

Secciones
Servicios
Destacamos
Han pasado más de cuarenta años desde su primera individual en su ciudad natal. En el camino: utopías, narrativas, construcciones, diálogos desde el lienzo, frustraciones, ... hallazgos y combates, muchos combates. Eduardo Gruber (Santander, 1949) acude cada día al estudio con la fe de quien cree que es posible extraer una enésima luz para alumbrar extrañezas, incertidumbres y fragilidades. Del dibujo, como un útero, a la instalación, de ideas urbanas y arquitectónicas a escenografías, y siempre imágenes, metáforas.
Ajeno a modas e imposiciones de mercado, el artista ha creado en el Casyc de la Fundación Caja Cantabria una 'sala de espera' en tres obras, que son otros tantos estados, que conceden todo el protagonismo a quien mira. Una parada personal, como una isla dentro de un trayecto incesante. En el epicentro parece pedirle a un reloj inmenso que no marque las horas. Pero Gruber lo deja claro: «La pintura es inmortal».
-Su exposición se apoya física como de manera expresiva 'En la sala de espera' ¿Es ahí donde nos hallamos todos, ahora más conscientes de la fragilidad?
-Lo efímero en nuestro ciclo vital y la ansiedad temporal que marca nuestra cotidianidad me animó a realizar la instalación 'En la sala de espera', construida fundamentalmente sobre tres obras de diferentes momentos, dando el protagonismo al contemplador.
-Ya no hay contemplación ni exploración emocional, ¿todo se consume con su fecha de caducidad implícita?
-Hablar del silencio como sustituto de la palabra puede ser el camino que conduzca a algo a lo que el artista se enfrenta; la dificultad de transmitir la intimidad emocional al espectador. Sabiendo que no es la obra de arte la que existe sino el acto de sentirla, ¿es posible relacionarnos con el alma humana a través del arte? Hoy nuestro ritmo de vida nos hace más frágiles en tanto en cuanto nos cuesta más encontrarnos a nosotros mismos.
-¿Este Gruber es más reflexivo y pausado en el tempo de la creación, pero igual, o más apasionado?
-Su pregunta es mi respuesta. ¿Puede ser algo luminosamente gris? Plantearme problemas que creo no puedo resolver da sentido al estudio. Hay días que en la soledad del taller permanezco sentado durante tiempo reflexionando frente a una obra, y al final de la tarde ocurre un misterio inexplicable, encuentras un camino que no buscabas.
-¿Qué importancia le concede al azar y la casualidad en su creación?
-En nuestras vidas, la casualidad o el azar, aunque a veces no seamos conscientes de ello, pueden marcar nuestro camino. Algo parecido a ello ocurre en el acto creativo, con un matiz, cuando eso ocurre es el propio artista el que sí es consciente de ello y lo añade a la génesis de la obra.
-¿Comparte la idea de que en el presente el arte de vanguardia está totalmente dirigido?
-Habría que aclarar que el concepto de arte de vanguardia ha perdido el significado que históricamente se le ha atribuido, aunque se vuelva una y otra vez, quizás con las nuevas tecnologías, a lo que ya ha sido. En el arte pasa como en el boxeo, aunque todo el mundo sabe pegar, solo pocos saben boxear. Es verdad que el paradigma ha cambiado y con ello también el protagonismo de los agentes y todos se lo arrogan. Aquí no se puede ser cínico, aunque el mercado es necesario, es el dinero quién manda. Pero también hay que decir que el arte como el mundo ha asumido la mentira, y la falta de criterio se ha convertido en la carcoma en el 'mundo del arte', lo destruye despacio y en silencio. Ante ello no cabe otra que mantener una actitud inquisitiva ante los simulacros. Mire, hace pocos días en las noticias hacían referencia a la subasta de una obra de Banksy, ya de por sí sorprendente, con un resultado desolador y mostrando el poder del marketing y del mercado para que eso ocurriera, lo que vino después es un perfecto retrato de la estupidez.
-El debate sobre la muerte de la pintura fue interesado e inane. ¿Pero no ha dejado un poso de melancolía y, a su vez, de cierta subordinación a un mercado que la esquina?
-Es un debate cansino. En el fondo lo que ocurre es que se quiere emplear el término clásico de pintura frente a todas las variaciones que sobre su concepto más profundo se realizan hoy en día. La pintura es inmortal.
-Su estudio parece crecer con el paso del tiempo. Sus ideas se expanden sin freno. ¿Hay muchos Gruber esperando ese lugar adecuado para convertirse en relato?
-Por desgracia no crece en lo físico, pero sí está más lleno, literal y figuradamente. El estudio es un lugar donde se hacen realidad las fábulas, o donde surgen los hallazgos. También las decepciones, aunque si te ves decepcionado sabes que estás en el buen camino. Realmente uno lleva el estudio a cuestas durante todas las horas del día, jugando con la complicidad entre el pensamiento y lo formal. Una complicidad que posibilita que tome la dimensión alegórica que busco.
-De aquella muestra de cuadro único, hace casi 20 años, 'Eutropía, la ciudad invisible', a una invitación casi escenográfica como la de Casyc. ¿Su cuaderno de campo revela insatisfacción, energía, búsqueda...?
- Paradójicamente la insatisfacción la entiendo como una virtud, debe de ser una constante en el artista y el camino para ser 'único', en el fondo el deseo lógico de cualquier artista. Suelo decir que quisiera ser un tipo normal, pero único como artista, sabiendo que 'único' es una cualidad ajena cualquier valoración.
-¿En su muestra hay también implícita una necesidad, la de la apelación a enseñar a mirar?
-Sí, es verdad que hay algo de ello, aunque como he comentado el proyecto va acompañado de un texto, que no un relato, y apelo más a hacerles frenar el tiempo que a cómo hay que mirar.
-Al principio y al final: el dibujo. ¿Cada vez pretende mostrarse más despojado?
- El dibujo como técnica es algo «grandioso» porque cuenta con dos maravillosos recursos en su gestación: el papel y un sofisticado a la vez que sencillo invento, el lápiz. Emplear la metáfora es un buen modo de descubrir nuestras reacciones emocionales y me valgo de ella para explicar mi pasión por él, «al dibujar, el pulgar y el índice se hacen dominantes en el manejo del lápiz, pero se tienen que apoyar en el corazón». Un día rompí en mil pedazos un dibujo de grandes dimensiones después de un mes de trabajo. Al observar el montón de trozos de papel fui consciente de haber hecho el acto más auténtico que se le puede exigir al artista. La autocrítica es tan necesaria como la autoestima.
-Recuerdo a Dis Berlin elocuente: «Los pintores cada vez pintan menos». ¿Lo comparte?
- Me parece una reflexión irónica de un artista 'único' e inteligente que tiene mucho que ver con todo lo hablado anteriormente. Es posible que hoy la solución para el pintor está en refugiarse en sí mismo y no renunciar. Si lo haces pierdes el futuro, tu futuro como persona y artista. Me temo que el arte actual va a ser un elemento básico en los estudios sociológicos del futuro.
-Ahora la cultura en Cantabria parece inmerso en varias paradojas. ¿Qué radiografía plantea?
-Reconozco que mi respuesta está mediatizada por haber decidido residir en Santander. En el arte como en la vida somos una suma de nuestras decisiones. Todo lo que está surgiendo puede parecer interesante desde otro punto de vista que poco tiene que ver con la visión del artista, aunque es evidente que dinamiza la vida de la ciudad y eso está bien, y es verdad que han venido exposiciones de interés, pero no es el momento de entrar en detalle. Quizás lo más alentador que ha ocurrido en los últimos años es la aparición de una generación de artistas jóvenes interesantes por la variedad de sus propuestas, con los que, por cierto, mantengo buena relación.
-¿Qué comparten el Gruber novelista y el narrador subliminal de muchos de sus cuadros?
-Es una pregunta que habitualmente lleva sobreentendida una aparente incompatibilidad. Pero he conseguido hacerlas convivir para poder contar de un modo u otro lo que necesito contar.
-El tiempo es la clave de su comparecencia. Entonces, se preguntará ¿cómo ha evolucionado su vínculo con el arte?
-Pasado, presente y futuro, dependiendo en cual de ellos te apoyas te define como artista. Parafraseando a Gil de Biedma cuando nos dice «que la vida iba en serio lo supe cuando era tarde», podría decir «que el mundo del arte era esto lo supe cuando todavía no era tarde», y fue una liberación como artista.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.