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Coincidiendo con el Día del Libro, el novelista Jon Bilbao (Ribadesella, Asturias, 1972) se acercará esta tarde a sus lectores de Cantabria para presentar su última novela, 'Basilisco' (Ed. Impedimenta, 2020). Dentro del ciclo 'Un verano en la Biblioteca', organizado por la Consejería ... de Cultura y la librería Gil.
Jon Bilbao es uno de los narradores españoles actuales con mayor reconocimiento de la crítica, especialmente en el relato breve, pero también como novelista.
Traductor del inglés, su último libro busca la hibridación en la difusa frontera entre géneros; entre la novela y el relato, entre el realismo y el western, entre el tiempo actual y la ficción, un ingeniero harto de su trabajo se reinventa como escritor en California. Pero, además, se topará con todo un personaje, a caballo entre la historia y la leyenda: el explosivo John Dunbar, alias 'Basilisco'.
-Sorprende que la crítica no se ponga de acuerdo: novela, relatos... ¿Qué es 'Basilisco'?
-Yo lo escribí como si fuera un libro de relatos: fui construyendo las historias una a una, y ni siquiera en el orden en el que aparecen en el libro. Pero no quería que fuera una colección de relatos, sino que tuvieran una continuidad, y los personajes, más desarrollo. De ahí que, aunque un lector pueda leerlos sueltos, porque son autoconclusivos, si los lee todos y en el orden sugerido va a tener un interpretación mucho más amplia, y más cercana a la novela.
-Es decir, que ha sido una escritura realmente fragmentaria...
-Por circunstancias familiares y de trabajo no me pude permitir el trabajo continuado, la disciplina que exige una novela. Pero sí podía encontrar periodos de unas pocas semanas en los que dedicarme exclusivamente a cada uno de los textos.
-Entonces, ¿tenía razón McLuhan? ¿El medio es el mensaje?
-Hasta tal punto, que las circunstancias pueden asfixiar el proceso creativo. Tu estado anímico, el tiempo del que dispongas, tus recursos económicos, las preocupaciones del día a día te acompañan cuando te sientas a escribir y condicionan lo que escribes. Incluso puede ser la fuente de ideas, convertirse en el tema sobre el que acabes escribiendo.
-¿Cuántas veces le han preguntado por la autoficción desde que ha publicado esta novela?
-No llevo la cuenta, pero ya son varias. Y entiendo que es una pregunta justificada, pero no creo que sea ni autoficticio ni autobiográfico. Lo que pasa es que uno de los protagonistas del libro tiene ciertas coincidencias biográficas conmigo.
-Se llama como usted, comparte su formación de ingeniero y su oficio de novelista... Muchas coincidencias, ¿no?
-Pero sin ningún ánimo autobiográfico. Lo he construido a lo largo de los años y ha aparecido en otros de mis libros, pero simplemente sucede que me siento cómodo hablando a través de ese personaje.
-Katharina, la protagonista femenina, ¿también es una construcción o es ficción pura?
-Katharina es una criatura de Frankenstein. Fabricada con fragmentos de personas que han pasado por mi vida, unidos por un fuerte cemento de ficción.
-Aunque más que personajes, lo que encuentra el lector en la novela son sobre todo historias, con esa forma casi cervantina de intercalarlas...
-Es algo planificado; quiero jugar, si se me permite la pedantería, con los diferentes niveles ontológicos: está el autor, el narrador, el personaje... Luego están los personajes de las historias que cuentan los anteriores personajes... El libro va subiendo o bajando, como un ascensor, por esos diferentes niveles, hasta que llegamos a un personaje, 'la araña'.
-Del que no va a desvelar mucho, entiendo...
-Sólo que tiene la particularidad de saltar entre esos diversos niveles, y podemos encontrarlo en una ficción, en la supuesta realidad, en una ficción dentro de la ficción... Y gracias a él todas las tramas confluyen en unas páginas que dan sentido al libro como conjunto.
-El Lejano Oeste es algo exótico como escenario para una novela española. ¿Es una fijación personal?
-Lo venía barruntando desde hace mucho. Desde niño soy muy aficionado al género, y cuando empecé a escribir surgió de forma natural: ¿por qué no haces tú lo que siempre has admirado en los otros? Lo que no quería es que se viera como una excentricidad, de ahí la estructura del libro, con ese marco realista y de ambientación actual.
-¿Qué tiene el western para seguir cautivando al público?
-Visualmente, tenía un gran poder evocador, por los parajes donde se desarrolla. Por otro lado, estaba la esencialidad de las historias: pocos personajes, muy primarios, sumidos en conflictos claros y muy trascendentales, como jugarse la supervivencia, la vida y la muerte. Pero luego, gracias a la cultura popular, esos personajes se universalizaron y se convirtieron en herramientas narrativas. Ahora, cualquiera puede recurrir a esas situaciones, esos personajes y esos paisajes y llevarlos a su terreno para contar historias propias, con discursos más contemporáneos. Por eso funcionaron los westerns italianos rodados en Almería, o las películas japonesas protagonizadas por samuráis, que en lugar de revólveres llevan espadas. Pero, si las analizas, siguen al pie de la letra los códigos del género.
-¿También podría ambientarse uno aquí?
-Sí, Cantabria podría ser un escenario muy adecuado para un western.
-Se diría que su novela bebe de casi todos los subgéneros del western, desde los clásicos de Hollywood a las novelas de quiosco, pasando por Sergio Leone...
-Y algo fundamental de lo que se olvida: la realidad. Para escribir un western, casi bastaría con leer novelas y ver mucho cine, pues la mayoría de sus personajes son construcciones sin base histórica. El problema es que eso te obligaría a hacer un refrito, y yo no quería reutilizar temas y personajes ya de sobra conocidos por todos. De ahí que recurriera a la documentación histórica. Digamos que hay un cincuenta por ciento de metanarración, de referencia al cine, y otro tanto de documentación.
-¿Y se cumple el tópico de realidad y ficción?
-Un clásico: lo que más llama la atención y resulta más inverosímil para los lectores es lo que ha surgido de la documentación histórica.
-La historia editorial de 'Basilisco' parece más de otro género, la ciencia ficción...
-Estaba previsto lanzarlo el uno de abril, así que el confinamiento le pilló en la imprenta. Ahora está llegando bien a los lectores, aunque la promoción está siendo un poco peculiar, sin viajes ni actos presenciales.
-Hasta hoy, en que le recibirá un público con mascarilla.
-Y con muchos geles. No me parece mal; es un incordio, dificulta la comunicación, es antiestético, pero al menos estamos más tranquilos. Si nos ponemos en lo peor, y un evento cultural de cierta relevancia provoca un rebrote, sería catastrófico para el ámbito cultural. Hagámoslo bien en ese círculo, y cuando termine, ya nos iremos a tomar las cañas.
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