El Centro Botín acoge tres actuaciones que profundizan en el arte sonoro

Son tres actuaciones en vivo de artistas internacionales. Una cita diferente, alternativa, entre la investigación y la experiencia a través de nuevos territorios. El programa comisariado por 'fluent' profundiza en el arte sonoro y reúne una serie de trabajos vinculados a la noción de 'ecolocalización': «Todas las propuestas imaginan espacios y situaciones acústicas en las que se cuestionan la definición cultural del sonido, así como varios conceptos asociados como la percepción, la conciencia y la sensorialidad». El denominado The Acoustic Form es un ciclo de arte sonoro que se desarrollará, hoy y mañana, en el Centro Botín, comisariado por fluent, e integrado por la presentación de nuevos trabajos de Nuno Da Luz, Armin Lorenz y Agnès Pe.

Este ciclo forma parte de la temporada actual de fluent, 'Forests, Ghosts, Clouds, Stones', un programa de investigación artística que atiende a la noción de invisibilidad como algo intrínseco a nuestras actuales formas de organización. Mediante su iniciativa despliega estructuras de conocimiento basadas en los aspectos vernáculos, fantasmales y ritualísticos de la realidad. El programa investiga «cómo entidades invisibles dan forma y conectan nuestros hábitats físicos, enfatizando la importancia de la interdependencia en la experiencia de un mundo borroso». Fluent, el proyecto del santanderino Alejandro Alonso Díaz, bien desde su espacio de arte (Reina Victoria), o bien como vehículo de iniciativas alternativas que vienen encauzando en Santander otras convocatorias y encuentros mediante una diversidad de lenguajes y formas, ha impulsado esta propuesta en el Centro Botín. «A través de una investigación sobre la relación entre el sonido y formas de percepción expandidas», este ciclo reúne una serie de trabajos vinculados por la noción de ecolocalización. Proceso de navegación sónico que ayuda a las ballenas a posicionarse y viajar a través del espacio -incluso en las aguas más profundas-, la ecolocalización «hace que nos cuestionemos nuestra comprensión fono-céntrica del sonido».

Según fluent, en un momento en el que los modos de representación y transmisión sonora incorporan espectros nunca antes escuchados: «las profundidades marinas, el interior de nuestras cabezas, el espacio exterior ; y en el que las nuevas tecnologías permiten unir los mundos auditivo y sordo a través de vibraciones compartidas; la definición de 'sonido' se expande hacia mundos previamente inaudibles, incluso inimaginables».

El austríaco Armin Lorenz Gerold presenta hoy en el auditorio 'Atmospheric disturbances', un ensayo audiovisual que rastrea la disonancia de fenómenos climáticos, geografías cambiantes y frecuencias históricas fantasmales. Una obra a medio camino entre la instalación, la performance y un programa de radio. A través de las huellas de dos personajes, la pieza se acerca a cómo la mayoría de nosotros soportamos una cierta disonancia cognitiva entre el conocer la urgencia de un cambio radical y la necesidad de ocuparnos del mundo tal y como lo conocemos en la actualidad».

La catalana Agnés Pe abre la jornada de mañana con Wuthering heights donde explora la intersección de la cultura sónica con las tácticas virales de ficciones y procesos sonoros. Al descomponer diferentes capas de la canción de Kate Bush, 'Wuthering heights', Pe cuestiona «qué es estar infectado por el sonido». ¿Qué algoritmos virales están en funcionamiento dentro de la cultura vibracional, además de la conocida como música generativa? ¿Que tipos de vida artificial habitan las ecologías de los mercados en la industria musical?». Esta obra investiga la deformación musical hasta la expresión más básica del sonido a través del detritus. Como la artista explica: «El pop se desarma y el paisaje se torna fluorescente».

Finalmente, el portugués Nuno da Luz se postula con la pieza 'Con resonancia asistida': una serie de grabaciones reproducidas en bucle (junto con sonidos de percusión y micrófonos que a su vez graban en tiempo real el sonido del espacio y sus inmediaciones). Ecos de la naturaleza, música en vivo y sonidos de ambiente. Lo que Maryanne Amacher describe como «el tono de un lugar, experimentado, oído a través de la piel, detectado por sensibilidades anónimas...», aquí se pone en relación con los ecosistemas marinos de la bahía de Santander y con la vida pública que rodea al edificio.