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YEXUS
SANTANDER.
Miércoles, 13 de septiembre 2017, 07:39
Sin duda es uno de los autores españoles más conocidos por el gran público y uno de los pocos best-sellers en el campo de ... la novela gráfica. Ganador del Premio Nacional de Cómic y de galardones otorgados por el Salón de Barcelona y el Festival de Lucca, el valenciano Paco Roca inició su prometedora trayectoria con el cambio de siglo. Tras colaborar en la mítica revista 'El Víbora' y publicar los álbumes 'El juego lúgubre' y 'Los hijos de la Alhambra', encuentra en la novela gráfica el formato donde materializar sus inquietudes. Una producción que incluye títulos como 'El faro', 'Las calles de arena', 'El invierno del dibujante', 'Los surcos del azar', 'La casa' o la multipremiada 'Arrugas', cuyo traslado al cine de animación obtuvo un Premio Goya.
'Memorias de un hombre en pijama' (2011) constituye el primero de tres álbumes que recogen páginas aparecidas en El País y Las Provincias, donde el propio autor se caricaturiza trabajando sin salir de casa mientras reflexiona en clave de comedia sobre su mundo personal y diversos temas de interés social o económico. 'Confesiones de un hombre en pijama'es el libro que cierra la trilogía y se presentó ayer en la librería Nexus-4 mientras su versión cinematográfica está a punto de estrenarse.
-El uso de la propia imagen es un hallazgo divertido y práctico pero, con el paso del tiempo, ¿puede ser limitativo?
- 'Un hombre en pijama' surgió de un encargo de prensa y de la necesidad de hablar en primera persona. Precisamente, temía quedarme sin nada que contar a las pocas entregas, por eso miré hacia otras páginas del periódico y vi que los escritores de columnas de opinión siempre cuentan lo que les pasa o reflexionan en primera persona sobre los temas de interés. Pero es cierto que el personaje protagonista resulta limitativo. Si bien puedo hablar con él de cualquier cosa que me interese, mi alter ego pijamero me obliga a hacerlo en tono de humor. Seguramente seguiré usándolo en ocasiones, pero necesitaba dejarlo aparcado para poder explorar otras voces en primera persona.
-Este tipo de historias breves, ¿fueron un descanso del trabajo de componer la estructura larga y compleja de una novela gráfica?
-Para mí suponían un gran estrés. Todas las semanas o cada quince días debía entregar una historia. Y me pasaba el tiempo con miedo de que no se me ocurriese nada que contar. Pero al final siempre acabas teniendo una idea, aunque no sea brillante, y aprendes a sacarle partido a cualquier cosa. Desde luego, es un fabuloso ejercicio para mantener el ingenio engrasado pero acabé muy cansado de ese ritmo de trabajo, que además me limitaba mucho para poder trabajar en otros proyectos.
-¿El paso del drama a la comedia es muy difícil?
-Me gustan los dos géneros. Necesito contar las cosas tanto con humor como por medio del drama. Creo que toda mis historias tienen un poco de ambas cosas. Me gusta la tragicomedia, allí donde apenas hay distancia entre la lágrima y la risa. Pero es cierto que, cuando trabajas en dos proyectos a la vez, como ha sido 'Un hombre en pijama' y 'Los surcos del azar', por ejemplo, a veces me resultaba un poco difícil cambiar de registro.
-¿Realmente es usted tan desastroso y divertido como se retrata?
-Ja, ja, ja... Yo sé qué parte de ficción y qué parte de realidad hay en esas historias. Sin duda 'Un hombre en pijama' es una versión exagerada de mí, pero la gente me trata como si yo fuera el personaje tal cual. Y eso acaba llevándome a interpretar al personaje y a no saber ya que parte de mí es real y cual no.
-Argumentalmente, ¿cómo se da ese tránsito de lo personal y anecdótico a lo general y trascendente?
-No lo tengo muy claro. Creo que más que buscar lo que me diferencia de los demás, intento contar lo que me une al resto de la gente. En cierta forma es lo mismo que hace un monologuista o un cantante pop; es contar historias en ese terreno común donde todos estamos en algún momento. Te das cuenta de que en realidad apenas existen diferencias esenciales entre la gente.
-¿Cuándo toca temas de interés sociopolítico y económico es más complicado mantener el sentido del humor?
-A veces sí. Hay temas que me enervan y a los que me cuesta encontrar un cierre optimista o humorístico. Pero creo que obligarme a contarlos con humor los hace más digeribles y además evito caer en lo panfletario.
-En esa importante faceta divulgativa, ¿cómo conjuga rigor documental y amenidad?
-Parto de mi ignorancia total sobre ciertos temas. Así que me documento mientras intento comprender el tema que quiero tratar. Para esto me resulta muy útil el comodín de la llamada a distintos amigos expertos en las diferentes materias. En algunos casos combino esa historia didáctica con alguna anécdota personal más o menos divertida. Y luego intento cuadrar ambas tramas tratando de que no se noten mucho las costuras.
-Hablemos de la adaptación cinematográfica de 'Un hombre en pijama' ¿Cuál ha sido su intervención en ella?
-Empecé trabajando como guionista y como director de la película. Durante dos años, todo el proceso de preproducción, estuve intentando llevar la película por el camino que yo creía que era el correcto, o al menos el coherente con la serie y con mi forma de ver las cosas. Pero finalmente me vi obligado a abandonar porque me fue imposible. No se necesita ser muy inteligente para llegar a esta conclusión, pero me di cuenta de que la libertad que tiene un autor en el cómic no la tiene en el cine. Aun así, hay gente estupenda trabajando en la película y espero que todo vaya muy bien.
-¿No existió un proyecto de imagen real?
-Este proyecto combina ambas cosas. Tendrá unos minutos de imagen real al principio y al final.
-Dentro del cómic nacional, sin duda es uno de los autores más populares y conocidos fuera del propio medio ¿A qué lo achaca?
-A mí también me sorprende, ja, ja, ja... Imagino que eso ha sido gracias a que algunos de mis libros traspasaron la frontera del medio y han llegado a un público mucho más generalista.
-¿En qué trabaja actualmente?
Estoy terminando un libro-disco llamado 'La encrucijada', junto a José Manuel Casañ, del grupo Seguridad Social. Es un proyecto en el que llevo años trabajando. Se trata de una conversación-ensayo sobre la creatividad, el mundo de la música, el del cómic, la industria del entretenimiento, el éxito y el fracaso. Saldrá a finales del próximo mes de noviembre.
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