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Manuel Llano, un escritor sensible, fue «poeta en los asombrosos colores y matices de su prosa, pintor de los paisajes del campo y de las almas de estas tierras». Autor cuya escritura es inherente a la tierra, la identidad y las raíces de Cantabria, será ... evocado desde hoy en el Ateneo a través de un ciclo de perfiles, retratos y revisiones de sus huellas y de su presencia en el mundo editorial. Olvidado a menudo, Llano es autor, a pesar de su temprana muerte, de una intensa obra literaria en la que se combinan el canto a las tradiciones de la Cantabria interior, la investigación folclórica y etnográfica, el reportaje periodístico, la reseña literaria y la crónica de sociedad.
Bajo el epígrafe 'Recordando a Manuel Llano ochenta años después', el ciclo que hoy arranca en la tribuna santanderina acercará la figura del escritor. El Centro de Estudios Montañeses es el impulsor de esta iniciativa que se estructura en tres jornadas.
El ciclo se abre hoy con la intervención de la profesora de la Universidad de Cantabria Raquel Gutiérrez Sebastián, que desarrollará el tema sobre Llano (Sopeña, 1898 - Santander, 1938) centrado en su figura como «reinventor de la tradición». El próximo día 16 será la profesora de la Universidad de Oviedo Bárbara Heinsch, quien hablará 'De la tradición a una nueva estética de lo regional: Manuel Llano, poeta en prosa'. Y clausurará el ciclo el editor de Valnera y columnista de este periódico, Jesús Herrán, quien expondrá sus experiencias en una ponencia bajo el título de 'Editando a Manuel Llano'.
Contenido Con motivo del octogésimo aniversario de la muerte del escritor Manuel Llano el pasado 1 de enero, el ciclo de otoño del Centro de Estudios Montañeses en el Ateneo, se dedica a recordar la vida y la obra del narrador.
Tres citas Hoy Raquel Gutiérrez Sebastián aborda: Manuel Llano reinventor de la tradición. El día 16, Bárbara Heinsch hablará De la tradición a una nueva estética de lo regional, y Jesús Herrán expone 'Editando a Manuel Llano'.
Con motivo de cumplirse el octogésimo aniversario del fallecimiento del escritor (efemérides celebrada el pasado 1 de enero), el Centro de Estudios Montañeses ha generado diversas actividades divulgativas para potenciar el conocimiento sobre sus principales publicaciones aparecidas sobre el autor de 'Brañaflor' y su legado.
Una obra en la que destacan dos características: «La riqueza de lenguaje de una prosa lírica ensalzada, entre otros, por Miguel de Unamuno, que prologó su 'Retablo infantil', y por Gerardo Diego, quien puso el epílogo a 'Dolor de tierra verde' y dedicó su última lección como catedrático a la vida y obra del escritor cabuérnigo; y «la presencia de personajes desamparados, víctimas del prójimo, enfermos, ancianos o discapacitados».
Del autor y de su obra dejó escrito don Miguel de Unamuno en el prólogo a Retablo infantil: «José María de Cossío… me hizo leer Brañaflor y La Braña y quedé, no prendado, sino prendido de esa obra». Y más adelante: «En la obra como en el espíritu de Llano respiré siglos quietos de una niñez antigua, de antigüedad niña. De una niñez montañesa, mítica y trágica, amasada con entrañas de montaña».
Celia Valbuena, Jesús García Preciados, o Emilio Pascual ya aportaron sus visiones de Llano en una publicación de «un centenario de leyendas», que Peonza (Premio Nacional de fomento de la lectura) dedicó en un monográfico al escritor. Anaya publicó las Obras Completas y el pintor santanderino Fernando Calderón ilustró varios proyectos sobre el escritor. La mitología cántabra al dictado de Llano y la imaginación y su fuerza creadora han sido objeto de diversas revisiones.
Destaca en el tiempo la novedosa edición crítica de Valnera de la obra póstuma del escritor cántabro, 'Dolor de tierra verde', que reivindicó hace cinco años su obra con motivo del 75 aniversario de su muerte, a través de la colección Literaria.
Fidelidad y una nueva ordenación de sus estampas caracterizarion ese acercamiento a un clásico de la escritura literaria de Cantabria. El libro de Llano fue definido por el poeta y premio Cervantes Gerardo Diego como: «Tan hecho y tan deshecho, tan directo de verdad geográfica y humana y tan reflejo de sensibilidad creadora y poética».
Las Obras Completas del escritor costumbrista también constituyeron otro de los hitos editoriales a la hora de rescatar su obra. Luis Suñén, Herrán y José Manuel Cabrales, especialistas en la obra del sarruján, acercaron al autor.
Cuentan los que le trataron que la mayor ilusión de Manuel Llano era que su obra se conociera fuera de las estrechas fronteras regionales; algo difícil entonces dada la escasez de las tiradas y el precario estado de la distribución editorial. De hecho -salvo los encendidos elogios de Unamuno- apenas nadie ajeno a la provincia se ocupó de su obra durante décadas.
1998, año de su centenario, se cerró con la edición modélica de sus obras completas. De este modo se culminaba un proceso cuyos hitos más señalados en los últimos tiempos fueron la edición de sus narrativas, prologadas por Gerardo Diego en 1968, completadas luego con el ingente trabajo que Ignacio Aguilera llevó a cabo para recopilar en 1972 los 'Artículos de Manuel LLano en la prensa montañesa'.
La publicación en 1992 dentro de la prestigiosa colección Tus Libros de Anaya de 'Retablo infantil', que supuso situar al escritor de Sopeña entre figuras literarias de relevancia nacional.
Y a finales del 97 en la colección '4 estaciones' de la Universidad de Cantabria se publicaron los 'Retratos de braña y aldea' al cuidado de Celia Valbuena, mientras que el pasado año apareció una magnífica edición de 'La braña' por parte del profesor Juan M. Haya.
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