Eduardo Matos Moctezuma Arqueólogo, antropólogo e investigador
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Eduardo Matos Moctezuma Arqueólogo, antropólogo e investigador
«El arqueólogo es un buscador de tiempo perdido que a veces lo encuentra»La suya es una vida ligada a la tierra. Eduardo Matos Moctezuma (Ciudad de México, 1940), con apellido ligado al emperador mexica que recibió a Hernán Cortés en Tenochtitlan, es una de las figuras referenciales y más reconocidas de la arqueología prehispánica. Lleva más de ... seis décadas dedicado a esa labor que le valió en 2022 el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Tras un cambio en la agenda de la UIMP, donde imparte un curso esta semana, protagonizará la sesión de hoy de los Martes Literarios (19.00 horas).
- «Hay un solo sitio arqueológico y se llama México», dijo. Y ese es su terreno de juego desde hace décadas
-Así lo dije. En una ocasión, un periodista mexicano me preguntó por la cantidad de sitios arqueológicos que hay en el país. Yo le respondí que hay uno solo que se llama México y no miento; allá donde tú excaves un poquito, vas a encontrar restos de cerámica, óseos, algo. Es muy rico en vestigios arqueológicos.
-Para alguien que se dedica a esta profesión, ¿trabajar allí es el origen o es la meta?
-Debo confesar que mi interés por la arqueología surgió cuando yo estudiaba el bachillerato. No sabía lo que iba a hacer después y en esas cayó en mis manos un libro que me prestó un amigo. 'Dioses, tumbas y sabios', de Ceram, que está dedicado a Egipto y fue lo que me apasionó, el Egipto antiguo. Me inscribí en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de Ciudad de México y aquella pasión por Egipto no se ha ido, pero me fueron atrayendo más nuestras culturas prehispánicas.
- ¿Es clave la divulgación como parte de su trabajo?
-Sí, fíjate que algunos colegas consideran que, aparte de investigaciones y otras cosas, en realidad soy un gran difusor de las culturas prehispánicas. Y me gusta mucho. Doy muchísimas conferencias, unas cincuenta al año, y me encanta.
-Una agenda que se habrá visto multiplicada con el altavoz que supone un premio como el Princesa de Asturias.
-Mis primeras palabras al recibir el premio fueron precisamente eso. Que los premios enaltecen, pero crean un compromiso de uno mismo con su propia conciencia. Tienes que tender a ser mejor. Después hablé de mis maestros y las instituciones que me formaron. Cité a varios de ellos, mexicanos y algunos que habían llegado por la Guerra Civil española y eran grandes antropólogos, entre ellos Pedro Bosch Gimera, que fue rector de la Universidad de Barcelona. Fue un reconocimiento a que uno no se hace solo; tienen que formarte y vas aprendiendo.
-Utiliza la palabra compromiso en relación al premio, pero si tuviera que destacar con qué se siente comprometido en su labor, ¿qué indicaría?
-Primero, con un aspecto muy importante; la arqueología es una disciplina que requiere mucho rigor. Estás encontrando la historia a través de los objetos y las técnicas y los traes al presente. El arqueólogo es un buscador del tiempo perdido, parafraseando a Proust, que a veces lo encuentra. Para encontrar ese tiempo perdido es necesario ser riguroso y ahí aparece ese compromiso. La segunda parte es dar a conocer. Debe enterarse el público general de lo que hacemos y encontramos o será como si no se hubiera hecho nada.
-Afirma que en la historia no se deben crear mitos, pero las sociedades también se alimentan de ellos. ¿Cómo se encuentra el equilibrio?
-Aquí es muy importante diferenciar. Una cosa es el estudio, el análisis, de los mitos y creencias antiguas, que hay que estudiar. A lo que yo critico es que se manipule la historia, algo a lo que son muy dados muchos políticos. En todos los países se ha dado, es impresionante. Se crean héroes, ensalzan personajes y se llega a mitificar la historia. Eso es lo que no vale y lo que critico ampliamente. Cuando se rebasa el límite y se empieza a manipular la historia, mal anda el asunto.
-¿El colonialismo, su mensaje y su discurso es el ejemplo de un uso interesado de la historia desde diferentes partes?
-Sí porque puede ser manipulado con determinados fines políticos. Desde esa perspectiva, lo es. Y ha ocurrido.
-¿Deberíamos prestar más atención a ese pasado solidificado que a un presente en constante cambio para entenderlo mejor?
-Creo que los pueblos deben conocer su pasado, su historia y verla desde una perspectiva de seriedad, de rigor académico. Es importante que se conozca la historia precisamente para evitar que sea manipulada. Profundizar. Como esa frase tan dicha de que de dónde venimos es a donde vamos, tiene mucho de realidad. Conociendo esa historia puedes planificar un futuro. En el momento en que tergiversar y quieres cambiar esa historia, lo que estás haciendo es una manipulación indebida.
-En este curso aborda diversos puntos de evolución de la sociedad, entre ellos la agricultura como elemento para crear figuras destacadas. Con las perspectivas que implica el cambio climático, ¿repetiremos ese esquema en torno a los líderes ecologistas?
- Toda esa tecnología que el hombre ha desarrollado de forma maravillosa, da la impresión de que en algunos campos, se voltea contra sí mismo. Se crearon adelantos impresionantes en pro del desarrollo y ahora se nos está revirtiendo y está acabando con lo que es la tierra. Es terrible y no se da marcha atrás. Las nuevas generaciones tienen en sus manos protestar y ver cómo se puede detener. Es un momento crucial.
- ¿Dónde ubicaría su axis mundi o centro del universo?
- El mío sería el análisis, el estudio, la academia. No queda otra.
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