Cabezón alumbra la novela póstuma e inédita de Antonio Casares sobre Pessoa

La conquista de este hallazgo es mérito de Gema Gutiérrez, librera de Cabezón de la Sal y fundadora de Café con Palabras, que es un lugar donde habitan todas las dimensiones de la literatura y el conocimiento. Gema compró la biblioteca de Casares porque «es uno de los mejores poetas de Cantabria» y la selección bibliófila del maestro no era la de una biblioteca cualquiera. Estaba compuesta por «más de diez mil ejemplares y una grandísima parte era poesía y ensayo». Una mina de libros entre los que Gema encontró el manuscrito 'El Misterio de la Tumba de Fernando Pessoa', en el que un poeta cántabro ficciona una historia en torno a otro gran poeta portugués.

Tras leer el manuscrito en placentera soledad y hablar con los familiares de Casares, Gema acordó con su amigo el editor Adriano Pérez, que acababa de crear Estrella Norte, publicar la novela póstuma del poeta fallecido hace tres años. El libro fue presentado en Café con Palabras el viernes pasado en un acto que condujeron el periodista Luis Antonio Salcines y el editor Adriano Pérez. De Casares dijo Salcines que era «un lector omnívoro y un escritor compulsivo. Leía de todo, poesía, narrativa y ensayo». De ello, destacaba, es ejemplo su extensa biblioteca. Este espíritu inquieto también le acercaba a Pessoa, quien fue además de poeta, crítico literario, dramaturgo, ensayista y editor, entre otras cosas. El periodista ahondó a su vez en la faceta de narrador de un Casares que se dedicó en esencia a la poesía.

El argumento de la novela gira en torno a un profesor bilbaíno de la Universidad de Deusto, que se traslada a Lisboa para investigar una teoría personal sobre los heterónimos de Pessoa -autores ficticios que aparecen en su obra poética, con nombres como Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Bernardo Soares o Ricardo Reis-, para quienes desarrolló una obra poética propia e incluso estableció relaciones entre ellos mismos. En el libro de Casares, el profesor considera que los heterónimos «fueron personas reales, de carne y hueso, y alguien los hizo desaparecer». «Poco más se sabe de este profesor salvo que es soltero y está en un momento de incertidumbre existencial».

«Hay páginas de una verdadera belleza, tanto en lo sensorial (colores, olores) como en la descripción de los encuentros amorosos llenos de un carnal erotismo». Un «descubrimiento de un Casares secreto como narrador», indicó el periodista.

En la presentación, el editor de la novela puso de manifiesto que el escritor «no tiene un prestigio acorde a su calidad literaria, aunque se le ha otorgado cierto reconocimiento dentro del microcosmos cultural de Cantabria, pero merece un espacio más elevado y mejor».

Ambos apuntaron la importancia del amor en la novela, «porque Casares pensaba que el amor era lo único que merecía la pena y daba sentido a todo». La recreación que hace el poeta de las escenas eróticas fue también especialmente valorada. «Nunca he visto describirlas con la exquisitez, la elegancia y el buen gusto con el que lo hace Antonio Casares. Solo por eso merece la pena leer el libro», coincidieron los autores. Una obra, dijeron, «llena de música y de luz». Una prosa llena de poesía.