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El 'lenguaje de las flores', como en la Doña Rosita de Federico García Lorca, vertebra el nuevo diálogo plástico y expresivo que propone Balta Gallery, el espacio de arte de Santander que continúa creciendo en lo expositivo. 'Memoria de las flores es el epígrafe que ... preside la nueva muestra organizada por el espacio de Jurate Sodeikiene. Una nueva entrega en el proyecto de comunicar y cruzar lenguajes y creaciones de artistas cántabros y españoles, o con creadores de otras nacionalidades, en particular europeas.
En este caso son la santanderina Beatriz Elorza y el toscano Massimo Barlettani. Desde mañana viernes y hasta el próximo 31 de marzo la muestra se fundamenta en un diálogo entre pintores, unidos esta vez por la común elección de un mismo motivo, la flor, que en los dos artistas adquiere distintos significados. La exposición tiene su punto de partida en un vínculo perdurable, el que enlaza las flores y el arte, una vez que los pintores, de un modo u otro, han reflejado esa querencia desde la antigüedad. Primero, como objeto de estudio y clasificación, desde Teofrasto a nuestros días, pasando por los genios de Leonardo Da Vinci, o Durero, que cristalizan la pintura botánica, de interés científico aunque tenga alto valor estético.
Pero con la modernidad, las flores aparecen como objetos de pura belleza, cargados de sentido propio, muchas veces elegíaco.
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Los cuadros que se exhiben en Balta Gallery ya no tienen nada qué ver con la pintura botánica -que goza de excelentes cultivadores en España, como Marta Chirino, por poner un ejemplo. En este caso pintor y pintora han llegado a estas flores partiendo del abstracto, a diferencia del proceso más común que arranca de la figuración para alcanzar la abstracción.
Beatriz Elorza es bien conocida en Santander, donde ha expuesto regularmente. La última vez en el Centro Cívico Tabacalera, en octubre de 2023, al cuidado de Jesús Mazón. Antes lo había hecho en galerías privadas y en 2013 en el patio central del Parlamento. Arquitecta de carrera, en su curriculum figuran galerías de Madrid y Nueva York, y ha participado en colectivas en Madrid, Moscú, Tokio, Londres. Nueva York, ha dicho alguna vez, le ha aportado «fuerza, color y determinación en las pinceladas, por la presencia del expresionismo abstracto en la Art Student League, donde estudió entre 2011 y 2013, y por la fuerza misma de la ciudad. Sus flores producen a un tiempo «inquietud y sosiego».
Barlettani, por su parte, es un pintor italiano nacido en la Toscana, en Volterra, en 1956. Diseñador gráfico, ha desempeñado su profesión en Zeta Scorpii Editor, y como publicista, en la agencia B&A, que fundó en 1989, y por cuyo trabajo ha recibido numerosos premios a la creatividad. La elección de las flores como tema, insistiendo en que la suya no es pintura botánica, tiene mucho qué ver con su visión del mundo, con su filosofía. Dice de sí mismo y de su objeto: «Las flores tienen el sentido de la belleza y la fragilidad de la vida, del poder y la fugacidad de la existencia». Prefiere, dice, pintar pequeñas flores silvestres, a las que saca de formato «para mostrar su anatomía perfecta».
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