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La artista cántabra ante una de las obras que expone en Santander. Sane
«El arte es un espacio en el que puedes definir tus propias reglas»

«El arte es un espacio en el que puedes definir tus propias reglas»

Lucía Simón Medina | Artista ·

El espacio Exhibit Lab acoge 'Insuficiencias descriptivas, la nueva muestra de la joven creadora cántabra afincada en Berlín

Martes, 7 de enero 2020, 18:49

El arte como mirada curiosa y provocadora, como aspiración virtuosa, como espacio para la auténtica libertad, en la que las reglas están para cumplirlas y para también romperlas, según el caso. La artista Lucía Simón Medina (Santander, 1987), una de las creadoras emergentes de Cantabria con más proyección a nivel internacional, presenta su nuevo trabajo, 'Insuficiencias creativas' en el espacio Exhibit Lab de Santander. Una propuesta tan singular como ambiciosa y compleja en la que el arte y la ciencia se dan la mano para tratar de superar sus respectivas fronteras.

–Matemáticas, arte, razón, conocimiento, intuición... ¿Qué es 'Insuficiencias descriptivas'?

–La idea surge de una invitación a participar en una exposición que se llama 'Century', un homenaje al centenario de la Bauhaus. A partir del libro de Kandinsky 'Punto y línea sobre el plano' empiezo a estudiar el tema inspirándome en ese estudio de qué significan las líneas rectas, horizontales, verticales, diagonales, qué inclinación tienen, porque para él tienen un significado. En ese momento empecé a inspirarme en los sistemas de criptografía, a intentar visualizar fenómenos criptográficos pero adaptando ese método, obteniendo diferentes inclinaciones y estructuras de organización. Para esa exposición hice tres dibujos que a pesar de ser pequeños tenían detrás un proceso de desarrollo muy largo. Ese formato me permitía documentar todo el proceso y de ahí surgió 'Insuficiencias descriptivas'.

–Arte y... ¿criptografía?

–Ese interés tiene mucho que ver con el dibujo y con el lenguaje. El lenguaje también es un sistema de códigos y en general me interesan mucho los medios de comunicación prelingüística. El dibujo es la primera manifestación expresiva del ser humano, mucho antes que la escritura. Aunque sea algo muy espontáneo, cuando se repite se empieza a codificar, ya se está usando con una intención. En este caso, el trabajo de estos dibujos no tiene un significado en sí, no hay que fijarse en las líneas sino en la distribución de los números, que es lo que provoca que las líneas se organicen de una determinada manera. En el fondo se trata de cuestionarse el sistema de escritura.

«Me interesan mucho los medios de comunicación prelingüística como el dibujo»

–¿Cómo ha estructurado esta muestra?

–Este trabajo está basado en una superficie dividida en 324 centímetros cuadrados numerados que en cada variación está numerada de una forma diferente. Trabajar con este sistema es la base de mi trabajo desde hace tres años. Después voy manifestando mi propuesta de una forma diferente. Es como un patrón que siempre está ahí y que puedo utilizar de diferentes formas, combinando factores y alterándolos para generan nuevas series y nuevas interpretaciones del fenómeno.

–Analiza y compara dos fenómenos como el proceso artístico y la investigación científica. ¿Tienen algo en común?

–Sí, de hecho no son tan diferentes. El método científico se basa en la prueba y el error y en tener la capacidad de repetir experimentos, pero lo que lleva al científico a desechar o a continuar con una idea siempre es la intuición. En el proceso artístico ocurre lo mismo, es la intuición pero de alguna forma el artista siempre tiene que justificar lo que hace. Uno no elige continuar con una idea porque sea más fácil o porque le guste más. Es por algo mucho más poderoso y a veces inexplicable, como ocurre en la ciencia, solo que se intenta justificar de forma que se pueda repetir, pero en realidad la ciencia nunca te explica las cosas por completo, siempre se pueden desmontar y hay experimentos que destruyen otros. Es algo en continuo cambio.

–La muestra también una reflexión sobre la producción de conocimiento y sus representaciones estéticas. ¿Qué ha descubierto?

–Desde que estamos en la era digital todo está principalmente basado en códigos matemáticos. Internet, por ejemplo, se nos ofrece con un diseño que es muy bonito y muy sencillo en principio, pero que no deja ver la complejidad que hay debajo. Eso hace que nos distanciemos muchísimo del conocimiento y de los sistemas que estructuran la sociedad. Hay una falta de representación de muchas cosas que son necesarias para que la sociedad funcione. De ahí viene mi interés por visualizar fenómenos criptográficos, porque es algo que en parte es necesario mantener alejado, porque si todos lo entendemos deja de funcionar, pero sobre lo que es necesario saber que existe, aproximarse a ello e intentar entenderlo porque eso empodera a la gente.

–Pese a su juventud cuenta ya con una dilatada carrera artística. ¿Por qué y cómo decidió dedicarse al arte y cómo ha evolucionado?

–Desde muy pequeña me quise dedicar al arte porque mi madre es maestra y siempre ha puesto muchísimo énfasis en el dibujo como medio de expresión de los niños antes de que sepan escribir. Los niños son muy libres cuando dibujan, pero una vez que aprenden a escribir le cogen mucho miedo al dibujo. Eso es una pena. Mi madre me lo ha recordado constantemente y al final he guardado ese papel como un espacio de libertad en el que uno puede hacer lo que quiera, en el que uno se puede desarrollar según sus propias reglas y no según las de los demás.

«En Cantabria hace falta una colección que represente a los artistas emergentes de aquí»

-¿Cómo surgió su interés por los temas en los que centra sus obras?

-Ha sido un proceso. Empecé con 16 años el bachiller artístico, continué con la carrera y luego hice un máster en Alemania, y a lo largo de ese tiempo mis inquietudes se han ido desarrollando. Siempre me ha interesado cómo el efecto que provoca la tecnología en las personas para representarse a sí mismas o cualquier otra cosa. En un principio estaba muy interesada en la fotografía y en el retrato de personas y poco a poco me he ido más a intentar entender de dónde viene el conocimiento, que al final es el marco que nos delimita, y a intentar expandir esos límites. Eso me ha llevado al lenguaje, y en el lenguaje tienes los idiomas. En mi caso he tratado de buscar conceptos más universales, que se puedan entender en cualquier idioma, en cualquier país, y eso me ha llevado a los aspectos más básicos del lenguaje como pueden ser el ritmo, la entonación, el movimiento, la expresión gestual... Y todo eso en realidad se puede reducir a números, que es algo que tiene mucho que ver también con la música y con la danza. De ahí he llegado a los números, de los números a los números primos, que son como los bloques de los números en sí, y a partir de ellos he llegado a la criptografía.

–¿Qué podemos aprender de nuestros vecinos europeos en materia artística?

-Siempre me ha llamado mucho la atención el hecho de que en el colegio en España la asignatura que tiene que ver con el arte se llama Plástica, y en Alemania se llama Arte. Eso ya nos da pistas sobre el contenido de lo que aprendemos en el colegio sobre arte. El arte no es aprender a hacer retratos a lápiz, o no solo eso, puede serlo pero es mucho más. El arte es aprender a pensar diferente y a ser creativo, y para eso necesitas mucha libertad. Necesitas ciertas reglas pero también ser capaz de romperlas, y sobre todo de interpretar. El arte es aprender a ver. Creo que la educación artística que recibimos define cómo nos enfrentamos en general al arte: creo que se cultiva más miedo que apertura. En Alemania veo que la gente está más dispuesta porque le tiene menos miedo, no porque en realidad tengan más interés. Allí está más aceptado que el arte es algo muy importante para la sociedad. Es algo que tiene que ver con el miedo, que no otra cosa que una inseguridad que uno tiene, el miedo a creer que no lo vas a entender. Es que el arte no se entiende. Se puede intentar entender, pero todo queda en el intento. Tener miedo es pensar que hay que entenderlo cuando en realidad no se trata de eso.

-¿Cómo valora la situación del arte y de los artistas en Cantabria?

-Creo que ahora hay muchos, sobre todo jóvenes. Cada año descubro a alguien nuevo pero la mayoría está fuera y están muy poco representados dentro de Cantabria. Eso es una pena. Hace falta una colección que represente a los artistas emergentes de aquí. El otro día estuve en el Artium del País Vasco y su colección refleja muy bien los artistas, no solo a nivel nacional sino también de allí; son gente que igual no tiene carreras larguísimas pero que sí son sólidas. Eso falta un poco aquí, confiar un poco más en la gente que está trabajando, sobre todo al principio, que es cuando más cuesta. El arte es una reflexión de cada época y sería muy interesante que cada territorio se hiciese con los artistas o con parte de la obra de los artistas que pertenecen a ella.

«El arte es aprender a pensar diferente y a ser creativos, y para eso necesitas mucha libertad»

-Acaba de comenzar el año y ya ha recibido una nueva distinción, el AIR Embassy of Foreign Artists. ¿Hacía dónde quiere evolucionar como artista y cuáles son sus planes y proyectos de futuro?

-Vivo en Berlín y he tenido una beca de la Academia de Artes de Berlín y otra beca de investigación del Senado de la ciudad, y también he estado bastante en Austria. La semana que vienen voy a Ginebra. Me interesaba porque hay una empresa de criptografía cuántica, que es el futuro de la criptografía, el ser resistente a los ordenadores cuánticos, y voy a seguir desarrollando la investigación. Es algo que no sólo va a alterar toda la tecnología sino que también va a alterar nuestra percepción de la realidad.

-¿Cómo valora iniciativas como EXHIBIT Lab y qué aportan a los artistas?

-Son propuestas muy interesantes y arriesgadas. Es una plataforma que me da la oportunidad de mostrar mi trabajo aquí, algo muy difícil para mí porque trabajo y resido en Berlín. Son dinámicas muy necesarias, aunque una cosa es tener visibilidad y otra adquirir obra, que es una fuente de ingresos para el artista y que te permite liberarte de obra y saber que se está exponiendo. Es también una forma de mediar, de que las obras se den a conocer dentro de un territorio y que se sepa lo que se está haciendo.

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