«Buscamos una pureza en la Historia incomprobable porque la memoria está fragmentada»

Eso hace que en esa obra, con un estilo bastante diferente a las obras que ha publicado hasta ahora como 'Miguel Delibes y Cantabria', 'El fuego de la conciencia. El hereje. Miguel Delibes' o la biografía de Menéndez Pelayo, mezcle aviadores desaparecidos, pioneros del deporte, culpables misteriosos, hablantes difuntos, vecinos violentos o solidarios, nazis próximos, sacerdotes que viajaban en biscúter, viajeros en soberbios transatlánticos, burros implados antes de echar a volar... con un resultado que, según destacó Jaime Cuesta, «tienen poca épica y mucho de prodigio. Historias próximas al realismo mágico que resultan fascinantes, como ocurridas en un lejano Macondo».

Crespo reconoció que tenía necesidad de contar esas historias porque «la memoria es frágil, individual y está fragmentada» por lo que cree «que hay cosas que deben de ser contadas para que no caigan en el olvido». Muchas de esas historias se han transmitido en su familia desde hace años y posiblemente de verificarse «no eran así, pero lo importante es cómo se contaban, la emoción con que lo hacían y cómo se han ido repitiendo» y es que en 'La bigornia', ha dejado a un lado al historiador de otras publicaciones «que debe ser sesudo y verificar los datos» para adoptar el papel de un narrador «que puede imaginarlo todo porque es un dios creador».

Aún así, hay una gran investigación en este libro y muchas de las historias aparecen en las crónicas periodísticas de la época que ha comprobado. Y, en ese catálogo de personajes anónimos, también aparecen otros más conocidos como Carlos Gardel, Federico García Lorca o Franco. Todos ellos configuran una manera de ser y estar y acaso también una pequeña historia del mundo. «Un viaje» tal y como lo definió Ernesto Calabuig de historias contadas, otras leídas que Mario Crespo ha contado con sentido del humor, algo que considera de «gran valor para un historiador» en un libro que «hace reír sin pretenderlo y que da un giro literario hacia lo próximo, a lo más cercano y a lo personal utilizando el origen de su propia historia para hacerse preguntas y reflexiones».

En 'La bigornia', asegura el autor «aparecen elementos de un mundo perdido como el trabajo precario, el tener que salir adelante, el montón de hijos, el clero...» unas historias que se han repetido en los hogares que se mezclan con los refranes que más se repetían en las casas y con expresiones que se utilizaban en el día a día y que hay que preservar.

Las historias de este libro, el 'retablo de un tiempo anterior' como figura en el subtítulo concluyen con un epílogo de Álvaro Pombo en el que destaca su fácil lectura «deliciosa, a ratos muy entretenida, con mucha frecuencia muy melancólica, muy de la provincia de Santander, muy familiar».