en una antigua fábrica de fibra de vidrio, cuyo desuso lo convirtió en una superficie deteriorada. La transformación costosa y ambiciosa se ha centrado en 500 metros cuadrados que ocupan ahora la sala polivalente, escenario y aforo con capacidad para 300 espectadores. Para ello se dotará a la sala de sillas con estilo e iconografía ligada al mundo de la magia y el circo como casi todos los detalles que ya asoman en el Teatro Alegría.
Una sala polivalente que permitirá también acoger espectáculos de cabaret con mesas para unas 200 personas. En el espacio público que mira al escenario, en sus laterales, Alegría ha comenzado a instalar vitrinas y expositores que mostrarán algunas de las piezas y curiosidades más valiosas de la colección privada del ilusionista, de trajes a objetos, aunque sus fondos pasan también por cartelería y publicaciones. Distribuidas las estancias, se inicia ahora un periodo para ultimar detalles de ambientación, decoración e iluminación y dotación de mobiliario. El teatro contará con zona de restauración, a modo de bar, photocall y una tienda para venta de artículos de magia.Los otros quinientos metros cuadrados del nuevo espacio escénico constituyen una mezcla de laboratorio, taller, lugar de ensayo, oficina y sede para camerinos. Prácticamente desde los bastidores el hasta el final de la nave, Alegría reúne aparatos y objetos que formaron parte de sus espectáculos, huellas de sus producciones, estantes que acumulan piezas y recuerdos de sus más de 25 años de experiencia. No faltan la motocicleta 'Ossa' de los primeros años cincuenta, de su abuelo, o el 'Ferrari', adquirido en Montmeló, que ha formado parte de sus espectáculos. También esta zona del teatro sirve de taller, dado que Alegría y su equipo elaboran los mecanismos y piezas destinados a sus números de escapismo, por ejemplo. Y, por supuesto, ha servido durante estos tres años para hacer realidad desde cero este sueño. Alegría, entre una actuación en Barcelona y un viaje próximo a Miami, ya disecciona sus intenciones: «Para nosotros es un bomboncito y lo importante, como lo que buscamos siempre en nuestras producciones, es que cuando la gente cruce esa puerta diga: qué lugar más especial, qué lugar más mágico». La idea que se plantea «no es abrir el teatro cada fin de semana. El objetivo es hacer producciones especiales, mensuales y de calidad, con un carácter muy singular, más visitas guiadas para escolares, sin descartar dar cabida a proyectos escénicos coquetos o colaboraciones musicales o de otro tipo».
Mientras, Alegría estrenará en Quimera en verano un nuevo escapismo y última un número con el que competirá en los campeonatos de España en Valladolid en julio. El artista, que inauguró esta primavera la cuarta edición de Santander Escénica con su espectáculo 'Asombro', fue galardonado recientemente con dos premios en uno de los festivales de Circo más importantes del mundo, el de Italia celebrado en Latina. Un jurado especializado compuesto por algunas de las personalidades más importantes del mundo circense como Urs Pilz, director del Festival de Montecarlo, o Pavel Kotov, director casting del Circo del Sol, distinguió el nuevo número de Alegría, inspirado y ambientado en Ucrania y un 'no a la guerra'.
¿Por qué Alegría?
–Este es uno de esos sueños que tienes y que algún día se convierte en realidad. Los magos somos muy soñadores. Y yo en mis espectáculos siempre hago alusión al niño que llevamos dentro. En mi caso esa primera ilusión era la de ser mago. Y, después, creció la idea y el deseo de lo bonito que sería tener en mi ciudad un teatro propio dedicado exclusivamente a mi profesión, a los mundos que más amo en el arte: la magia, el circo y el cabaret. Piensas mucho, sueñas mucho y, de repente, ves posible que ese día va a llegar porque se juntan varias circunstancias que te dicen que ese es el momento.
–Tras el duro trabajo, ¿en qué etapa se halla el proyecto?
–Estamos en un momento muy especial porque ahora después de estar un día tras otro aquí metidos, nos decimos que ya se empieza a ver la luz. Queda tras la espectacularidad de la técnica, el encanto del detalle. Las vitrinas, las partes de la exposición que van aportar singularidad y diferencia al teatro frente a otros espacios.
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