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En el Festival de Invierno de Torrelavega hoy, las palabras del un premio Pulitzer, Edward Albee, harán reír y reflexionar sobre las apariencias y la necesidad de enfrentarse al dolor. En el Teatro Concha Espina se representa, a las 20.00 horas, la obra 'Un ... delicado equilibrio' y en su escenario habrá seis actores: Alicia Borrachero, Ben Temple, Manuela Velasco, Virginia de la Cruz, Cristina de Inza y Joan Bentalle, que pondrán la lupa en las relaciones familiares y en la amistad, cuestionando los modelos éticos generados en las clases acomodadas. Alicia Borrachero (Madrid, 1968), que el próximo mes de febrero iniciará nuevos proyectos teatrales, afirma que pese a que este texto fue escrito hace 57 años «está más vigente que nunca».
– ¿Cómo descubre esta obra y qué le llevo a traducirla?
–Fue una propuesta de la productora, TFG, con la que ya habíamos colaborado en varias ocasiones, Ben Temple y yo. Pero el texto nos enamoró enseguida. Pese a que fue ganador del Premio Pulitzer no es la obra más conocida de Albee como '¿Quién teme a Virginia Woolf?' o 'Historia del zoo' y se ha representado muy poco. Sin embargo, a nosotros nos pareció muy interesante porque está magníficamente escrita. '¿Quién teme a Virginia Woolf?' es una vomitona de todo el odio que sufren sus personajes y en este texto, aunque se viene a abordar lo mismo, sus sentimientos están por dentro y de cara al público solo muestran una educación exquisita.
–Esa educación exquisita de la que habla, o mejor dicho, lo se esconde detrás de ella, es uno de los principales temas que aborda este texto.
–Sí, sí. En 'Un delicado equilibrio'', los personajes son superintelectuales, muy finos y educados, de esos que siempre dicen que aquí no pasa nada y que todo es perfecto. Pero claro, pasa. De ahí el título porque ocurre algo que rompe ese equilibrio que está cogido con pinzas.
–Háblenos de su personaje. ¿A quién va a conocer esta noche el público del Concha Espina?
–A una mujer a la que la vida la ha pasado por encima. En su pasado sufrió un incidente terrible que le destrozó la vida a ella y a todos los suyos que, para superarlo, decidieron no enfrentarse al dolor. Esto provoca que en esa familia, con todos los ingredientes necesarios para ser feliz – tienen dinero, una casa increíble, una buena posición social... – no sepan lo que es el amor, porque no ha sido capaz de enfrentarse a ese dolor.
–¿Y cómo retrata Albee a esa familia?
–De una forma extraordinaria porque muestra todo ese dolor del que hablaba pero con un gran humor y sarcasmo. Los diálogos son maravillosos porque con sus palabras los personajes se lanzan dardos a los ojos desde que empieza la función sin perder la educación y con la mejor de las sonrisas.
–Va a ser verdad que las apariencias engañan.
–Efectivamente, en esta obra todo es apariencia por no ser capaces de atravesar el dolor. Edward Albee, dentro de su sarcasmo y sus textos tan mordaces, hace una crítica de esa sociedad norteamericana de clase alta. Pero insisto en que todo lo hace con un humor muy particular que hace que el público, en determinados momentos de la función, no solo se ría, también se sobrecoja.
–La obra está escrita en 1967. ¿Las situaciones que se muestran podrían darse en nuestros días?
–Claro. Por eso decidimos traducirla y llevarla a los escenarios y creo que no nos equivocamos. Muchos espectadores que vienen a verla nos comentan a la salida que la historia les ha recordado situaciones que han vivido o están viviendo. Está absolutamente vigente porque ¿quién no tiene en la familia alguna hermana u otro pariente que cuando viene de visita te revoluciona la casa? Es un texto muy profundo y por eso creo que su autor ganó el Pulitzer con esta obra y no con otra.
–Las familias siguen siendo objeto de bromas para exponer la realidad de la sociedad. Ahora está muy de moda hacer chistes sobre los cuñados.
–Sí, (ríe) pero yo creo que ese concepto del cuñado que te refieres es algo muy español. No sé de donde viene, pero sí te puedo decir que en esta obra el público va a sorprenderse mucho por lo que hace Manuela Velasco.
–¿Ah, sí?
–Sí. Ella representa el personaje de mi hermana, que vive con mi marido y conmigo porque en aquella época una mujer soltera no tenía donde ir. Además es alcohólica y está borracha casi toda la función, con lo que la relación de las hermanas es terrible, pero sin perder la educación. Manuela es fascinante como actriz y borda el personaje. Todos los actores de la obra en general enamoran a los espectadores por los comportamientos de sus personajes. Porque lo importante en este texto no es solo lo que pasa,sino como se comportan con lo que pasa.
–Tirábamos antes de refrán con lo de que las apariencias engañan y hay otro dicho que se puede aplicar a esta obra, el de que el dinero no hace la felicidad.
–Efectivamente, aunque tampoco es que la familia protagonista de la obra sea millonaria. Yo creo que la mejor palabra para definirla es la de acomodada. Ellos viven cómodamente sin más aspiraciones que la de quedarse como están. Más que millonarios o no, lo que les define es su miedo al dolor.
–En la obra, su marido es el personaje que interpreta Ben Temple, que también es su pareja en la vida real. ¿Cómo se lleva eso de trabajar juntos?
–Yo muy bien. A mí siempre me suma y yo creo que a él también. Como nos conocimos en clases de interpretación hemos ido siempre de la mano en este trabajo y nos ayudamos. Estar juntos siempre nos suma y en nuestro caso es una bendición.
–Además de esta obra, ¿en qué momento laboral se encuentra ahora?
–Muy bueno, la verdad. Estoy muy contenta.
–Los actores siempre se quejan de la salud del teatro.
–Este es un oficio muy vocacional y es cierto que yo no conozco a un actor o una actriz que diga que este es un oficio fácil. Es una lucha, a veces una cruz, pero insisto en que es nuestra vocación. En mi caso, ahora mismo estoy contenta. Estamos terminando la gira con esta obra y con un personaje que para mí ha supuesto un gran desafío y con unos compañeros que de verdad son maravillosos. Por otra parte en febrero empiezo a ensayar 'El efecto', dirigida por Juan Carlos Fisher y que estrenaremos en abril en los Teatros del Canal. Además en febrero estrenaremos en sala Zafra en Madrid, que es nueva y se abre precisamente con esta obra, 'Cuento de invierno' de Shakespeare, que también me fascina. Así que en este momento, teatro y teatro para mí.
–Teatro y teatro... ¿qué significa para usted?
–Es un arte sagrado. El lugar natural para un actor o una actriz, sin desmerecer en absoluto los otros medios. En el teatro se produce una bella comunión con el público que es casi milagrosa. Por eso está ahí desde los griegos.
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