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José Trimallez trabajando en su estudio santanderino. Celedonio Martínez

«El arte no puede basarse en ganar dinero, yo siempre he huido de eso»

Autorretratos | Jo sé Trimallez, pintor ·

El pintor cántabro José Trimállez repasa toda una vida dedicada a descubrir, interpretar y perfeccionar la pintura

Viernes, 15 de junio 2018, 10:17

¿Qué son tres meses de bloqueo creativo cuando lleva uno toda la vida dedicado a retratar con maestría el mar, o la niebla sobre el bosque al amanecer, con una espátula? A sus 87 años, al pintor cántabro José Trimállez sigue buscando la perfección técnica y el dominio del color en sus cuadros, que ha vendido por todo el mundo.

–¿Cuándo comenzó a pintar?

–Pues no lo sé, porque no sé qué salió antes del vientre de mi madre, si yo o un lápiz. Empecé a dibujar siendo un chiquillo y después pasé ya a pintar con pincel, cuando tenía unos 18 años o así. Pintando con pincel me tiré cinco años. Después ya me pasé a la espátula. Y desde entonces trabajo con ella, porque con la espátula puedes hacer virguerías.

–¿Cómo aprendió?

–Estuve becado para San Fernando, pero no me gustó lo que enseñaban allí. Entonces me dije a mi mismo: «Ya sabes, ahora te toca a ti sólo, a aprender y a currártelo». Y efectivamente así fue, así que en ese sentido creo que estoy totalmente al margen de las técnicas más habituales, de las que se enseñan. En ese sentido soy autodiacta, porque mi estilo lo he desarrollado yo solo.

–Su estilo es entonces...

–He buscado siempre que la calidad y la técnica fueran lo principal en mis cuadros, por encima de que fueran bonitos. Serán bonitos, quizás, no lo sé porque yo no puedo opinar, pero técnicamente he tratado de que sean perfectos. Además no están pintados sobre tela sino sobre DM, un material hidrófugo, así que son para mil años. Puedes pasar la mano o los puedes fregar, si te pones.

–¿Cómo ha sido su evolución?

–He pasado desde las marinas a los desnudos y a los abstractos, fundamentalmente. Lo mismo me daba unos que otros. Según la marcha del asunto, los cuadros iban surgiendo. En la pintura una cosa que parece muy sencilla se complica, y una cosa que es o está complicada, al final te sorprende porque sale sola...

Celedonio Martínez
Imagen principal - «El arte no puede basarse en ganar dinero, yo siempre he huido de eso»
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–Aunque pinta otros muchos temas, su gran especialidad son las marinas.

–Hombre, he tenido siete embarcaciones, que ya son suficientes para haber podido contemplar el mar unos cuantos buenos ratos. También me ha gustado siempre ir a ver los bosques, los juegos de luces entre las ramas, los brillos de los rojos, de los amarillos, de todo... Soy muy observador. Si te fijas en los cuadros que tengo aquí, en ellos está todo muy calculado, porque he tratado de reflejar la naturaleza tal cual es.

–¿Ha pintado mucha obra?

–No, no he pintado muchos cuadros, no he sido muy pródigo en ese sentido. Calcula que habré pintado 300 o 400, qué sé yo... Pero ya no los dejo para vender. Aquí no se vende nada.

–Pinta con espátula, y con una muy particular...

–Sí, la espátula que utilizo está diseñada por mi. Así puedo trabajar con ella a mi gusto. Utilizo la espátula porque los cuadros que yo pinto no se pueden hacer con un pincel. Por ejemplo, una marina, con todos los laminados que contiene... Esas superficies no se pueden realizar con un pincel. Por eso, cuando cogí la espátula ya no la solté nunca más. He aprendido a hacerlo todo con ella, incluso los elementos más detallistas. La utilizo incluso para firmar.

–¿Qué refleja en sus obras?

–Pues, francamente, últimamente tristeza, porque no le veo arreglo al mundo por ningún lado.

–¿Cuáles son sus referentes en la pintura?

–Tengo muchos que me encantan, otros solo me gustan... Pero yo de los pintores no hablo. De la competencia no comento.

–Últimamente ha realizado varios abstractos.

–Sí. Los llamo 'trípticos' porque están pintados en tres fases, algo así como si estuvieran pintados tres veces. Es un proceso singular que ya os contaré luego. Los demás, que aprendan. Con ellos quiero dominar el color, trato de expresar otras cosas que llevo dentro.

–¿Por qué ya no vende sus cuadros?

–Los he vendido muy bien y en todo el mundo: Francia, Alemania, Estados Unidos... Pero hace siete años me dije... «¿Y qué? Tengo para comer, para tomar un blanco con los amigos... Pues los guardo para mi». Hay obras en las que te ves reflejado, porque en el fondo esas obras eres tú. Y no te puedes vender a ti mismo.

–¿Se siente reconocido en Cantabria?

–No, pero... A ver si me entiendes. Uno tiene ya un destino, yo lo he tenido muy bonito. Me ha dado todo lo que a mi me apetecía y estoy contento. Soy un hombre que ama la música y la pintura, y he podido disfrutar mucho de ambas.

–¿Cómo ve la evolución del arte?

–Tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Muchas de las cosas que veo no me gustan, pero me callo. ¿Qué les vas a decir? Pero vaya, que es algo que te puede pasar a ti ahora mismo, que estés pensando que vaya mierda de cuadros te estoy enseñando... (risas) Yo no sé hacer otra cosa.

–¿Cómo valora el arte en Cantabria?

–Aquí hay cantera, pero no se potencia lo suficiente. Hay muchas formas de potenciarlo, de hacer que la gente se interese por la pintura y de que quienes tienen potencial puedan desarrollarlo. Pero la sociedad no lo hace y la mayoría de los pintores solo quieren ganar dinero, quieren vender... Se preocupan más por eso que por el arte. El arte no puede basarse en ganar dinero, yo siempre he huido de eso.

–¿Sigue trabajando y pintando?

–Sí, pero desde hace tres meses tengo un paro técnico... (risas). No tengo nada dentro de la cabeza. ¿Qué te parece? Debe ser que empiezo a estar viejo...

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