Carlos Serrano indaga en el origen de la tumba del apóstol Santiago en su segunda novela

El autor, que en la actualidad trabaja como profesor en un colegio en Santander, es uno de esos historiadores vocacionales que, desde pequeño se interesó por los grandes acontecimientos del pasado y que se enamoró de la literatura histórica cuando comenzó a leer las obras de Gore Vidal o de Robert Graves. «Quizás entiendo la Historia como una suerte de narración tal y como se aprecia desde la perspectiva anglosajona. Hay una escuela francesa que la aborda más bien como una ciencia, mientras que yo la veo como una narración y dentro de esta narración puede haber miles de tramas, de personajes interesantes y muchísimas historias con las que, aunque se desarrollen en otras épocas, los lectores pueden encontrar muchos paralelismos y sentirse identificados».

Tras su primera novela, en la que narra los desvelos y esperanzas de quienes habitaron Hispania durante el violento tránsito que la llevó a ser al-Ándalus; en esta ocasión se ha centrado en el origen del Camino de Santiago tras un gran trabajo de documentación y visitar varias iglesias que se encuentran en este Camino. «Mi idea, con este libro, ha sido expresar que existen dos orígenes. En primer lugar está el denominado Camino hacia el Finisterre, que no tiene nada que ver con el apóstol, y que es un camino pagano asociado tanto a las religiones que existían en el Norte de Europa como a las que había en Egipto o en Oriente Próximo, y que creían que la unión que existía entre el mundo de los vivos y los muertos estaba en el Finisterre precisamente porque es el lugar donde se pone y muere el sol», explica, mientras que ese segundo Camino al que se refiere es el Cristiano, que también se conocía como el Camino Enterrado. «Este último de alguna forma evangelizó a ese Camino Pagano con la figura del apóstol Santiago que no deja de tener su controversia porque, y en eso están de acuerdo todas las fuentes que he consultado, no hubo posibilidad de que el apóstol llegase a Galicia y por eso en la novela incido en que desde el principio pudo haber un encubrimiento de otra tumba que no era la de Santiago o una cristianización provocada».

Para contar esta controversia, Carlos Serrano, hilvana en su novela la historia de un veterano de guerra, asolado por la culpa y el arrepentimiento que, al no encontrar consuelo en el clero decide partir con su hija en busca de ese 'sendero' que les llevaría a las costas del fin del mundo. Durante ese periplo aparecerán nombres como Prisciliano, un hereje condenado por la Iglesia católica, que fue decapitado como lo fue el apóstol Santiago y cuyos restos fueron trasladados por sus seguidores a su tierra natal que no era otra que Galicia. «Hay muchos factores que dejan lugar a la duda. La existencia de una tumba de mármol en la que podía estar enterrado ese hereje y también la posibilidad de que los peregrinos que llegaban por ese camino a Galicia portasen alguna reliquia de Santiago, todo aquella época de gran espiritualidad crea un cóctel perfecto para que los seres humanos vean lo divino mucho más cercano que lo humano, sobre todo en un momento en el que se necesitaban figuras y milagros para seguir creyendo en el futuro».

Antes de publicar su anterior novela, Carlos Serrano ya había sido distinguido en varios certámenes de novela histórica como el que convoca la Sociedad Cántabra de Estudios Clásicos y también obtuvo un accésit en el certamen del Consejo Social de la UC. Como él mismo señala, trabaja escribiendo porque colabora con dos revistas ( 'Condé Nast Travaler' y 'Salvaje') y ya está investigando para su nuevo libro que va a tratar sobre las invasiones de los vikingos en la costa cantábrica hasta su llegada a Sevilla y el saqueo de esta ciudad. «Mi idea es sacar un libro al año, al menos los dos próximos, antes de cumplir los treinta». Para más adelante, deja un libro de viajes que se ha planteado escribir cuando encuentre una editorial que apueste por un autor joven «y que espero sea un digno libro de este tipo de literatura que, por desgracia, se está perdiendo».