«Alfonso XIII fue el rey patriota que no consiguió serlo de todos los españoles»

Estuvo acompañado por dos catedráticos de la Universidad de Cantabria, María Jesús González y Carlos Dardé, con los que además mantiene una estrecha amistad y quienes, durante sus intervenciones y desde su conocimiento como historiadores también hicieron apuntes sobre el monarca objeto del libro. María Jesús González destacó «su gran desprecio a los políticos de la época que fue aumentando durante el reinado», así como su «afición por los uniformes». Carlos Dardé destacó su vinculación con Santander donde instalaron la corte de verano. «Tuvieron distintas propuestas pero finalmente eligieron esta ciudad por varios motivos, fundamentalmente por el emplazamiento y participaron en muchos actos, pero no fueron unos santanderinos más», dijo.

En el libro objeto de la presentación, Moreno Luzón se ha salido de los datos que hasta ahora se han ofrecido sobre Alfonso XIII en el más de un centenar de biografías que se han publicado sobre él, muchas en vida, para abordar la relación que hubo entre su reinado y la identidad nacional. De ahí su título, 'El rey patriota', pues expone la evolución de un monarca «que se sintió el rey más patriota pero que no consiguió serlo de todos los españoles». La obra, publicada por Galaxia Gutenberg, tiene una novedad con respecto al resto de biografías que Moreno Luzón ha querido destacar, el proceso evolutivo que vivió durante todo su reinado. Un periodo que en los inicios fue próximos al liberalismo y que acabó en el exilio cuando ya había abrazado ideas totalitarias. Y todo eso, según ejemplificó el autor, se puede percibir con un ejemplo relacionado con el primer y último monumento que inauguró.

«El primero en 1902, nada más ser proclamado rey con 16 años, fue en el Parque de El Retiro y era una estatua de su padre Alfonso XII en la que no había ningún elemento religioso. El último fue el monumento al Sagrado Corazón de Jesús que permanece desde 1919 en el Cerro de Los Ángeles, símbolo de la consagración de España al Sagrado Corazón», expuso. Y es que, el historiador que ha podido consultar distinta bibliografía, incluyendo cartas que le enviaban y que se conservan en el Palacio Real de Madrid, aseguró que Alfonso XIII «siempre se sintió un rey moderno y demócrata, aunque no lo era. Y, además, pensaba que era el único que conocía lo que pensaban y necesitaban los españoles».

Un monarca que no se limitó a las funciones de representación de otras coronas europeas y que participó de una forma activa en la política. «Él decía que no quería ser un rey decorativo y su reinado fue bien populista. Llegó a convertir la monarquía en un espectáculo de masas».

Cuando era solo un adolescente anotó en su diario algunas de sus preocupaciones, recordó el historiador: «Yo puedo ser un Rey que se llene de gloria regenerando la patria... pero también puedo ser un Rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y, por fin, puesto en la frontera», anotó. Unas palabras que finalmente se convirtieron en una profecía: «Por que sí, encarnó el papel de regenerador y jamás se dejó pisar por sus ministros, pero también acabó su reinado de la peor forma».