Luis Amavisca | Autor de 'Lebab. El efecto luciérnaga'

«Si la ciencia demostrase la reencarnación, el mundo cambiaría radicalmente»

-Podría ser un cambio de paradigma mundial.

-Desde la página uno partimos de la base de que se ha demostrado la existencia del alma y nos preguntamos, ¿qué pasaría si pudiéramos seguirla después de la muerte? Creo que el mundo cambiaría radicalmente. Habría una transformación social, religiosa... y seguramente surgiría una ola de empatía a nivel mundial.

-¿A qué se refiere?

-A que se podría luchar contra las desigualdades sociales, combatir la pobreza, pero también ayudaría a combatir el racismo, el machismo, la homofobia... Imaginemos lo que pensaríamos si descubriéramos que un ser querido se ha reencarnado en un bebé que nace en una situación de precariedad. O que ese bebé es de otra raza, o del sexo contrario a la persona que perdimos...

-Se abriría una caja de pandora.

-Eso dice Edmund Cusack en la novela. Si la persona que perdimos se reencarnara en un niño que vive en un país pobre donde podría pasar hambre... ¿no haríamos algo por cambiarlo?

-Habría también quien pensaría en rescatar a ese niño.

-Pero cuidado con esto. ¿Rescatar? Estaríamos separándole de su familia, de su entorno. Es muy complicado. Podría ser un pensamiento muy egoísta; pero ¿lo ves? Es inevitable abrir el debate.

-Es justo lo que pretende, ¿no?

-Juana y yo teníamos claro de lo que queríamos hablar; pero también que iba a resultar muy complicado enganchar a nuestros lectores con una perspectiva puramente existencial y emocional. Por eso optamos por el thriller trepidante, que te enganche desde la primera página hasta la última, con sus clímax, de manera que no puedas parar de leer. Y de fondo, el tema es tan sugerente, se plantea con tantos dilemas morales, que resulta inevitable pararse a pensar.

-Habla del ritmo frenético... Hay quien ya ha afirmado que, prácticamente, es un guión cinematográfico. ¿Han pensado ya en la adaptación a la pantalla?

-Claro. Estamos acostumbrados a este ritmo narrativo en el cine y sobre todo en las series de televisión. Creo que sería muy fácil hacer esa adaptación. Además, la novela está basada en el año 2039; pero es un mundo muy parecido al nuestro. No hay coches voladores, para entendernos. Lo que sí hay es un control mucho más férreo de la comunicación.

-Muy orwelliano.

-Para hacernos una idea, el móvil va insertado en el antebrazo. Esto hace que el control sea aún mayor; pero en el fondo es parecido a lo que vivimos hoy. Muchos lectores me dicen que es una distopía y me lleva a pensar si la distopía no es lo que estamos viviendo ahora.

-Muchas características de esas sociedades imaginadas hace décadas en los clásicos se hicieron realidad. ¿Teme que alguien llegue a inventar algo como los DeltaLifes de la novela, que pueden seguir el alma?

-Es difícil imaginar algo así, pero no, yo no tendría miedo. Sería algo increíble, daría alivio a mucha gente, y además, quizás habría cambios sociales interesantes.

-Hemos hablado de varios aspectos emocionales y existenciales de 'Lebab'; pero el magnetismo de la novela está también en su ritmo de thriller.

-Lebab es el nombre de una organización que acaba de demostrar científicamente la reencarnación. Ellos aspiran a lograr una mayor empatía, pero esto no interesa a los poderosos. Podría ser un riesgo para el mundo establecido. Los miembros de Lebab serán perseguidos, a veces capturados, a veces torturados... Lucharán por intentar hacer pública la verdad en una carrera trepidante en la que ninguno de ellos saldrá indemne.

-Volviendo a la esencia del libro, resulta muy interesante el concepto del alma que atesora, digamos, la memoria de vidas pasadas.

-Es que esto nos lleva a ahondar en algo muy importante que es el aspecto emocional. Si nos ponemos a repasar la literatura, las historias, se ha hablado mucho del duelo, de la pérdida... Pero nunca se ha narrado un posible reencuentro. ¿Qué pasaría si supiésemos que un bebé es la reencarnación de nuestro ser amado? ¿Cómo nos sentiríamos al poder abrazarlo de nuevo? Este era uno de los aspectos que más nos atraía para escribir el libro, hablar de emociones nuevas y diferentes.