Teresa Cardona | Escritora
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Teresa Cardona | Escritora
«Los autores de novela negra somos unos mentirosos que no paramos de engañar»Conocer a algunas de las investigadoras que protagonizan las historias policiacas que habitan en nuestras mesas y estanterías es el objetivo de un ciclo que se desarrolla en la librería Gil - 'Semana negra. Mujeres que investigan'- y que hoy, jueves, a las 19.00 horas ... recibe a Teresa Cardona (Madrid, 1973), autora de 'La carne del cisne' (Siruela) tercera entrega de una saga -previamente publicó en este mismo sello 'Los dos lados' y un bien relativo'- que protagoniza la teniente de la guardia civil Karen Blecker. Una historia con numerosos interrogantes y juegos con el lector que comienzan ya en el título porque debajo de esas plumas tan blancas que muestran los cisnes se esconde la carne oscura, dice la autora.
-¿A qué se enfrenta Karen Blecker en esta nueva entrega de su saga?
-Karen y Cano, no nos olvidemos de su segundo el brigada Cano, se enfrentan lo primero de todo a un invierno muy duro en San Lorenzo del Escorial a diferencia de las dos anteriores novelas que se desarrollaban en un ambiente más amigable: un verano muy tórrido y un bonito otoño. Pues bien, en este libro y en una madrugada llena de niebla completamente serrana aparece un cadáver en uno de los chalets de la llamada carretera del sur. Y, lo primero, que deben investigar de quién se trata.
-¿Cómo se le ocurrió llamar con un nombre extranjero, Karen Blecker, a alguien tan español como una guardia civil?
-Llevaba 30 años viviendo fuera de España así que cuando busqué un sitio donde situar mis novelas españolas quería que fuese un lugar que conociese muy muy bien porque los lectores de novela negra son muy picajosos y te cogen siempre a la primera. Si tú les relatas algo que pasa bajo una cuesta, más vale que esa cuesta exista porque si no te llaman inmediantemente para decirte que estás equivocada. Así que busqué un sitio que conozco francamente bien, San Lorenzo del Escorial, donde paso todos los veranos desde pequeña. Y cuando ya tenía el escenario pensé que podría ser muy interesante darle a mi guardia civil la visión de alguien que ha vivido en el extranjero y darle la visión que yo también tengo.
-¿Cuál es esa visión?
-A los que hemos vivido fuera mucho tiempo hay muchas cosas que nos sorprenden como por ejemplo que cuando entras en un cafetería te ponen directamente el café que saben que tomas porque ya has ido tres veces antes. Esto es una cosa impensable en Alemania o en Francia. Y esa es la visión que yo quería darle a Karen Blecker para contraponerla también al brigada José Luis Cano que es un chico que nunca ha salido de San Lorenzo mientras ella ha vivido en La Haya, Alemania, Francia... Son muy distintos y contraponiéndoles a los dos consigo que discutan que es la cosa que más me divierte.
-A los autores de novela negra les gusta mucho jugar con el lector. ¿Qué juego les propone en esta novela?
-A todos los escritores de novela negra nos gustan los juegos de confusión. Mentimos durante todo el libro para engañar al lector haciéndole creer que una persona ha cometido el crimen y luego resulta que no. La novela negra es un juego de engaños. Los escritores de este género somos unos ladrones que robamos con los ojos y con los oídos porque nos pasamos todo el libro engañando, dejando frases sueltas o pequeñas imágenes que despistan y dan pistas falsas.
-¿Y no corren el riesgo de confundir demasiado al lector?
-Hay que tener mucho cuidado. Lo que no podemos hacer es plantear una historia con unos personajes y unas pistas y que de repente en el último capítulo aparezca un primo de Australia del que nadie sabía nada y ese sea el asesino. Eso no se puede hacer porque además de inverosímil fastidia mucho. Yo desde luego, como lectora cuando un autor me pone un final así dudo mucho en volver a comprarle.
-¿En 'La carne del cisne' hay también dos líneas temporales como en sus anteriores libros?
-Sí. Es un poco marca de la casa y tiene una razón que me gusta que los personajes hablen desde su situación social, personal y política y que lo hagan en su año porque es muy distinto que yo te cuente ahora como eran las cosas en los ochenta a que te lo cuente una señora que está viviendo en 1980. Creo que saber que pasaba en el año en que ha nacido ayuda a saber a comprender los sentimientos de una persona.
-En esta novela aborda el ciberacoso. ¿Es de las partidarias o contrarias a las redes sociales?
-Las redes sociales no son malas pero sí el mal uso que hacemos de ellas. Algo falla en ella, pero creo que al ser algo tan nuevo no hemos sido capaces de inculcar a los niños y a la juventud un mayor cuidado.
-Últimamente hay varias cosas en las que coinciden muchos autores y autoras de novela negra. Una es que la principal investigadora es una mujer y la otra que los casos suceden en una zona rural, lo que se denomina rural noir, ¿No se planteó cambiar ese patrón?
-Las primeras novelas que escribí en Francia junto a Eric Damien estaban protagonizadas por un comisario hombre y me apetecía cambiar a una protagonista mujer. Muchas veces me han preguntado si Karen Blecker es mi alter ego y creo que todos los autores que decimos que no tenemos nada que ver con nuestro personaje mentimos porque todos tienen algo nuestro. Soy de las que voy a los festivales de novela negra a los que me invitan con los libros de los que van a ser mis compañeros de mesa ya leídos. Y cuando me los encuentro hay un truco que nunca me falla para reconocerlos. Si el comisario de uno bebe café, el autor bebe café. Si hay uno que fuma, su detective también lo hace y si lo acaba de dejar también su personaje y lo está pasando fatal. Es evidente que todos nuestros protagonistas tienen algo nuestro y Karen tiene muchas cosas mías.
-Se dio a conocer como escritora de novela juvenil. ¿Ha abandonado ya ese género?
-Pues sí la verdad. Tengo cuatro hijos y acabé estragada de novela infantil y juvenil. Ahora lo que más me divierte en la literatura es matar y me encanta el rural noir porque que ambientar tu novela en un pueblo te permite dar voz a toda la gente que lo habita, desde la cafetera hasta el camarero. Llevo con mucho honor el premio Villanúa Rural Noir.
-¿Habrá cuarta entrega?
-De momento en primavera Siruela publicada la segunda de las novelas negras que escribí en Francia, 'Tierra quemada' y, sí para finales de este año o principios del próximo espero tener concluida la cuarta entrega de Karen y Cano y ya te adelanto que se desarrollará en primavera.
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