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Fue Joan Miró el que manifestó que «el arte está en decadencia desde la edad de las cavernas». Los artistas contemporáneos, cada vez con mayor frecuencia, vuelven su mirada al pasado buscando un sentido en las creaciones prehistóricas. Analizar las influencias de aquellas representaciones en las actuales, los puntos de conexión o las consecuencias en el conjunto de la sociedad de aquel Primer Arte de la Humanidad, son algunos de los objetivos que se ha marcado este año la Escuela de Arte y Patrimonio 'Marcelino Sanz de Sautuola' que ayer inició su novena edición en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y que contó como primer ponente con Roberto Ontañón, director del Museo de Prehistoria y Arqueología (Mupac). El también director de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria mostró a los 40 alumnos matriculados en este foro varios ejemplos de manifestaciones de arte prehistórico en todo el mundo y en diferentes periodos. «En la Prehistoria no hay un proceso de evolución lineal en lo que respecta al arte», comentó al inicio de su intervención.
Según manifestó, los investigadores todavía se preguntan hoy en día el por qué se hicieron esas pinturas o grabados hace 40.000 años, y es que, lo que él mismo denominó como «la pregunta del millón» sigue sin respuesta «al ser un fenómeno complejísimo» que ocurre por todo el mundo. Hipótesis hay muchas, desde que se trataban de representaciones naturalistas, a las que denominan este tipo de arte como magia simpática o magia de caza pasando por unas tendencias que relacionan estas expresiones artísticas con ceremonias o trances chamánicos. Ontañón no está de acuerdo con las que defienden que este arte está relacionado con una corriente naturalista o de representación de la realidad. Y se basa en que los dibujos que se pueden encontrar en los yacimientos de todo el mundo «forman un inventario» y «no reflejan toda la realidad» pues hay seis y ocho animales que se repiten una y otra vez mientras que hay constancia de que existían muchísimos más.
El director del Mupac aseguró que «no hay que buscar un significado universal a esas manifestaciones artísticas» sino significados «variados y variables», históricamente contingentes, vinculados con tradiciones, historias o mitos que ayudaban a aquellas sociedades a «entender su mundo».
También hizo hincapié en lo que denominó, sobre todo en la Edad del Bronce, como arte como instrumento ideológico. Unas representaciones en la que la figura humana quedan reducidas al mínimo y las armas -lanzas, flechas...- pasan a tener un papel fundamental. «Se trata de un arte puesto al servicio de la ideología y del señor dominante».
Ontañón destacó, además, que los primeros artistas no seleccionaban los escenarios de sus pinturas al azar. «Las cuevas no eran un simple contenedor sino una parte activa del proceso artístico del Paleolítico», destacó.
La novena edición de la Escuela de Arte y Patrimonio se desarrollará hasta este viernes y durante estos días se intentará analizar las influencias y los puntos de conexión entre el arte prehistórico y contemporáneo. Así lo señalaron durante la inauguración sus dos directoras, María José Salazar, conservadora de Arte Contemporáneo y miembro de la Comisión de Artes Plásticas del Centro Botín, y Pilar Fatás, directora del Museo Nacional y Centro de Investigación Altamira, a las que también acompañó en el acto la subdirectora general de Museos Estatales del Ministerio de Cultura, Carmen Jiménez. Esta última destacó la labor de investigación y difusión del patrimonio que realiza el Museo Altamira pese a sus «recursos limitados» y «poco personal», así como su éxito a pesar de que en verano hay una «competencia tremenda de propuestas culturales».
Durante este curso los alumnos, además de poder visitar el Museo de Altamira y el Centro Botín «como la mejor forma de comparar «lo antiguo y lo actual».
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Ana del Castillo
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