Valentina Granados

Directora del FIS

«Es bueno que el Festival Internacional recapitule y recapacite de dónde viene»

-¿Cómo definiría la edición que está a punto de empezar?

-Es una edición que quiere recuperar sus raíces clásicas, las de las grandes obras de nuestro repertorio. Estamos saliendo de una etapa difícil en todos los sentidos y en la que, tal y como vimos el año pasado, cuesta que la gente recupere el hábito de ir a conciertos por nos hemos replanteado una vuelta a los orígenes. El Festival es un organismo vivo que tiene que adaptarse al entorno en el que se desarrolla, al momento y a quienes lo rodean. Nos parecía que en este momento era bueno recapitular y recapacitar de donde viene todo esto.

-Pues recapitulemos, ¿qué se va a encontrar el público este año?

-El año pasado funcionó muy bien la ópera 'Las bodas de Fígaro' en versión de concierto dramatizada y vamos a seguir por ahí. Fue una representación muy viva y en esa línea vamos a ofrecer 'Orfeo' de Monteverdi, que es una ópera que se presta muy bien a ese tipo de formato y, sobre todo, es la piedra angular. Es la primera ópera con la que empezó todo.

-Hablando de ópera, este año vuelve al FIS Juan Diego Flórez.

-Está muy bien que el público tenga la posibilidad de disfrutar de grandes estrellas. El año pasado tuvimos al pianista Lang Lang y este tenemos la suerte de contar con Juan Diego Flórez que, efectivamente, pasó anteriormente por el FIS. Va a ofrecer un recital con el repertorio que canta ahora y, además, viene apoyado por una orquesta, la Oviedo Filarmonia con Guillermo García Calvo que está dirigiendo ópera por todo el mundo. Va a ser una jornada redonda.

-¿Qué otras estrellas pasarán por el Palacio de Festivales?

-Creo que va a haber más conciertos redondos. Por ejemplo el de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León que dirigirá Juanjo Mena, muy querido aquí, con la violinistas Midori. Este año contaremos con tres violinistas estupendas pues también participan Anne-Sophie Mutter y Hilary Hahn. Creo que hay grandes conciertos, otro por ejemplo será el de la Chamber Orchestra of Europe con Daniel Harding.

-¿Qué tiene de especial esta edición para el público más afín y qué atractivo tiene para los que asistan por primera vez?

-Sinceramente creo que es un buen programa para el público afín porque además de lo que te he contado el concierto de clausura, con la Coral Andra Mari, va a ser una sorpresa. Y para los que no han venido nunca está el de Ensemble Arcangelo con el chelista Altstaedt y un programa en el que sonará Haydn y Boccherini que enganchan mucho.

-La colaboración con otros festivales, sobre todo con la Quincena de San Sebastián, ¿no les quita ese componente de exclusividad que muchas veces busca el público?

-Hasta ahora los resultados de esa colaboración son fantásticos. Es cierto que ha traído muchas críticas pero también grandes ventajas. Empezando por la sostenibilidad, tanto económica para los festivales que evidentemente reducimos gastos, como para el medio ambiente. La Quincena y el FIS encargó un estudio sobre el ahorro en huella de carbono que conllevaba esta colaboración y el resultado sorprendió a la misma consultora. Cada vez que las orquestas cogen un avión para dar un concierto dejan una huella de carbono y si viajan a España para dar varios esa huella se reduce considerablemente. Es cierto que cada Festival tiene su propia personalidad y muchas cosas que no compartimos, pero las orquestas se niegan cada vez más a ese modelo que se había impuesto hace tanto tiempo de ir a tocar a un único sitio. Alguna vez que hemos tenido esa exclusividad y que hemos programado un doble concierto para aprovecharla no ha funcionado demasiado bien. Nos pasó el año pasado con la Orchestre de Chambre de Lausanne que a San Sebastián no le encajaba y la única forma de que viniera aquí era que ofreciera dos conciertos que fueron preciosos, pero no tuvieron toda la asistencia que esperábamos. No solo compartimos con la Quincena, lo hacemos con otros festivales y esa colaboración es el futuro. Además, entre los 30 conciertos que más asistencia han tenido en los últimos diez años en el FIS más de la mitad han sido compartidos.

-El año pasado reconoció una bajada de público. ¿Se han tomado medidas?

-La asistencia del público fue más baja, pero también lo fue en otros festivales de España y en todo el mundo en el ámbito de la música clásica. Eso parece que se está recuperando, pero es cierto que cuando planteábamos esta edición estábamos en el momento más duro de incertidumbre. ¿Qué qué hemos hecho? En esta edición va a haber menos conciertos en la Sala Argenta, que no en los Marcos Históricos, y a lo mejor eso nos ha permitido traer estrellas como Flórez o Mutte... Otra cosa que hemos hecho es volver a ese repertorio clásico que te contaba antes y qué es una vuelta a empezar para coger fuerza, impulso y atrevernos con otras cosas.

-¿No le parece un repertorio demasiado conservador?

-Tal vez lo sea, pero en un momento en el que cuesta tanto atraer al público hemos apostado por programas que les hagan volver a la sala con la idea de que una vez que hayamos recuperado su confianza volver a a asumir otros riesgos. Esto no quiere decir que no hayamos asumido ninguno pero igual no tantos como el año pasado.

-¿Qué riesgos asumieron el año pasado?

-Uno de ellos fue el encargo de dos obras a dos compositores que se estrenaron en un concierto que fue maravilloso, pero que tuvo poca respuesta por parte del público. A lo mejor hay que esperar un año o dos años para retomar esa iniciativa.

-Hay voces que piden que se acorte el número de días del FIS.

-El FIS juega en la Liga de los grandes festivales en la que están el de Granada, la Quincena, el de Perelada y nosotros que somos los que tenemos más prestigio. Me producen mucha pena esas voces porque sinceramente no sé que es lo que ven que le sobra al Festival y creo que ese planteamiento de reducir el programa es jibarizarlo. Sería complicadísimo un programa como el de este año ciñéndonos a quince días porque hay que tener en cuenta que tenemos que ajustarnos a los calendarios de las grandes orquestas y que para determinados montajes, sobre todo los de ballet, se necesitan hasta dos días en los que no se puede utilizar el Palacio.

- ¿Qué ha aprendido en estos once al frente del FIS?

-Mucho, pero lo que más me ha gustado ha sido lo que aprendí trabajando con Jaime Martín. Cuando nos hicimos cargo del festival él dirigía la parte artística y yo la ejecutiva. Es un artista y una persona excepcional y Trabajar con él fue fantástico.

- ¿Es más difícil lidiar con un patronato o contratar a una de esas grandes estrellas?

-Ha habido momentos mejores y peores porque no todo el mundo tiene la misma sensibilidad ni tienes que parecerle bien y esto hay que respetarlo. Pero, en general, tengo la sensación de que han respetado nuestro trabajo y lo han valorado. Hay una cosa que nadie nos puede discutir que es cómo estaba el Festival cuando llegamos y cómo está ahora. Está saneado y artísticamente homologado a los grandes festivales. Eso no quiere decir que no hayamos cometido errores y que no hagamos autocrítica.

-¿Cuál es su deseo para la edición que ahora empieza?

-Que disfrute todo el mundo y que si alguien viene por primera vez, vuelva en los próximos años.