El arte del guiñol regresa a Santander con las propuestas de ocho compañías

Como en esa cita popular que dice que de una boda sale otra boda, en este caso, de un festival de títeres, surgió otro. Luis del Río dirige el ya veterano 'Bisóntere', en Santillana del Mar, desde hace 15 años. Una propuesta que concentra en un fin de semana de verano multitud de representaciones, ante un público en el que, además de los locales, hay buena presencia de turistas. El año pasado, decidió plantear una apuesta; hacerlo también en Santander, en una época, el mes de diciembre, en que hay mucho ocio, pero baja la programación a nivel de teatro. «Haciendo matinés, además», añade. «Creemos que es un horario muy bueno que el año pasado funcionó muy bien». Tan bien fue en esa primera edición que en esta edición han decidido ampliar las jornadas y hacer doblete; sábados y domingos. Todos los fines de semana de diciembre y el segundo de enero.

La pasión de Luis del Río se remonta a la primera vez que tuvo oportunidad de ir a un gran festival solo de títeres. Allí se enamoró y descubrió «lo que queremos que ahora descubra el público», explica. Esas propuestas «que no habías tenido ocasión de ver nunca», celebra. A partir de ahí comenzó un camino con la meta de «hacer esto en mi casa». «Y ahí estamos», dice más de una década después.

En Cantabria, poco a poco, la afición ha ido creciendo. «A partir de 'Bisóntere' creo que lo revolucionamos todo y se ha empezado a programar mucho más». Una Comunidad donde no había gran tradición.. En el resto de España enumera festivales como Titirimundi, en Segovia, el l Internacional de Sevilla o la Feria de Títeres de Lleida y Fetén, en Asturias, que llevan muchos años. «Hay la misma tradición que en el resto de Europa».

Las compañías participantes cuentan con largas trayectorias y espectáculos multipremiados tanto en España como en Europa. Algunas basan sus creaciones en textos clásicos adaptados a conceptos más vanguardistas. 'Ritmos Animalescos', la nueva propuesta teatral y musical de la compañía Fàbrica de Paraules, abrirá el ciclo el sábado. El domingo, Periferia Teatro representará 'Nube Nube', un juego poético sobre la idea del amor romántico. El próximo fin de semana, 'Pintto, Pintto' de Anita Maravillas & Portal 71 hablará de amistad a partir de las mascotas el día 10 y el 11, se ha programado una revisión del clásico 'Hamelin' a cargo de Xip Xap.

El 17 de diciembre, Los Claveles abordará los cuentos de hadas con 'Hermosinda' y Los Titiriteros de Binéfar presentarán su particular 'Retablo de Navidad' el día 18. Kamante Teatro revisará Caperucita en 'Que viene el lobo' ya en enero, el día 7, y el cierre será el día 8 con 'Rojo' de La Canela Teatro y su visión del bien y el mal.

La tradición de contar relatos populares mediante figuras que cobran vida sujetas por cuerdas o por manos escondidas, se remonta a al menos 300 años atrás, cuando fue creado en Lyon por Laurent Mourguet el primer guiñol, en torno a 1797. Una forma, esta de montar un teatrillo, de distraer a la concurrencia cuando realizaba sus labores de sacamuelas y que acabó resultando más rentable que su profesión. Las historias que contaba el dentista, en la época de la Revolución, reflejaban las vicisitudes diarias de personajes identificables con ciudadanos de a pie, que se veían envueltos en situaciones cómicas, calamidades y complicaciones que buscaban entretener y divertir.

Con otra denominación, Punch, es posible remontarse más atrás aún, hasta la Inglaterra de 1662, donde se representaban los llamados títeres de cachiporra. Su equivalente germano era el Kásperle. Tal fue su popularidad en Alemania que incluso se ha utilizado al personaje para concienciar en campañas de seguridad vial. A los títeres de cachiporra les acompañan las variantes de hilo o marioneta y las de cuerda.