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El rostro de John Ford -quién si no-, preside el libro. En realidad, soporte aparte, lo que ve la luz ahora, publicación y exposición, es la plasmación de una querencia y una pasión. La del niño adolescente que descubrió una nueva ventana en la ... que asomaban sucesivas imágenes infinitas, historias y personajes proyectados sobre un lienzo blanco. El mismo sobre el que el hoy pintor octogenario Indalecio Sobrino ha reunido 'en Aquellos años de cine'.
Ahora los fotogramas, los rostros y escenas icónicas y los mitos, reflejados en pinturas y en devociones plásticas, serán compartidos públicamente en este mes de diciembre y enero de 2022 por Indalecio Sobrino (Santander, 1940) a través de un libro que y una exposición, objeto el jueves 9 de una doble puesta de largo en Tabacalera. En más de 300 páginas y decenas de pinturas 'Aquellos años de cine' combinan ilustración y palabra, evocación y sueños, experiencia y recuerdos. Sobrino traza un itinerario de Lumière a Cleopatra, de Gilda a Moby Dick, de' La Strada' a 'Vacaciones en Roma', de 'Casablanca' a 'Mogambo', de 'Eva al desnudo' a 'Las diabólicas'.
Santander. Tabacalera acoge el próximo jueves, a las 19.30 horas, la inauguración de la muestra y presentación del libro.
Exposición en Palencia. En paralelo el artista santanderino expone en el claustro de la Catedral palentina 'La luz del silencio'. Obras entre la introspección y la contemplación. Hasta el próximo 11 de enero.
En palabras del propio artista su obra es «un ejercicio nostálgico-pictórico-literario». Junto con cada creación plástica que recrea escenas famosas, actores populares, planos inmortales, Indalecio Sobrino «acompaña las imágenes con textos a modo de comentarios que las sitúan en el contexto de la época de su estreno».
El pintor confiesa, en el preludio de su particular álbum, que sus primeros recuerdos son cinematográficos. «Tal era mi afición al cine. A la vuelta en casa, trataba de reproducir aquellas vivencias generadas por la película de la forma que mejor se me daba: dibujando.. Aquello, con la escasa madurez que he ido desarrollando, derivó en mi dedicación al maltratado mundo de la pintura».
En el prólogo Jordi García Candau señala que el del pintor santanderino es «un ejercicio sólido, dotado de la precisión de un gran pintor a la hora de elegir la palabra idónea, visual y evocadora, y la elegancia narrativas en esa anécdota que despierta la curiosidad del lector y asegura su atención».
A su juicio, Indalecio Sobrino es «un fantástico creador que dibuja con el lenguaje y describe con su lápices de forma admirable. Es un contador de historias. Certeras, amenas y llenas de belleza». Para García Candau, la escritura y dibujos del pintor no dejan indemnes. «Nos llenan el lama de recuerdos de un tiempo feliz, de ese hogar que representa la infancia».
De aquella especie de 'cómic proyectable' que en la adolescencia Sobrino se afanaba por construir, nace ahora este libro que será presentado el próximo jueves. «Revivir una época y contextualizar unas películas». La documentación recopilada por el niño fascinado por la pantalla, la imaginación febril, los frascos de tinta china y su habilidad para el dibujo constituyeron el germen de aquellas viñetas dibujadas en largas tiras de papel cebolla. La particular 'Altamira cinematográfica' del pintor Indalecio Sobrino.
Antes de la pandemia, en 2019, el pintor celebraba medio siglo en el mundo de la pintura con la antológica 'Evolución'. La programación expositiva del Gran Casino del Sardinero se abría con una revisión que abarcó desde los retratos de los 60 y 70 a los desnudos femeninos, la tauromaquia y hasta el jazz, la danza, el cine y los tipos populares de Santander.
El gesto libertario y escapista del músico de jazz. Esa escena y el personaje de un fotograma o de un mito arrebatados a la pantalla de cine como ahora. La plástica y el retrato del mundo de la tauromaquia o el movimiento fugaz, casi en relieve, de la danza.
En todos estos territorios la pintura cántabra ha tenido un intérprete decidido, coherente, fiel y constante. Indalecio Sobrino cumplió medio siglo de pintura y nada mejor que una antológica para refrescar la memoria, revisar su iconografía menos reproducida y volver a sus señas de identidad.
Ahora suma a sus cincuenta años de creación pictórica, bajo aquel significativo epígrafe de 'Evolución', una evocación más personal de su trayecto creativo por series y etapas.
Un pintor que «ha sabido evolucionar desde el realismo de sus primeras obras, pasando por el estilo abstracto e incluso el expresionismo en las que las figuras de Indalecio parecen estar en permanente movimiento». El artífice entonces de la propuesta fue Jesús Mazón, coordinador cultural y social, artífice también de esta nueva muestra.
CABECERA
La temática seriada más recurrente en la trayectoria de Sobrino han sido los retratos de los años 60 y 70, los desnudos femeninos de los 80, el arte de la tauromaquia y su mirada personal a la hora de acercarse a bandas de jazz, a la danza, al cine sobre todo, más los personajes populares de la comunidad que el pintor reunió desde la nostalgia en un libro.
La última gran cita con su obra fue 'Danza y vida', tras varios años de paréntesis, que exhibió en el Espacio santanderino Fraile y Blanco en dieciséis grandes obras que recreaban la danza del Alvin Ailey. El Centro Cívico del Río de la Pila, el Aula de Cultura La Venencia, la antigua galería Santiago Casar fueron algunos de los escenarios y espacios de sus comparecencias. Y hace una década recibía un homenaje al integrarse en la colección 'Artistas del siglo XXI», que impulsó Salvador Arias.
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