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'Vasos comunicantes'. En palabras de Manuel Borja-Villel, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, «una nueva reordenación completa del museo» que conlleva romper las divisiones entre disciplinas artísticas, a su vez incluye otras que habían sido excluidas como la arquitectura, el ... urbanismo o el teatro y que supone insertar las obras en su contexto. La misma imagen metafórica de vías compartidas es la que ilustra el vínculo entre el Archivo Lafuente santanderino y el Museo madrileño.
Si casi desde la creación del Archivo del coleccionista, editor y empresario José María Lafuente la relación de ambas instituciones ha sido constante y creciente, plasmada en préstamos, aportaciones a discursos artísticos, muestras temporales y proyectos y producciones, ahora ese trasvase queda reflejado y oficializado en el nuevo rostro que presenta el Centro de Arte desde el pasado mes de noviembre: esa última revisión de su Colección al completo, una relectura integral de su acervo que cuenta con un 70% de piezas nuevas para el público -adquisiciones recientes o no expuestas anteriormente a la espera de ser contextualizadas-, y que es fruto de una década de trabajo e investigación por parte de profesionales de todos los departamentos del Museo.
-Síntesis. 2.000 piezas, seis plantas de los dos edificios del museo, 15.000 metros cuadrados y, como novedad, el 70% de esas obras no se había expuesto anteriormente o es de reciente adquisición
-Narrativa. El Museo abre la puerta a las crisis, al 15M, al 8M, a las pandemias, a la plaza. «La colección no es un panteón de hombres y mujeres ilustres sino un itinerario donde los artistas pueden aparecer en un momento y también en otro».
-Propuesta. Explica el arte en relación a los acontecimientos históricos y los movimientos sociales y políticos de los siglos XX y XXI. Arranca con la bohemia en Madrid, París y Barcelona. Del cubismo se pasa a la tensión entre la alta cultura y el arte popular. Y el surrealismo.
-Dos pilares clave. El exilio, en 'Pensamiento perdido', reflejo de las aportaciones entre 1939 y los años 50. Y la descolonización al sumar obra sobre Latinoamérica entre 1964 y 1987.
Una relectura de los fondos que forman parte de la exposición permanente del Reina Sofía, en la que el Archivo Lafuente desempeña un significativo papel a través del préstamo de más de un centenar de piezas de su propia colección. En paralelo, se cumplirán en 2022 ocho años de un proceso de relaciones destinado a plasmarse en la Sede Asociada del Museo en Santander, en el inmueble antiguo del Banco de España tras su reforma. En realidad una década de negociaciones y pasos cuyo proyecto parece entrar en su fase definitiva encauzada hacia el inicio el próximo año de las obras de esa futura sede.
El director del Museo Nacional, Borja-Villel, es el impulsor de este replanteamiento de los fondos artísticos y documentales de la institución, proponiendo una nueva lectura de estos 2a la luz de los cambios ideológicos, políticos, culturales, sociológicos, económicos..., que se han vivido en las últimas décadas, y planteando así, además, nuevas relaciones y experiencias para los investigadores, los historiadores del arte, los propios artistas y el público en general».
En la «recolocación» de los fondos del Reina Sofía prima ahora lo temático sobre la cronología, han desaparecido algunos artistas y se han integrado otros, especialmente las mujeres artistas cuya presencia en la etapa más contemporánea estaba claramente minimizada con anterioridad.
La nueva exposición permanente del Reina Sofía afecta a las cuatro plantas del edificio Sabatini y a las dos del Jean Nouvel. Se incorporan veintiuna nuevas salas expositivas, aprovechando los bajos del Sabatini, sumándole así más de dos mil metros expositivos, prácticamente un nuevo museo dentro del antiguo.
La aportación del Archivo Lafuente se ha materializado en obras originales, fotografías, carpetas gráficas, libros ilustrados, libros, manifiestos, revistas, correspondencia, catálogos, impresos y folletos...; ítems integrados en los diversos apartados en los que se organizan los fondos del Archivo Lafuente, «divididos estructuralmente en dos grandes secciones atendiendo, por un lado, a la cronología (1900-1945 / 1945-1989) y, por otro, a la geografía (Europa-EE. UU., Latinoamérica, España y Cantabria)».
En lo que se refiere a periodos esta presencia notoria del Archivo en la Colección tiene su reflejo, en primer lugar, dentro de la sección 1900-1945 (Europa-EE. UU.) destacando los préstamos de obras pertenecientes a tres fondos: Futurismo, Dadá y Surrealismo.
Del artista berlinés George Grosz, integrado en los fondos Dadá del Archivo, se han prestado una decena de libros ilustrados fechados entre 1919 y 1930, sobresaliendo la carpeta gráfica Gott mit uns (1920), integrada por nueve litografías. En Futurismo sobresale el ejemplar de la revista Prometeo [¿1910?], dirigida por Ramón Gómez de la Serna, con la 'Proclama futurista a los españoles', de Marinetti.
En torno al surrealismo en España el Archivo ha prestado fotografías y publicaciones, fundamentalmente las relacionadas con la Gaceta del Arte de Tenerife y sus actividades en el año 1935.
Del mismo periodo, pero dentro del ámbito latinoamericano, los préstamos del Archivo se circunscriben a dos de sus fondos: Modernidad y Vanguardia Literaria, y Arte Concreto Invención /Madí /Perceptismo.
Del primero de ellos se han prestado más de una decena de libros, desde la mítica primera edición de Fervor de Buenos Aires, de Jorge Luis y su hermana Norah Borges (1923), hasta títulos de autores del estridentismo mexicano de la década de 1920, como Manuel Maples Arce, Germán List Arzubide, Luis Quintanilla del Valle o Xavier Icaza.
En la nueva permanente del Reina Sofía también pueden contemplarse, provenientes del Archivo Lafuente, las colecciones completas de las revistas Arturo (Buenos Aires, 1944), Invención (Buenos Aires, 1945), Arte Madí Universal (Buenos, Aires, 1947-1954), NV Nueva Visión (Buenos Aires, 1951-1957), así como, por ejemplo, el Manifiesto de disolución de Madí (1955).
Dentro de la misma cronología, pero entre los fondos del apartado España, se han prestado obras pertenecientes a los apartados Eduardo Westerdahl y Óscar Domínguez; Archivo Maruja Mallo; y Guerra Civil y Exilio Republicano. Del primero destacan el préstamo de diversos números de la revista 'Gaceta de arte' (1932-1936), fotografías de obras surrealistas (1934) de Maruja Mallo, y dos obras originales de Westerdahl-Domínguez: la maqueta para la cubierta y cubierta posterior del libro que Westerdahl dedicó a la obra de Willi Baumeister, y el collage que realizaron [¿1936?] como homenaje a Gaceta de arte.
Proveniente del Archivo Maruja Mallo, hoy integrado en el Archivo Lafuente, se ha prestado la icónica fotografía 'Autorretrato con manto de algas'; y, finalmente, referido a la Guerra Civil y al exilio, la aportación del Archivo es de dos decenas de primeras ediciones de títulos editados en Argentina, La Habana o México de autores españoles, como León Felipe, Max Aub, Manuel Azaña, Castelao, María Zambrano o María Teresa León.
En lo que se refiere a los fondos del periodo 1945-1989, el Archivo Lafuente ha prestado para ser exhibidas en la nueva colección permanente del Reina Sofía obras de dos ámbitos geográficos: Latinoamérica y España.
Del primero, y pertenecientes al fondo Mathias Goeritz, fotografías en torno al proyecto de Las Torres de Ciudad Satélite (1957), Ciudad de México, trabajo de Luis Barragán y el propio Goeritz.
Del segundo, integrados en el fondo Escuela de Altamira, ligado estrechamente con la historia cultural de Cantabria y con otros fondos del Archivo, como el de Julio Maruri o el de Pablo Beltrán de Heredia, el Archivo santanderino ha dejado al Museo Reina Sofía documentos que se han integrado en el apartado especial que el museo nacional ha dedicado a los encuentros que tuvieron lugar en Santillana del Mar en los meses de septiembre de 1949 y 1950. Se trata del ejemplar que la revista florentina Número, marzo-mayo de 1950, dedicó a analizar el segundo encuentro artístico de Santillana del Mar; de la primera edición del libro de Eugenio d'Ors 'No hay tal prehistoria', impreso en 1950 por la santanderina Imprenta Bedia; y, por último, del libro que Ricardo Gullón publicó en 1950 con el título 'Primera reunión de la Escuela de Altamira'.
En resumen, esta es la contribución, en forma de préstamos, que el Archivo Lafuente ha realizado para la materialización de la nueva recolocación, e implícita relectura, de la colección permanente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Una nueva colaboración entre las dos instituciones que plasma y revela «la relación de absoluto privilegio que en el futuro próximo está previsto se materialice en la sede asociada Reina Sofía - Archivo Lafuente, situada en la antigua sede del Banco de España en Santander.
Las obras de la sede asociada del Reina Sofía en Santander comenzarán durante el primer semestre de 2022, según la última previsión. Una comisión, integrada por técnicos de la firma adjudicataria, Museo, Archivo Lafuente y Ayuntamiento, mantiene reuniones periódicas desde hace semanas para avanzar en el proyecto de ejecución de una de las infraestructuras culturales más singulares a nivel estatal.
El pasado mes de julio se cumplían tres años desde que se firmara el acuerdo oficial que suscribía el compromiso institucional para llevar adelante este futuro espacio de arte en el antiguo Banco de España. La primera foto fija de este proyecto se reveló hace ya siete años.
Según fuentes municipales, se mantienen en el punto de mira los plazos estimados tras conocerse este mismo año la adjudicación de la redacción del proyecto: comenzar las obras en el primer semestre de 2022 y concluir la instalación a finales de 2023 o principios del siguiente. Ahora se trata de ir definiendo la ejecución, adecuación de espacios y necesidades, de los materiales a la sostenibilidad.
El propio Borja-Villel destacó este verano tres ideas fundamentales para el futuro de la sede santanderina: su «dimensión de proyecto de Estado»; el «consenso» en torno al concepto y lo que puede suponer; y, finalmente, la necesidad de trabajar ahora en un espacio y diseño «adecuado a sus necesidades, que no son las de un museo tradicional».
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