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La fértil ecuación entre el dibujo y la Fundación Botín ha tenido un profuso y fecundo campo de actuación. El interés de la institución santanderina en el dibujo español se inicia en el año 2006 cuando emprende «una línea sistemática de investigación encaminada al conocimiento ... y difusión de esta práctica en el arte español», considerada una de las facetas más interesantes de los grandes maestros desde el siglo XVI hasta nuestros días. El fruto se plasmó en una línea editorial pionera que resaltaba la obra en dibujo de los grandes maestros y en una serie de exposiciones monográficas dedicadas a los artistas objeto de la investigación. Recuperación de obras, algunas inéditas, y catálogos razonados se sucedieron durante años en torno a las obras de Antonio del Castillo, Pablo Gargallo, Murillo y Goya. Tras presentar la investigación académica y curatorial sobre Francisco de Goya en la propia inauguración del Centro Botín, la Fundación comenzó a acercarse a contextos contemporáneos con las muestras de Manolo Millares, Julie Mehretu, Juan Muñoz y ahora ofrece una mirada exhaustiva a la evolución de la práctica artística de Silvia Bächli, «incluyendo nueva producción en diálogo con dibujos anteriores». Esta segunda muestra de la temporada en el edificio de Renzo Piano será inaugurada el próximo sábado día 11. En sus dibujos la artista suiza «parece querer explorar el mundo hasta el cansancio, comprender cómo funciona todo y establecer, en esta investigación, un orden determinado». Parece desinteresada por las visiones de conjunto y solo da importancia a los detalles, a los intersticios y la fragmentación, al reflejo o la sombra de las cosas. Toma como punto de partida a sí misma, su cuerpo, su vida, su historia, su entorno. Y utiliza como soporte hojas de papel blanco, que trabaja con tinta china, carboncillo, pastel al óleo y gouache en una paleta que va del gris pálido al negro intenso.
Comisariada por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Centro Botín, integran la exposición una nueva serie de obras que incluyen Farbfeld (campos de color), además de una instalación mural en colaboración con el artista visual y educador suizo Eric Hattan y obras de su emotiva presentación en la Bienal de Venecia. La cita estará acompañada de una nueva publicación, en español e inglés, diseñada por Manuel Raeder (Bom Dia Books) que incluirá textos escritos para la ocasión por el poeta y crítico Quinn Latimer y el escritor Chris Fite-Wassilak. También contará con una conversación entre artista y comisaria.
'Partitura'/Silvia Bächli Comisariada por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Centro Botín, la muestra ofrecerá una mirada exhaustiva a la evolución de su práctica del dibujo.
Contenido Nueva serie de obras que incluyen' Farbfeld' (campos de color), además de una instalación mural y obras de su emotiva presentación en la 53.a Bienal de Venecia.
El pasado año Silvia Bächli (Baden, 1956), presentó sus 'Campos poéticos' en la galería Maisterravalbuena. Más de 20 obras de gouache sobre papel, de diferentes formatos y épocas, incluidas piezas recientes mostradas por primera vez. La exposición, diseñada por la propia artista, tomó prestadas «estrategias de la instalación como género artístico, siendo ésta un componente clave en su trabajo». La artista en Santander ha creado una 'partitura' para el espacio expositivo: una secuencia de grupos rítmicos de dibujos colgados a diferentes alturas e intervalos que, a lo largo de las salas, van sumando significado en su persistente acumulación. Bächli trabaja insistentemente con medios modestos y limitantes: «Papel blanco de diferentes tamaños, cualidades y tonos sobre el que aplica tinta china, carboncillo, gouache o pastel». La exposición arrojará luz tanto sobre la continuidad como sobre los cambios progresivos que se dan en su obra: desde sus fragmentos de cuerpos nerviosos en blanco y negro y sus figuras femeninas ensimismadas, hasta sus interpretaciones en naranja quemado de la estructura reticular o sus recientes superficies expansivas en color. «Las sencillas y sensuales propuestas visuales de Bächli parten de su uso constante de la línea y la variabilidad de la pincelada como base expresiva, dando lugar a composiciones murales que parecen cobrar vida: respirar, moverse, descansar o gritar», asegura Rodríguez Muñoz.
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