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Una situación enquistada, una demanda, exigencias permanentes y una falta de respuestas y de medidas claras. Así puede resumirse la situación en la que ... vive inmersa la Casona de Tudanca. Asociaciones , colectivos, empresarios y negocios del Alto Nansa han hecho un nuevo llamamiento al Gobierno cántabro para que «de forma inmediata comience a tomar medidas para revertir la lamentable situación del legado de José María de Cossío». En realidad la comunidad de los diversos municipios que de alguna manera tienen como epicentro al histórico y simbólico espacio ligado a la Edad de Plata de la cultura española, han expresado siempre la necesidad de potenciar la Casona como referente y joya patrimonial. Sus carencias, empezando por la de la dirección, son objeto de denuncia constante desde hace años.
Esta última llamada de atención, expresada a través de un comunicado en las últimas horas, se ha planteado como apoyo y continuidad al Manifiesto publicado por El Diario, en el suplemento cultural Sotileza del pasado 26 de julio.
En su comunicado de ayer los representantes de colectivos, negocios y asociaciones no solo muestran el apoyo al manifiesto en el que se denunciaba la situación de abandono de la Casona de Tudanca, sino que subrayan su «sorpresa por la respuesta de la Consejería ante las razonables propuestas que se plantean en dicho manifiesto».
El manifiesto, firmado por más de sesenta intelectuales, escritores y creadores, entre otras personalidades ligadas al mundo de la cultura, contenía una pregunta clave: «¿Realmente le interesa la Casona al Gobierno de Cantabria? Los datos y sensaciones de los últimos años nos dan una respuesta más que evidente y demostrada. La Casona parece más bien una 'patata caliente' que nadie quiere, esa 'joya de la abuela' que no sabemos qué hacer con ella».
De Fernando Arrabal, Félix de Azúa, Camilo José Cela Conde o Luis Alberto de Cuenca, a Luis Landero, Joaquín Leguina, Antonio Muñoz Molina, Joan Margarit y Álvaro Pombo, cerca de sesenta fueron los firmantes del Manifiesto que vio la luz el pasado mes de julio a través del suplemento Sotileza.
El contexto de la iniciativa tuvo su epicentro en el quinto encuentro de la Casona de Tudanca integrado en la programación de los cursos de Verano de la Universidad de Cantabria y que conduce e impulsa el escritor Mario Crespo. En el escrito que publicó este periódico los denunciantes destacaban que la riqueza de esta Casona «no la pueden ocultar ni la desidia institucional ni el olvido al que pretenden postergarla quienes tienen responsabilidad en el ámbito de la gestión cultural». Recordaban que en los fondos y archivo de la Casona se halla «parte de la memoria de lo mejor de nuestras letras (el siglo XIX, Pereda, generaciones del 98, 14 y 27, epistolario, cancionero poético…). Y eso no lo puede ocultar nadie: numerosas ramificaciones de nuestro saber humanístico van a desembocar en algún momento en la Casona, como una luz que no puede esconderse».
En su llamamiento a las autoridades competentes en la gestión de la Casona de Tudanca –secundado ahora por colectivos y ciudadanos del valle–, se solicitaron tres claras actuaciones: «La provisión de personal específico pues la Casona debe contar con una dirección operativa y efectiva, que cumpla con todas y cada una de las responsabilidades que toda dirección conlleva». La «mejora sustancial (cuando no creación) de un proyecto museográfico coherente y completo». Y «la difusión de la Casona y sus fondos», dada su identidad de «centro especial de la cultura».
Y los denunciantes dejaban claro que «la riqueza de esta Casona no la pueden ocultar ni la desidia institucional ni el olvido al que pretenden postergarla quienes tienen responsabilidad en el ámbito de la gestión cultural». Pocas horas después la Consejería de Cultura de Cantabria emplazaba a los intelectuales y artistas de la cultura española, que denunciaban la «desidia y el olvido» en el que está sumida la Casona, a una reunión para atender sus peticiones.
Desde el Gobierno de Cantabria se recordó que estaba trabajando «para poner en valor nuestros museos» y se añadía que «una de nuestras estrategias es colaborar con los agentes culturales en el desarrollo de estrategias». Reconocida como Conjunto Histórico-Artístico en 1983, la Casona está enclavada en un paraje natural de extraordinario valor, el Valle del Nansa.
Fue construida a mediados del siglo XVIII por orden de Pascual Fernández de Linares, indiano natural de Tudanca que amasó una fortuna en Perú. Además de la gran riqueza de ediciones de los siglos XVI al XVIII, su biblioteca está especializada en literatura del siglo XX y es una de las más ricas de España en ejemplares del grupo poético del 27. Su archivo custodia una gran cantidad de manuscritos autógrafos originales de los siglos XIX y XX, un archivo histórico familiar, epistolarios de la vida literaria y taurófila del personaje...
En las últimas horas los colectivos del valle, que han mostrado su «total apoyo al manifiesto publicado por El Diario», subrayan en su escrito que la situación «es especialmente grave desde nuestra perspectiva ya que no sólo se está descuidando un importante legado cultural, sino que se está desaprovechando un importante recurso para la dinamización del valle en una zona especialmente afectada por la despoblación».
Y van más allá al señalar que por un lado «la Consejería sigue obviando que la Casona tiene su dirección vacante, siendo las funciones más urgentes cubiertas por otro personal» del departamento.
Y, por otro, destacan que cuando el Gobierno «emplaza» a los promotores del manifiesto a una futura reunión, lo hace para «dilatar una solución».
Los problemas de la casa-museo son evidentes y la forma de abordarlos muy clara, apuntan: «Dotar a la Casona de personal y presupuesto adecuados para poder realizar sus funciones, tal y como prevé el Plan Estratégico elaborado por la propia Consejería».
Dada esta situación, los firmantes expresan su llamamiento a la Consejería «para que de forma inmediata comience a tomar medidas para revertir la lamentable situación del legado de José María de Cossío, cubriendo la dirección de la misma, estabilizando el personal de guías y asignándola un presupuesto estable con el que desarrollar todas sus funciones de conservación y difusión de tan importante patrimonio».
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