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Ochenta años de vida dedicados a la mar, la poesía, el periodismo y «sobre todo a defender su tierra», entonces Santander o la Montaña, hoy Cantabria, invirtió sabiamente José del Río Sainz, Pick. El autor santanderino fue homenajeado en el Aula de Cultura de El Diario Montañés, en una profusa semblanza a cargo de un defensor de su legado, el periodista Manuel Ángel Castañeda, exdirector de El Diario. Le acompañaron en la sesión Lola Gallardo, presidenta de la Asociación de Periodistas y Luis Revenga, presidente de Editorial Cantabria quien se preguntó, «¿Qué sería de una sociedad democrática si no pudiéramos tener acceso a una información veraz?», para destacar, a continuación, el rigor de Pick. Gallardo, por su parte, asumió la difícil labor de presentar a Castañeda, que estuvo al frente de El Diario Montañés durante tres décadas, multiplicando su tirada en un «logro único en España» y convirtiéndolo en una «escuela de periodismo».
Este año se cumple el 140 aniversario del nacimiento y el sesenta del fallecimiento de Pick, «una de las grandes figuras de las letras cántabras, un tanto opacado por su condición de persona defensora de sus ideas, al margen de tendencias, partidos políticos o intereses», explicó Castañeda, que de sus múltiples perfiles, se centró en la faceta periodística del autor. Afirmó, además, con «cierta provocación» que en este campo, tuvo obras más destacables que en la poesía.
José del Río representa «el paradigma del periodista por su honestidad y su determinación ética e intelectual». Por esa razón fue perseguido durante la guerra civil por el gobierno republicano y marginado y depurado por el régimen de Franco. Una víctima de las dos Españas».
Para conocer la tarea de Pick, seudónimo extraído de una obra de Dickens, en los dos diarios en los que colaboró y dirigió «es imprescindible conocer la diferencia entre aquellos periodistas y los de hoy en día», dijo Castañeda. En aquellos tiempos era muy inusual que un periodista viviera de esa profesión. La gran mayoría tenía otros trabajos y dedicada las tardes y las noches a escribir para su diario. José del Río compatibilizó su tarea periodística con el trabajo de capitán de la draga de Santander que, cada día, extraía arena de la canal para mantener el calado de acceso al puerto. Terminada esa labor, al mediodía, tras el almuerzo, comenzaba su tarea en La Atalaya (1907-1927) y más tarde en La Voz de Cantabria (1927-1936). El trabajo en la redacción concluía a altas horas de la noche y por la mañana retornaba a capitanear la draga. Con el seudónimo de Pick construye una historia «que no es otra que la de Santander y España». Sus columnas, casi diarias, abordan todo tipo de temas.
José del Río demostró, a lo largo y ancho de toda su trayectoria periodística, su interés por fijar los principios de la profesión y, sobre todo, por dignificar un oficio que estaba degradado y al albur de editores, políticos e intrigantes y bajo cuyo nombre se arracimaban personas de toda laya. Como recordó Castañeda, «la fundación de la primera asociación de periodistas españoles tuvo lugar en Cantabria y José del Río fue uno de sus impulsores
A lo largo de su vida, José del Río recibió múltiples homenajes. Fueron muestras de agradecimiento de los montañeses «que apreciaban en él su vinculación con la región, su trabajo en la defensa de su tierra, su talento y también sus excelentes dotes literarias». El de 1925 fue, sin duda, «el año glorioso» para el periodista y poeta. Recibió el premio Fastenrath que concede la Real Academia de la lengua por su libro de poesías: 'Versos del mar y otros poemas'.
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