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Su identidad no es la de una colección. Tampoco la de unos fondos fruto de meras compilaciones a la espera de movilizarse de manera más o menos oportuna. Tras la construcción del Archivo Lafuente caben relatos entrecruzados, comunicaciones, coherencia en los discursos y un fundamento ... que pasa por la investigación y la formación. Mucho antes de que surgiera el proyecto de la primera sede asociada al Museo Reina Sofía fuera de Madrid, el Archivo Lafuente ya había originado colaboraciones fértiles, trabajos de apoyo y préstamos y elaboraciones para iniciativas expositivas. Uno de los espacios que con más intensidad forjó ese vínculo es la Fundación Juan March de Madrid y en él se ha plasmado ahora una de las propuestas con una presencia más notoria por parte del Archivo santanderino. Bajo el epígrafe 'El juego del arte. Pedagogías, arte y diseño', la Fundación March exhibe durante toda la primavera una singular muestra en la que el Archivo es uno de sus pilares esenciales, junto a numerosas colecciones y fondos de instituciones internacionales. Hasta 150 piezas configuran la ligazón con una exposición que ilustra «hasta qué punto las nuevas pedagogías del siglo XIX basadas en el concepto de 'juego' y en el 'dibujo para todos' han sido claves para explicar el surgimiento del arte de vanguardia y de la arquitectura y el diseño del siglo XX».
Una exposición que indaga en el origen del arte moderno buscando en la infancia de sus artistas más representativos y en la pedagogía en la que fueron educados. Para ello, se basa en una amplia selección de manuales de dibujo y materiales, recursos y juegos educativos procedentes de la colección del profesor Juan Bordes. Y a su vez se interrelaciona con préstamos procedentes de esas colecciones e instituciones públicas y privadas. Una propuesta que confronta así una exhaustiva selección de manuales y métodos de dibujo, de materiales, recursos y juegos educativos con obras de los principales artistas, arquitectos y diseñadores del siglo XX. Los juegos educativos se alinean con las obras de arte y el diseño del siglo XX atendiendo no solo a sus similitudes formales -que son evidentes-, sino también a los casos históricamente documentados de tantos artistas efectivamente educados en las nuevas pedagogías.
El archivo Lafuente -que estará también presente esta primavera en Santander, en el CDIS, dentro del festival PHotoEspaña-certifica con su presencia en la March que el destino último de los materiales que integran sus fondos es «la difusión y la investigación». En este sentido, el Archivo colabora desde hace años con algunas de las más prestigiosas instituciones culturales y museos, tanto nacionales como internacionales, prestando parte de sus obras y documentos para la realización de exposiciones y para el desarrollo y publicación de trabajos de investigación. En el ámbito de esta filosofía colaborativa, el Archivo Lafuente mantiene una estrecha relación con la Fundación madrileña, institución con la que ha colaborado en importantes proyectos expositivos, como «los dedicados al arte sonoro en España, la vanguardia aplicada o el art decó parisino, o también al trabajo de artistas internacionales, como Fortunato Depero, Kurt Schwitters, Max Bill o Lyonel Feininger».
El pasado día 22 se inauguraba en la sede madrileña de la Fundación Juan March 'El juego del arte', que ya se ha convertido en uno de los acontecimientos expositivos del año en España. El proyecto quiere hacer patente cómo las novedosas pedagogías del XIX más radicalmente basadas en el juego y en la experiencia del «dibujo para todos», inspiradas por el 'Emilio' de Rousseau y cuyo destilado más conocido quizá sea el sistema del 'Kindergarten' de Friedrich Froebel, han sido «un germen tan eficiente como desatendido del gran cambio introducido en la tradición por el arte moderno, junto con la emulación de la tradición artística (o la ruptura con ella), el conocimiento de otras culturas y épocas o la influencia de la literatura y las corrientes intelectuales del momento». A lo largo de las últimas décadas se han podido ver en todo el mundo exposiciones dedicadas, por ejemplo, a los juguetes diseñados por las vanguardias o por artistas, diseñadores y arquitectos contemporáneos, o a los juegos y juguetes tradicionales, pero hasta ahora «ninguna se había dedicado a mostrar la influencia de los nuevos modelos pedagógicos del XIX tanto en la educación de los niños como en la enseñanza del dibujo (base de las prácticas artísticas de las vanguardias), y, en consecuencia, del arte, el diseño y la arquitectura de todo el siglo xx, sus herederos directos». 'El juego del arte' visibiliza que «la génesis del arte moderno puede rastrearse en la niñez de sus protagonistas y en el tipo de educación que recibieron».
Esta exposición pretende también salir al paso de esa frase que todos hemos oído en más de una ocasión cuando se discute sobre arte moderno y contemporáneo: «Eso lo hace mi hijo de cuatro años». No se trata por ello de presentar la historia del arte del siglo xx desde el punto de vista del niño, «sino desde el del niño que fue cada uno de sus protagonistas». Este cambio de enfoque permite plantear que «la historia del arte de la pasada centuria, contada casi siempre como una narración para adultos, «ha ocultado en términos de relato la infancia de sus protagonistas; es decir, el periodo que tal vez podría ofrecer las claves para entender dicha historia como lo que también ha sido: el cuento de un largo y muy serio juego de unos niños especiales que todavía se juega y se seguirá jugando en el futuro».
El Archivo Lafuente ha prestado para abordar esta exposición 150 piezas de sus fondos documentales, pertenecientes a distintas secciones como Futurismo, Dadá, Surrealismo, Bauhaus, Revistas de vanguardia, Vanguardia rusa (publicaciones, originales y documentos), Fondo Westerdahl-Domínguez, Internacional Situacionista, Fluxus, entre otras muchas, o también al conjunto de trabajos que guarda el archivo de artistas internacionales.
Entre las obras y documentos que configuran la aportación del Archivo a la exposición se encuentran, entre otros, ejemplares de los años 1930 de la revista Minotaure, con las cubiertas de Picasso o Salvador Dalí; el manifiesto de la Bauhaus, de Walter Gropius, ilustrado por Lyonel Feininger; el catálogo original de 1912 del grupo Die Brücke (El Puente); ejemplares de la década de 1920 de la revista Wendingen, con cubiertas de Lissitzky o Frank Lloyd Wright; Pomada, el libro de 1913 de Larionov y Kruchenykh; fotografías de artistas, como Rodchenko, Paul Schuitema, Maruja Mallo, César Domela o Marianne Gast; el libro de artista original de 1934, de Marcel Duchamp, La mariée mise à un par ses celibetaires même; la obra Intuition, de 1968, de Joseph Beuys; dibujos de Carl Andre; el collage de 1955 Poème de l'Angle Droit, de Le Corbusier; obras originales de Esther Ferrer, Elena Asins o Isidoro Valcárcel Medina; o Jinete, pintura de 1948, de Mathias Goeritz. Además, esta exposición cuenta con los préstamos de más de cincuenta museos, fundaciones, galerías y colecciones de todo el mundo; de la Colección Alicia Koplowitz-Grupo Ornega Capital al Museo de Bellas Artes de Bilbao, IVAM de Valencia, Colección Telefónica, Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, Thyssen-Bornemisza, Reina Sofía, Zemtrum Paul Klee de Berna, Würth Collection de Alemania, Kunstmuseum de Berna, Repetto Gallery de Londres, Stanley Whitney de Nueva York, Staatsgalerie de Stuttgart, Stedelijk Museum de Amsterdam, entre otras.
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