El cántabro Santiago Mazarrasa publica su primera novela, 'El aspirante'

En esta singular obra el autor plantea un retrato generacional a través de un día en la vida de Cayo Valerio, un joven corroído por la falta de una vida de éxito y placer que siempre le dijeron que tendría, pero que nunca llegó a vivir. El estreno del narrador santanderino es un complejo recorrido psicológico por la vida de su protagonista a lo largo de una jornada en la que revisa todos sus anhelos y frustraciones. «Es una novela extraña», explica Mazarrasa, «planteada como un juego dentro de la cabeza de su protagonista». Un hombre durante un día en una habitación es la circunstancia que sustenta el planteamiento de esta obra, basado en un «juego dentro de la cabeza del personaje de Cayo Valerio, alguien muy vehemente, con unas opiniones sólidas y críticas». Partiendo de este enfoque, la obra «acaba convirtiéndose en la novela de un fracasado contemporáneo, de un representante prototípico de la gente de la generación de los años 80 y 90».

Mazarrasa describe a través del protagonista de su novela a aquellos jóvenes «que aspiraban a comerse un mundo que tenían al alcance de sus manos, pero al final el mundo no es lo que ellos creían o lo que les vendido». La falta de oportunidades laborales, el consumo de drogas y el fracaso de sus relaciones marcan la vida de un Cayo Valerio que vive preso de sus propias contradicciones, explica el autor: «Al final se da cuenta de que no tiene trabajo, de que su vida se tambalea y de que se ha convertido en un drogadicto, además de tener una novia que ya no sabe si la tiene o la ha perdido para siempre». La originalidad de esta propuesta narrativa parte, entre otros aspectos, de su acotación temporal, dado que toda su trama transcurre en un único día en la vida del protagonista: «La novela transcurre durante un día que Cayo Valerio pasa en su habitación, porque ha alcanzado tan nivel de desesperación que no se atreve ni a salir, siquiera casi a mirar por la ventana».

El trasfondo crítico y social de 'El aspirante' se mueve entre la propia responsabilidad personal del protagonista y la de una sociedad que construyó un falso nirvana que aquella generación no llegó a conocer nunca, porque en realidad no existía. En ese sentido, Mazarrasa explica que «por un lado el personaje es muy crítico consigo mismo pero a la vez lo es también con la sociedad, pero pese a ello se siente incapaz de señalar al culpable de su circunstancia». Continuando con el «retrato de una generación marcada por la apariencia y el egocentrismo», el cántabro apunta que Cayo Valerio «está tan metido en sí mismo que es incapaz de establecer si la culpa es del sistema político o del económico». En ese aspecto, destaca el autor, el protagonista de su novela «se ve a sí mismo como un síntoma, más que como una enfermedad».

Uno de los mayores retos que ha implicado el desarrollo de esta novela, que ha llevado a su autor casi cuatro años de trabajo, fue conseguir que «dentro de ese personaje hubiera, desde la mañana hasta la llegada de la noche, un desarrollo de su psicología y, a la vez, mantener la atención del lector, especialmente cuando las cosas empiezan a ir mal en la cabeza del protagonista». El nombre de éste, basado en el del poeta clásico romano, juega también con sus iniciales, C.V, muy relacionadas con los curriculum vitae que reparte en su búsqueda de trabajo, explica Santiago Mazarrasa. De ahí proviene también el título de la novela, dado que el personaje es un eterno aspirante a posibles trabajos, pese a lo cual «se niega a trabajar en labores que estén por debajo de sus habilidades, o al menos eso cree él», destaca el autor del título.

Además de estrenarse en el ámbito editorial con 'El aspirante', Santiago Mazarrasa es el impulsor, junto a la artista Marina Alonso -de nombre artístico Mina-K- de una nueva revista literaria enmarcada en Cantabria, cuyo primer número verá la luz tras el verano. La iniciativa de la que parte esta nueva publicación, cuyo título será MULE, es una de las seleccionadas por la Fundación Santander Creativa dentro de su programa de impulso a proyectos de carácter cultural. El escritor explica que esta revista surgió como respuesta a la falta de espacios para que los nuevos autores de la región publicasen sus trabajos y tuviesen una mayor visibilidad: «El objetivo de la revista MULE es reunir los textos de autores jóvenes y también más veteranos de nuestra comunidad». La aventura de lanzar una publicación física en plena vorágine digital se apoya en «la nostalgia de la revista Proel», que fue durante años una de las referencias en el ámbito literario cántabro. Para Mazarrasa, la nueva revista, que será de carácter trimestral y tendrá una edición de calidad», busca convertirse en «núcleo de diferentes proyectos que puedan surgir a su alrededor, siempre centrados en la literatura en Cantabria».