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De camino de Guardo (Palencia) a Santander, Concha Velasco (Valladolid, 1939) observa desde el interior de su coche «lo bonitas que están las montañas nevadas». La espera una triple cita escénica en Cantabria, dos en el Palacio de Festivales -la primera de ellas ... ya tuvo lugar ayer y la segunda se producirá este sábado por la noche a las 20.30 horas en la sala Pereda- y la tercera, este domingo, en el Teatro Concha Espina de Torrelavega. Y llega feliz, con ganas de conversación, sobre todo si es para hablar de teatro. Reconoce que está encantada porque la obra que le trae a esta región, 'El funeral' le permite trabajar con su hijo Manuel M. Velasco. También porque se siente en un gran momento «aunque con bastantes achaques» y por su papel en la obra, el de una gran diva de la escena que es capaz de levantarse de la caja e irrumpir en su propio velatorio para despedirse a lo grande, que le divierte un montón. Pero sobre todo, no oculta su satisfacción por la cantidad de reconocimientos que le están concediendo gracias a este personaje «Ayer mismo -por el jueves- me dieron uno precioso en Guardo y en Torrelavega me conceden otro los espectadores. ¿Qué más puedo pedir?».
Asegura estar feliz y agradecida por todos los premios que ha recibido a lo largo de su carrera «que son muchos y seguramente más de los que merezco. Pero ¿sabes qué? que a mi edad hacen mucha más ilusión porque por fin he aprendido a no mirar atrás y a disfrutar todo lo que me pasa hoy y mañana, así que lo recibo con una grandísima ilusión porque además soy consciente de que es muy importante seguir contando con el apoyo del público».
Hoy. En la sala Pereda del Palacio de Festivales a las 20.30 horas.
Mañana. En el Teatro Concha Espina de Torrelavega a las 20.30 horas.
Premio. La actriz recibirá el Premio Duende Zahorí, que conceden los espectadores de Torrelavega, mañana domingo, tras la representación de la obra.
Al teléfono su voz suena serena, cantarina e incluso juvenil, pese a que el día 29 de noviembre cumplirá ochenta años «y me gustaría celebrarlo a lo grande, con mis hijos, con mi nieto, con mis hermanos». Y no, no piensa en la retirada pese a que el año pasado, en la presentación de esta mismo montaje por un momento pareció que se despedía. «La verdad es que me pilló en un día tonto. Fue en Valladolid justo cuando me daban la Medalla de Oro de la ciudad, un reconocimiento que tiene poquísima gente, y me emocioné mucho. Fue un acto precioso en el Teatro Calderón ante tres alcaldes de distintas ideologías, pero que se llevaban bien entre ellos. En fin, que fue todo tan bonito que dije: pues ya está. Esto debe ser el final de mi carrera. Pero no. Para nada. El miércoles pasado he grabado el anteúltimo capítulo de la cuarta temporada de 'Las chicas del cable' y aún me quedan dos más. Y con 'El funeral' también tengo por delante una gira enorme. Además le he pedido a mi hijo Manuel que me escriba otra obra para dentro de dos años. Una obra que espero que, en esta ocasión, sea dramática, porque él escribe muy bien».
Llegó a 'El funeral' por petición propia. «Llevaba tiempo pidiéndole a mi hijo que me hiciese algo. Él había escrito este texto para microteatro y cuando lo leí, porque yo trabajo en todo lo que hace él, le dije que si lo desarrollaba para una obra más larga me comprometía a llevarla a escena».
Así fue como su hijo empezó a mandarle textos «que me hacían reír mucho algo que por entonces me venía muy bien». En aquella fecha, recuerda, llevaba tres años representando 'Reina Juana', una producción de Juanjo Seoane que también pasó por el Palacio de Festivales y que es, según señala, «posiblemente es el papel más importante que he interpretado en mi carrera». Pero ya le tocaba reírse. «Era un gran personaje pero también necesito algo de humor de vez en cuando». Así que el texto de su hijo, no le pudo llegar en mejor momento.
«Es una obra 'sobrenatural', insisto. No es Shakespeare, no es 'Hamlet' ni lo pretendemos. Es una obra muy muy divertida en la que se juega con que si la protagonista soy yo o no lo soy», ríe.
Se refiere al personaje de Lucrecia Conti «una actriz que fue muy famosa en su tiempo y que fue rica, pero por otras cosas. En esta mujer hay muchas personas que yo he conocido a lo largo de mi vida. La gente a veces quiere identificarla conmigo. Hasta desde la Unión de Actores me recriminaron un día porqué en la obra lamento que nunca me han dado un premio y yo les digo que se trata del personaje. A mí, afortunadamente me han dado cuatro premios maravillosos además del de a toda mi trayectoria. Yo, Concha Velasco, lo tengo todo, pero jugamos a que es una actriz fracasada y olvidada», vuelve a reír.
Del montaje, destaca, que «es grande. Con apariciones, desapariciones, proyecciones. Es una obra muy televisiva, muy cinematográfica. Es una comedia escrita para gente joven por gente joven y que los mayores vienen a ver porque salgo yo. Es una obra escrita con mucho cariño e interpretada con humor con unos compañeros de reparto maravillosos».
A medida que el vehículo le acerca a Cantabria le vienen muchos recuerdos de sus actuaciones en esta tierra. «Me gusta mucho el Palacio de Festivales y me vienen a la memoria muchas tardes de teatro como cuando representamos 'Olivia y Eugenio' en la que por primera vez abordamos el Síndrome de Down en escena», concluye la actriz.
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