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«Las formas del tiempo y del espacio como elementos pictóricos. Lo mineral, el accidente, lo meteórico y lo meteorológico. La sutil diferencia entre lo que vive y lo que existe». Tras la superficie sencilla, aparentemente amable, subyacen disturbios, una atmósfera de extrañeza y un ... diálogo sobre el paso del tiempo. Entre verdes y azules y juegos cromáticos, diáfanos, sugerentes, también a veces engañosos, surge la pintura de Alejandra Freymann. La artista regresa a Santander de la mano de la galería Siboney donde inaugura esta semana una muestra bajo el epígrafe 'Paradisaea' en la que habitan variaciones en torno «al paisaje, la montaña, lo transitorio y la idea de jardín». Una exposición coincidente con su participación en un proyecto colectivo sobre técnicas de grabado en el Centro de Arte Contemporáneo de Cuenca. El pasado año, además, la galería madrileña Herrero de Tejada exhibió sus obras, junto a Sabine Finkenauer y Ces McCully, en una construcción desde diferentes prácticas artísticas en torno a un texto, en este caso: 'Un golpe de dados' del poeta simbolista Stéphane Mallarmé. La artista mexicana, que vivió su infancia en Bruselas y que está afincada en España desde 1992, afronta la segunda muestra individual en Santander, aunque también se ha podido ver obra suya en Artesantander –aunque en una de ellas como 'The Children Pox' (Juan Zamora + Freymann)– y también con su participación en la edición de 2011 de la serie 'El puente de la visión', en el Museo de Santander, hoy MAS. En la obra que presenta en Siboney, realizada este mismo año, Freymann aborda un tema central que «nos cuestiona acerca de la ardua relación entre lo visible y lo invisible en pintura». Lo visible hace referencia aquí al ámbito de la representación, «es decir a los sistemas que, de manera racional, organizan el espacio y el tiempo», mientras que lo invisible no tiene nada que ver con algún tipo de esencia o espíritu, sino que se identifica aquí con el ámbito de la figuración, «entendiendo por figura no tanto la forma de algo como una serie de procesos que tienen lugar en la mirada del espectador».
Son historias en las que apenas acontecen algunos personajes «siempre sobre unos fondos aéreos y luminosos».
Con motivo de esta comparecencia –la muestra se inaugura el próximo viernes, día 28, y se extenderá hasta el 4 de agosto, periodo que incluye la presencia de Siboney en Artesantander en julio–, la propia artista ha escrito que «el jardín, como cuadro, es una idea de paisaje que sólo pertenece a la mente. Que no hace referencia a ningún país y cuyos límites son los propios del contrato ficticio del observador. La idea de un paisaje nómada sin modelo».
Y subraya: «Los paisajes de esta exposición no son lugares, son ideas. Fragmentos de montañas, mares, caminos, islas donde paran los gaviotines árticos, campos donde habitan los cuervos, o jardines donde los visitantes desaparecen. Paraísos vacíos donde los ojos duermen un sueño de pájaro sin palabras».
Freymann, profesora en la Facultad de BB. AA. de Cuenca, siempre ha transitado entre la abstracción y la figuración. Sus obras ofrecen paisajes aparentemente serenos, en ocasiones poblados por personajes o animales que desprenden ternura. Aunque es cierto que sin una amenaza visible, «nos transmiten una cierta inestabilidad, una inquietud difícil de definir. Los planos se articulan en superficies de colores potentes que parecen fundirse unas con otras sin llegar a perder su independencia, precaria, tanto como la supuesta racionalidad de lo figurativo o la pureza de lo abstracto».
La artista pinta al óleo narraciones enigmáticas, cuentos de inicio y fin indefinidos que evocan a veces el realismo mágico mexicano y otras veces paisajes oníricos.
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