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Dos series de pinturas de gran formato presiden la comparecencia expositiva del arquitecto Domingo de la Lastra, en su faceta de pintor, que abren este mes de febrero el calendario del Casyc Up. La cita reúne las creaciones del santanderino, cuya activa presencia en el mundo de la cultura se ha traducido en iniciativas colectivas, en actividades ligada al patrimonio, o bien ha propiciado o encabezado debates sobre intervenciones en la ciudad. Una trayectoria marcada por su «intensa labor cultural», tanto como vocal de cultura del Colegio de Arquitectos, como partícipe en la organización de cursos, jornadas, conferencias y exposiciones.
Su muestra se configura a través de dos series de pinturas de gran formato: 'El sueño de la razón crea arquitecturas' y 'Las cuatro estaciones'.
Tras el título de la primera asoman tres cuadros de gran formato, una reinterpretación del célebre grabado de Goya 'El sueño de la razón produce monstruos', para representar los despropósitos que ha provocado el mal uso del urbanismo y de la arquitectura para construir los lugares en donde vivimos. Estas obras pretenden expresar «la mala conciencia y el profundo sentido de la responsabilidad profesional y social que suponen los graves errores cometidos y las decepcionantes consecuencias que han dado como resultado muchos lugares donde resulta poco agradable vivir y convivir». Cada una de ellas es una metáfora de este proceder, a través de tres mitos de las Grecia y Roma antiguas: Prometeo, Pandora y Saturno.
En el segundo caso, el proyecto pictórico surge «como reacción al largo y oscuro periodo de confinamiento provocado por la pandemia, como un acto de rebeldía que pretende poner en valor el acontecimiento de la vida, frente al desánimo que provoca la presencia de sus antagonistas: la enfermedad o la muerte». Son cuatro obras de grandes dimensiones (2 x 2 metros), pintadas del natural, para compartir la experiencia con los paseantes y captar en directo las sensaciones que evoca la naturaleza a través de las cuatro estaciones, «reflejadas en la bóveda arbórea del Paseo de Menéndez Pelayo, un verdadero monumento natural de Santander».
En paralelo, los cuatro lienzos quieren ser «un ensayo sobre la naturaleza de las emociones humanas, que bien pudieran resumirse en los cuatro estados de ánimo que pudiéramos asociar a cada una de las estaciones del año. El verano, asociada a una naturaleza exuberante y voluptuosa, el otoño que expresa decadencia y barroquismo, invierno que provoca nostalgia y recogimiento, y la primavera que alienta a despertar y, si cabe, florecer». Todas ellas se combinan entre sí para componer, como ingredientes de la paleta de un pintor, el lienzo de la emotividad humana.
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