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Se llama Sergio Martínez nació en Santander en 1975 y tiene dos grandes pasiones: la Historia y la escritura. De la primera ha hecho su profesión, pues tras doctorarse en Historia en la Universidad de Cantabria ahora mismo desempeña el puesto de director de la ... Unidad de Apoyo a la Docencia Virtual en el Vicerrectorado de Ordenación Académica y Profesorado. La segunda fue una vocación abandonada hasta 2015 cuando publicó su primera novela 'Las páginas del mar' en la editorial Grijalbo, una obra que tardó siete años en completar desde que inició los primeros párrafos y que le despertó una devoción por la narración que ya de bien pequeño había expresado en cómic, entre otros formatos. Ahora vuelve a publicar -de nuevo con Grijalbo- una segunda novela histórica. Se trata de 'La ciudad enfurecida', una obra que estará en las librerías el próximo jueves día 28 y que está centrada en un momento de la Historia de España que es muy «impactante y llamativo», pero que a la vez es muy poco conocido por el público en general, tal y como señala su autor. Pues está ambientada en unos de esos temas que los expertos en Historia Medieval seguramente conocen bien, pero no el resto. «Y sin embargo, es un momento único de la Historia de España y del sitio en el que se desarrolla que es la ciudad de Pamplona», asegura este cántabro, hijo del también historiador y crítico de arte Antonio Martínez Cerezo.
Sergio Martínez explica que es un momento especial, porque Pamplona en la Edad Media era una ciudad muy compleja. «Estaba dividida en tres burgos diferentes. En uno habitaban los navarros y en los otros dos los franceses. Eran tres ciudades diferentes con sus respectivos concejos, gobiernos y murallas. Las tres convivían con tensiones, derivadas por un lado del lugar de nacimiento y también porque los franceses se dedicaban a labores más artesanas, mientras que los navarros estaban más vinculados a la tierra y a la iglesia», según explica.
LA NOVELA
LOS LECTORES
Todos esos roces concluyeron en un conflicto bélico que se produjo en la ciudad de Pamplona y salpicó a toda Navarra y a su trono, «una golosina para los otros reinos del momento». Esto tuvo lugar entre los años 1274 y 1276 y ese conflicto, tal y como indica, en Pamplona fue brutal «porque se produjo entre vecinos que habían convivido de manera amable durante casi dos siglos, desde que se fundó la ciudad. Pero que de repente se lanzaron a matarse unos a otros con una saña y un odio indescriptible». Así, Sergio Martínez hace viajar al lector a esa época y a ese lugar con una historia de amor y guerra en una ciudad desgarrada por las luchas de poder y la intolerancia.
La narración comienza con la muerte de Enrique I de Navarra y la tensión entre partidarios de una alianza con Castilla y quienes proponen una boda entre la heredera del trono y el hijo del Infante Pedro de Aragón, lo que provoca un grave enfrentamiento que se agrava cuando la reina regente huye con su hija a Francia, en busca de la protección del rey Felipe III. El conflicto crispa aún más la convivencia entre los habitantes de San Cernin, San Nicolás y Navarrería, los tres burgos que forman la ciudad. En ese contexto sitúa a Íñigo, carpintero de la Navarrería que vive ajeno a todo eso. Él solo piensa en Anaïs, una joven francesa de San Cernin que vio un día en el mercado. Pero los ánimos están muy exaltados y los vecinos de la Navarrería sacan a la calle sus armas.
Se le pregunta cómo se le ocurrió escribir esta novela en ese lugar y su relación con Pamplona, pero lo cierto es que la inspiración le llegó de un personaje real. «Hubo una persona que participó en esta guerra. Un poeta provenzal que venía de la zona de Toulouse (Francia). Se llamaba Guillermo Anelier y combatió en las tropas francesas al tiempo que fue a narrando en primera persona todo lo que ocurrió. Escribió incluso los antecedentes del conflicto además del día a día de las batallas», cuenta.
Para el autor santanderino, el hallazgo de ese libro con esos poemas fue algo «maravilloso» «porque cuando estudias Historia es rarísimo que te encuentres un testimonio como este narrado en primera persona», Así que no dudó en hacerle uno de los protagonistas de su novela. «Le convertí en uno de los principales narradores de la historia, pues es él el que va contando su propia experiencia, su llegada a Pamplona y como se encuentra con ese lío», explica.
Su primera incursión en la narrativa también fue dentro de la novela histórica pues 'Las páginas del mar' está ambientada, por un lado, en el viaje alrededor del mundo de Magallanes y Juan Sebastián Elcano y, por otro, en Liébana con las vivencias de un niño que acaba enrolado en esa expedición. Centrado también en el estudio del desarrollo urbano en la España Medieval, el interés de Sergio Martínez por el nacimiento de las ciudades le llevó a entrar en detalle en esta parte de historia de Navarra.
Pero esta novela no hubiera existido sin la experiencia de la anterior. «La acogida por parte del público fue tan buena que me animé a seguir escribiendo y esto es lo que hago ahora», indica. Y aunque aún no quiere desvelar mucho ya anuncia que tiene otras novelas en marcha. «Mi cabeza no para de dar vueltas».
Sobre la documentación para 'La ciudad enfurecida' asegura que le ha llevado mucho tiempo. «No se puede escribir una novela sin leer mucho sobre la época que vas a contar», dice si bien recalca que hay que saber diferenciar entre lo que es un libro de Historia y una novela. «En esta última tienes que conseguir enganchar al público con una historia atractiva y apasionante sin aburrirle con datos». Y ahí es donde se marca el límite: «Yo no me meto a contar cosas que sean imposibles en ese momento, pero si creo que es importante que haya ficción por eso me gusta inventarme personajes y que les ocurran cosas»
Una de las cosas que le gusta de este género es que al final de la novela, si es buena, muchos lectores se quedan con ganas de conocer un poco mejor el acontecimiento que se trata. «A mí me ha pasado con algunas de las personas que leyeron mi anterior libro y que se han interesado por ese momento histórico y eso es motivador porque la gente, a través de una historia de ficción acaba interesado por la Historia real».
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