![«A Baroja su honestidad le ha valido un cierto desprecio por parte de la sociedad»](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/05/14/94385510-kyfH--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
![«A Baroja su honestidad le ha valido un cierto desprecio por parte de la sociedad»](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/05/14/94385510-kyfH--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Ramón Barea (Bilbao, 1949) volverá este viernes al Palacio de Festivales para reivindicar a Pío Baroja, un autor del que dice sigue siendo un gran ... desconocido y un adelantado que ya escribía esperpento antes de que Valle Inclán lo hiciera. El actor es también el director de 'La lucha por la vida', una adaptación de la trilogía del escritor vasco, al que admira desde bien joven, que se ofrecerá a las 19.30 horas en la Sala Argenta. Barea llega a Santander con un número de proyectos en marcha, entre ellos volver a dirigir para el cine, una película que llevará por título 'Yayo' y que habla de la «alegría de vivir».
-¿Qué le trae esta vez por Santander?
-Una obra que recupera a un autor no demasiado celebrado, curiosamente. Un hombre, Baroja, muy prolífico y que pese a ello es un gran desconocido. Una obra que para nosotros ha sido un gran reto y una locura maravillosa.
-¿Más reto o más locura?
-Cuando pensamos en esta obra que engloba tres novelas de Baroja, tanto José Ramón Fernández, que se ha encargado de la adaptación, como yo, pensábamos en versionar solo la primera de ellas, 'La busca', pero luego nos parecía que el recorrido que tiene el protagonista, Manuel, un muchacho que deja su pueblo para irse a una gran ciudad merecía que mostrásemos toda su evolución.
-Para los que no hayan leído 'La lucha por la vida' ¿qué temáticas aborda?
-En lo estético, luego hablamos de lo ético, Baroja fue una adelantado a lo que luego, en los años veinte, Valle Inclán denunció como esperpento. Esta obra se publicó mucho antes, en 1904, y en ella ya habla de lo grotesco. Baroja esboza, sin saberlo y sin proclamarlo algo que luego recogen otros autores y que es esa visión grotesca de la realidad. Él nunca hizo realismo. Sus personajes están tratados con ironía, pero sin comparecerse de ellos. En ese sentido tiene algo de brechtiano porque no nos deja a los espectadores encariñarnos con ellos. La gracia de este autor también está en que trabaja escribe sobre cosas muy populares, incluso en el lenguaje.
-¿Y en lo ético?
-El protagonista de esta obra, Manuel Alcázar, es un lazarillo del siglo XX. Un tipo que se está buscando la vida. Un muchacho que quiere portarse bien y ser bueno, porque su madre así se lo pide, pero que no sabe cómo hacerlo en la sociedad en la que vive rodeado de personajes metidos en robos, corruptos, mentirosos y tramposos. La obra trata muchos temas y muy variados, esa España de principios del siglo XX que se parece en algunas cosas, y recalco lo de algunas solo por fortuna, a la sociedad actual.
-¿En qué cosas?
-Hay referencias a la prensa, a los políticos, a la corrupción en el ámbito policial... Pero son muy blancas y muy veladas. Él nunca fue un militante de algo concreto ni un denunciador de injusticias. Lo que hacía era retratar la sociedad en la que le tocó vivir con una gran ironía y con una gran precisión. Eso hizo que nunca se supiera muy bien en qué lugar estaba situado, lo que ahora se dice a la derecha o la izquierda. Él estaba situado en lo que él sentía que debía de escribir. Y eso, por lo visto, despertaba sospechas entre sus conciudadanos.
-Es el autor de grandes novelas, pero no cultivó el género teatral.
-A él no le gustaba nada el teatro de su época, así que escribió pequeñas cosas y eso que su familia tenía un teatrillo en Madrid, El mirlo blanco, donde acudían autores de la época y hasta llegó a actuar. José Moreno decía que era un prófugo del teatro de la época. No es que no se atreviera es que él, y así lo manifestó, no quería participar en ese teatro que estaba pensado para él éxito económico y para gusto de la burguesía.
-¿Qué supone para un vasco llevar a Baroja al escenario?
-Un reto, siempre he sido un enamorado de Baroja. Una de mis primeras lecturas de adolescente fueron 'Paradox, rey' y 'Las inquietudes de Shanti Andía', para mí era como una especie de Julio Verne.
-Antes decía que Baroja es un autor desconocido, pero ¿se le ha tratado bien?
-En 2022, cuando se cumplieron 150 años de su nacimiento, uno de los grupos del Ayuntamiento de San Sebastián solicitó que se le concediese la Medalla de Oro de la ciudad y la petición se rechazó por unanimidad del resto de los grupos que alegaron que había escrito cosas horrorosas sobre San Sebastián. Esas cosas tan horribles eran que le parecía una ciudad muy madrileña, pensada para los turistas, para que fueran los Reyes... En fin, una serie de cosas que un siglo después suscribiríamos todos, pero que supuestamente han hecho que no se le concediera ese reconocimiento. Vivimos en un maldito lugar en el que o se es de una cosa o se es de otra y que no admite críticas o dudas. Y a Baroja, su honestidad le ha valido un cierto desprecio por una parte y por otra.
-Hablemos de usted. En los últimos años vuelve a tener una gran presencia en el cine. ¿Va a dejar de ser un hombre de teatro?
-Vengo del teatro, aunque he hecho mucho cine y televisión. Si hago un recuento rápido ya rozo las 200 producciones audiovisuales, pero es cierto que en el teatro es donde he pasado más tiempo, actuando, escribiendo y dirigiendo. Me considero un hombre de teatro que descubrió el cine hace 40 años o el cine me descubrió a mí. Pero ahí me he encontrado muy a gusto. Siento que he recibido el mejor premio que se puede recibir en este oficio que es el de la permanencia. He vivido de mi profesión desde que tenía veintitantos años. Y esto es lo mejor que me podía pasar. Seguir. Estoy muy agradecido a la vida,
-¿Y cuáles son sus proyectos actuales a parte del teatro?
-Tengo cosillas por ahí que rodé el año pasado y tienen que estrenarse, pero tengo un proyecto que me ilusiona mucho y que se puede comer a los otros. Yo he dirigido dos películas de cine 'Pecata minuta' y 'El coche de pedales' y pensaba que jamás iba a volver a hacerlo porque levantar un proyecto es complicadísimo y me daba vértigo, pero durante un rodaje con Santiago Requejo, con el que hice 'Abuelo', se ofreció a producirme uno de mis proyectos. Así que el año que volveré a dirigir una película que se va a titular 'Yayo'.
-¿Y de qué va?
-Es una mirada optimista a la vejez y las ganas de vivir. En este momento en el que estamos volcados con relacionar la vejez con la enfermedad, el alzheimer, la demencia o el sufrimiento veo necesaria una historia del que sin duda es el periodo de la vida más largo, más que la infancia y la juventud. Me interesa mucho el tema de las ganas de vivir.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.