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Sus collages fotográficos documentan la piedra con gran meticulosidad y recrean la cueva como un icono vivo. El fruto es la mutación de Altamira en «diva», en «rockstar». El Museo de Santillana, como ya se avanzó, inauguró ayer una muestra temporal del artista Miguel Ángel ... Tornero de la mano de su galerista Juan Silió y que se suma a la conmemoración del 150 aniversario de la Academia de España en Roma, de la que Tornero fue residente entre 2012 y 2013. El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira acoge durante el verano a la exposición temporal 'Rockstar', en la que el artista ofrece su personal visión fotográfica a través de collages creados ad hoc, en los que Altamira «no solo se muestra como un tesoro histórico o símbolo estático de la creatividad, sino que se convierte en un icono vivo». La serie ha sido generada a partir de imágenes de la cueva de estalactitas y Neocueva. La directora de la Academia de España en Roma Ángeles Albert, destacó que «los 1.050 creadores e investigadores que han residido en la Academia son los verdaderos protagonistas de esta efeméride, que celebra la vida de la más antigua institución cultural española en el exterior y se vincula, de nuevo, con el museo que custodia la que es, sin duda, una de las manifestaciones artísticas más emblemáticas de España y un referente del patrimonio cultural universal».
De nuevo, el Museo de Altamira con esta exposición pone el foco en la influencia de este icono universal en creadores contemporáneos. En palabras de su directora Pilar Fatás, «se busca con estas exposiciones promover los lazos entre jóvenes artistas contemporáneos y las pinturas paleolíticas, continuando la estela de los artistas de principios del siglo XX». Tornero resaltó que «Altamira ofrece la oportunidad de encontrarse con el o la primera artista.
No se trata de una cueva cualquiera, sino una auténtica 'rockstar', una celebridad que ha alcanzado el estatus de diva». Como es habitual en las creaciones de Tornero (Baeza, 1978), la protagonista es «la aproximación emocional al paisaje con el que trabaja». Tornero asume el rol de un forense que documenta meticulosamente para construir otro escenario nuevo. Una característica de las pinturas de Altamira es la faceta escultórica, a través de las formas orgánicas del techo. En la creación de Tornero, el volumen se obtiene con el recurso del collage, «capas que se superponen como un antiguo palimpsesto y que permite replantearse en la oscuridad de la cueva el concepto de belleza». De este modo, «la dimensión pictórica y escultórica de Altamira se funde en estas composiciones para crear un relato propio».
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