Antonio Santos presenta en el Ateneo su estudio sobre el cineasta Hiroshi Teshigahara

En la retrospectiva que le dedicó el pasado año el Festival de San Sebastián quedó claro que el director japonés estuvo en el epicentro de la agitación conceptual que dio un vuelco al cine de su país a través de nuevas temáticas y formas de rodar. Hoy es evocado por un puñado de películas realizadas en los años 60 y, sin embargo, toda su obra «exige revisión y reconocimiento». Cine «modelado en tierra y bambú, jardín de piedra, escritura sobre la arcilla y la flor». Tercer iemoto (gran maestro) de la Escuela Sogetsu de Ikebana y figura consagrada de este arte; cineasta de prestigio internacional, ceramista, pintor, director de teatro y ópera, diseñador de jardines y autor de sorprendentes instalaciones, fue un ejemplo de artista multidisplinar que exploró de continuo paisajes creativos poco transitados. Santos examina por primera vez la obra de este artista en su conjunto. Y ha prestado especial atención a su interés y proximidad con algunos artistas españoles fundamentales, caso de Dalí, Picasso y Buñuel, entre otros. En este estudio responde a distintos interrogantes que descubren las claves para comprender el conjunto de una obra original y diversa, «en la que el cine ocupa una posición central, pero nunca exclusiva». «¿Cómo dar un sentido moderno, propio de nuestro tiempo, a aquellas artes ancestrales que no han perdido vigencia? ¿Cómo proyectar lo moderno en lo antiguo? ¿Qué actitud debe tomar un artista innovador frente a las prácticas artísticas más venerables y reglamentadas de su país? ¿Acaso basta con filmarlas y transformarlas en imágenes dinámicas, asimismo perecederas?».

El historiador del arte se adentra en un creador que «buscó infatigablemente esos sutiles hilos que enlazan pasado y presente, tradición y modernidad, oriente y occidente, arte y naturaleza». Santos, profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales en la UC y en la Cátedra de Cine de la Universidad de Valladolid, trabaja en la imagen «como vía de acceso al conocimiento de la sociedad y de sus representaciones». Su inmersión en el autor de 'La trampa' se suma a sus monografías sobre Kenji Mizoguch y Yasujiro Ozu, más estudios como 'El sueño imposible: aventuras cinematográficas de don Quijote y Sancho' y 'Tierras de Ningún Lugar: Utopía y Cine'.