Secciones
Servicios
Destacamos
Javier Moreno Luzón, catedrático de Historia del Pensamiento en la Universidad Complutense de Madrid, acaba de publicar 'El rey patriota: Alfonso XIII y la nación' (Galaxia Gutenberg) una obra que presenta hoy en el Ateneo, a las 1930 horas, en un nuevo acto organizado por ... el Aula de Cultura de El Diario Montañés.
–Me llama la atención el título de su libro: 'El rey patriota' ¿No se sobrentiende que todos los monarcas lo son?
–Alfonso XIII siempre utilizó el lenguaje del patriotismo para referirse a su propia actuación política y justificar sus decisiones. Siempre dijo que todo lo hacía por la patria porque él se sentía, sobre todo, español. Se llama 'El rey patriota' porque creo que define muy bien lo que él pensaba de sí mismo y la visión que tenían parte de sus partidarios.
–¿Con qué objetivo se planteó este libro?
–El objetivo es estudiar un personaje que fue fundamental para la trayectoria de la España contemporánea. Fue un protagonista mucho más destacado de lo que pueden ser ahora los reyes de las monarquías parlamentarias porque tenía poder político efectivo como rey constitucional y actuó en consecuencia. En anteriores biografías nadie había retratado al rey en este ámbito de sus relaciones con la nación, la identidad nacional y el nacionalismo.
–Esa es una de las novedades de la publicación. ¿Alguna otra?
–He querido retratar su evolución política. La tradicional era verle como un hombre idéntico a sí mismo durante los 30 años de reinado, pero no fue así. En esas tres décadas el mundo cambió mucho y él mismo también. Pasó de ser un rey regeneracionista, bastante compatible con los programas liberales y avanzados de la izquierda monárquica, a ser un rey conservador e incluso reaccionario, aliado con las fuerzas contrarrevolucionarias como la Iglesia y el ejército. Eso dio lugar a que respaldara de manera decisiva el golpe de Estado del general Primo de Rivera y a que renegara de la Constitución.
–¿Se podría decir coloquialmente que se dio un tiro en el pie?
– No sé si eso nos remite más a otros personajes de la familia real más recientes (ríe), pero yo diría que con ese paso decisivo se jugó la corona. Pudo haber detenido el golpe de Primo de Rivera, pues la mayor parte del Ejército esperó a ver cual era su reacción como su comandante supremo que era, y él lo que hizo fue llamarle a gobernar. Ese apoyo a la dictadura desacreditó su figura para buena parte de la opinión pública.
–¿Se puede hablar de que Primo de Rivera o Franco, uno de sus generales favoritos, le traicionaron?
–No hablaría en esos términos tan drásticos. En el caso de Primo de Rivera su salida como dictador fue forzada por Alfonso XIII y se lo tomó muy mal, incluso calibró la posibilidad de dar otro golpe de Estado, esta vez contra él. En el caso de Franco, es cierto que el rey le apoyó, le hizo gentil hombre de cámara, fue padrino de su boda, aunque no estuvo físicamente, y estuvo de acuerdo en nombrarle director de la Academia de Zaragoza. Cuando en julio de 1936 el Ejército se levantó contra el Gobierno de la República, Alfonso XIII apoyó a los rebeldes y confiaba en que Franco restaurara la monarquía.Pero esto nunca se produjo. En este sentido, más que traicionarlo, yo diría que le defraudó porque no respondió a sus expectativas.
–¿Cómo era el rey en persona?
–Era un hombre encantador. Muy simpático, seductor, capaz de hablar con personas muy diversas y orígenes distintos. Esa campechanía y facilidad de comunicación le hicieron muy popular. Por otro lado, no era un hombre muy culto, ni tenía un pensamiento muy profundo y se le acusaba de frívolo. También fue una figura internacional al que le gustaba el ambiente cosmopolita de las elites europeas de la época. Muy bien relacionado. Podría decirse que fue un aristócrata aunque a él le gustaba verse como un soldado, al servicio de España.
–¿Qué destacaría de sus veraneos en Santander?
–Eligió Santander como lugar del veraneo regio, pese a que hubo competencia por parte de otras ciudades porque la presencia de los monarcas suponía que ese lugar se convirtiera en un polo de atracción turística. Por ejemplo, en Galicia le regalaron la isla de Cortegada en Pontevedra.
–¿Por qué Santander?
–De entrada porque le ofrecieron la Península de La Magdalena, un sitio maravilloso y privilegiado que estaba cerca de San Sebastián donde se trasladaba la corte de verano. Pero hay que destacar que la reina Victoria Eugenia de Battenberg tuvo mucho que ver en esta elección. Ella se había criado en Inglaterra y buscaba un lugar que se pareciera. Le gustaba el clima, el paisaje, la apertura al mar, tener la playa al lado... Santander y la forma en la que se desarrollaron esas estancias le debe mucho más a la reina que al rey. Pero también destacaría que no eran unas vacaciones ociosas, realizaban muchas actividades, tanto de tipo benéfico, como culturales, y recibieron visitas de Estado como al presidente de Argentina.
–¿Cómo fueron los años del exilio para un rey tan patriota?
–Lo pasó mal. Lo peor para él fue que perdió influencia política de manera acelerada. Se convirtió en un personaje casi irrelevante. en muy poco tiempo.
–¿Qué diferencias y semejanzas hay entre Alfonso XIIIy su nieto Juan Carlos I?
–Hay paralelismos. Los dos tienen un carácter muy abierto. Se puede hablar de reyes campechanos, simpáticos, populares. Muy aficionados al sexo, con amantes y supuestos o verdaderos hijos ilegítimos. Los dos estuvieron envueltos en casos de corrupción que se convirtieron en escándalos... Pero en el terreno político hay muchas diferencias. Alfonso XIII no quiso tener un papel secundario en la vida pública y se implicó en las decisiones políticas importantes; mientras que Juan Carlos I aceptó perder los poderes heredados de Franco y convertirse en un monarca parlamentario con un papel más representativo. También fue completamente distinto su actuación en los golpes de Estado, Alfonso XIII apoyó el de Primo de Rivera en 1923 y Juan Carlos I salió en televisión a defender el orden constitucional el 23-F de 1981. Quizás el nieto aprendió de la experiencia del abuelo.
–Desde sus conocimientos como historiador, ¿cómo ve el futuro de la monarquía en España?
–Los historiadores solo predecimos el pasado y no siempre acertamos. No lo sé. Veo luces y sombras. En estos momentos tiene fortalezas y debilidades. Parece que Felipe VIha recuperado, al menos en parte, lo perdido por los escándalos de su padre. Pero hay una parte de la opinión pública que no tiene ningún aprecio ni se adhiere a la monarquía.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.