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José Sacristán protagoniza 'La colección', una obra de Juan Mayorga sobre el paso del tiempo Justo Rodríguez
«Los astutos siempre han tenido mejor posición en el mundo que los sabios»

José Sacristán

Actor
«Los astutos siempre han tenido mejor posición en el mundo que los sabios»

El intérprete representa hoy y mañana, en el Palacio de Festivales, 'La colección', una obra que recuerda que «somos depositarios de todo lo que ha ocurrido antes de nosotros»

Rosa M. Ruiz

Santander

Viernes, 10 de enero 2025, 07:27

José Sacristán (Chinchón, 1937) confiesa que le hubiera gustado interpretar al capitán Rhett Butler en 'Lo que el viento se llevó'. Pero tampoco quiere quejarse porque según dice se siente un afortunado de poder seguir siendo cómico. En 70 años de oficio ha hecho de todo: cine, teatro, televisión y ya está preparando un nuevo proyecto. Llevar al escenario la primera parte de las memorias de Fernando Fernán Gómez. «Este oficio le da sentido a mi vida», asegura y poder poner en escena obras como la que hoy y mañana le trae a la Sala Pereda del Palacio de Festivales. Se trata de 'La colección', un escrita y dirigida por Juan Mayorga y que protagoniza junto a Ana Marzoa.

–Regresa a Santander con 'La colección'. ¿Qué es lo que le atrajo de este texto?

–El privilegio de pasar de Miguel Delibes después de cinco años –el tiempo que ha estado protagonizando la obra 'Señora de rojo sobre fondo gris'– a Juan Mayorga. Me pareció una oportunidad fantástica para cambiar de historia y personaje y además poner en escena las obras de dos autores de una gran envergadura, que cuentan formidablemente bien las cosas que nos pasan.

–Es un texto, tal y como señala la sinopsis, que aborda «la misteriosa relación entre las personas y los objetos». ¿Qué relación es esa?

–No solo los objetos. En realidad 'La colección' lo que plantea es que somos depositarios de todo lo que ha ocurrido antes de nosotros. Y no solo de los objetos, ni siquiera los artísticos. Hay un depósito que incluye odio, amor, sentimientos y hasta la música. En definitiva, la vida. Y de todo eso cada uno establece una relación. En definitiva, pasamos por la vida coleccionando y siendo coleccionados.

–En un momento de la obra, su personaje afirma que vivimos una época en la que los astutos triunfan más que los sabios. ¿Comparte esta opinión?

–Sí, pero no es algo que ocurra solo en esta época. En la obra, el personaje lo dice en función del estado de ánimo que tiene en ese momento. Indudablemente no me parece que esta sea una época en la que los sabios estén particularmente reconocidos, pero me temo que siempre ha sido así y que posiblemente no lo serán nunca y los astutos tendrán siempre una mejor posición en el mundo. Tampoco creo que sea algo que dependa únicamente de las circunstancias políticas del momento, sino de la condición humana.

El oficio

«Amo mi profesión por lo que tiene de juego ya que me permite hacer creer al otro que soy el que no soy»

–A lo largo de su carrera ha recorrido todos los géneros y formatos. ¿Qué es lo que le motiva para seguir subiendo a los escenarios?

–Amo a mi profesión. Básicamente por lo que tiene de juego. Es lo que yo llamo la profunda seriedad del juego que me permite hacer creer al otro que soy el que no soy. Tengo la suerte de poder elegir y que personas como Juan Mayorga me proporcionen personajes e historias que me encantan. De verdad que me parece apasionante poder seguir siendo cómico. Afortunadamente tengo ese privilegio. Lo reconozco y lo agradezco.

–¿Qué necesitaría el mundo del espectáculo para conectar con las nuevas generaciones?

–Me temo que esto daría para un largo debate que nos llevaría muchísimo tiempo. En primer lugar creo que es una necesidad recíproca. Estoy al tanto de las cosas que se hacen y sigo pensando que el teatro es imprescindible o al menos lo suficientemente necesario para que todo el mundo se acerque a él. Pero es cierto que de un tiempo a esta parte han proliferado medios de entretenimiento y de comunicación que hacen que la relación entre un espectáculo y un espectador sea totalmente distinta a la que era hace un tiempo. En fin, esta pregunta, como le decía, nos podría llevar a una larga conversación.

La cultura

«No creo que el afán de saber y conocer sea lo que más inquiete al personal y no me refiero solo a los políticos»

–Seguramente también podríamos mantener una larga conversación si le pregunto sobre el panorama cultural. Usted ha sido testigo de grandes transformaciones durante su trayectoria. ¿Cómo ve la situación actual? ¿Se apoya lo suficiente a la cultura en este país?

–Me temo que no. Pero a este respecto no solamente hay que denunciar o lamentar la actitud de los distintos gobiernos, sean del color que sean, también la nuestra. No creo que el afán de saber y conocer sea lo que más inquiete o preocupe al personal. Pero a mi edad tampoco quiero ponerme en situación de juez o crítico de nadie. Ya tengo la experiencia suficiente como para decir que cada uno se vaya apañando o como se dice: 'lo primero es antes y allá cada uno'. Ojalá hubiera una mayor sensibilidad, ocupación o preocupación por el conocimiento. Y no me refiero al enciclopédico sino al placer de saber y de conocer. Pero esto es lo que hay. Con todo, no estamos ni muchísimo menos en el peor de los tiempos.

–Sin embargo, existe la percepción en ciertos sectores de que los actores, el mundo del espectáculo en general, viven de las subvenciones. ¿Hasta que punto afecta esto al reconocimiento del trabajo artístico?

–A mí esos pronunciamientos me parecen miserables. Y por eso no los tengo en cuenta. Prefiero que la tropa que se manifiesta de esa manera no cuente con mi opinión.

–Tiene 87 años y una trayectoria muy larga y consolidada. ¿Qué cosas se permite ahora que antes no podía?

–No me pude permitir hacer 'Lo que el viento se llevó' y ya me hubiera gustado haber interpretado al capitán Rhett Butler. Hay muchas cosas que no he hecho, pero si quiere que le diga la verdad, entre lo que yo pensaba que esto podía dar de sí y lo que está dando de sí no me quejo. Bien es verdad que conozco lo que es aceptar la realidad, tener los pies en el suelo y la toma a tierra siempre espabilada. Pero insisto en que no me quejo.

–¿Qué le ha dado la experiencia y el paso del tiempo en su profesión?

–Sentido a mi vida. Tengo la enorme suerte de que durante casi 70 años mi vida y mi trabajo han ido de la mano. No se entienden la una sin el otro.

–En esos 70 años ha actuado muchas veces en Cantabria. La última vez, precisamente, con la obra de Delibes de la que hablaba al principio. ¿Que percepción tiene de esta tierra?

–Primero y fundamentalmente la memoria de mi amigo José Sámano. La suya fue una de las pérdidas que más he lamentado y no solamente por cuestiones de trabajo sino por amistad y, sobre todo por la gran categoría humana que poseía. Y por lo demás, no sé que te puedo decir de Santander sin caer en los tópicos de siempre porque es un lugar muy bello y un muy buen lugar en el mundo.

–¿Que proyectos laborales le esperan en 2025?

–Estoy pergeñando para finales de este año una adaptación que he hecho yo mismo de la primera parte de las memorias de Fernando Fernán Gómez, 'El tiempo amarillo', que se llama 'El hijo de la cómica'.

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